Antes de conocerte no sabía qué podía amar en sólo dos días, no sabía que tus caricias de unas horas, las sentiría en mi corazón mucho tiempo después. Una distancia de meses de kilómetros nos separó, y esos dos días comenzaron a ser un cuento breve que he leído mil veces.
Nuestro cuento se hizo de verdades, de miradas a medianoche, de abrazos bajo las sábanas, de cuerpos desnudos a la luz de la mañana. Es un relato de lo que nos dijimos en unas horas, de lo que apenas comenzábamos a sentir, en el que apenas descubrimos nuestras vidas al otro.
“Es casi ley, los amores eternos son los más breves.”Compartir
Un cuento breve en el que me mostraste a mí misma
A pesar del tiempo que ha transcurrido no he dejado de recordar que por un instante fuiste mi cómplice, la persona en la que pude confiar, me apoyaste y me entendiste en un momento en el que nadie lo hizo, me recordaste que podía reír, que podía llorar y que podía sentir, me hiciste ver que debía ser yo.
Abriste mis ojos a un mundo que hasta ese momento sólo veía bajo los parámetros de otras personas, un mundo que habían dibujado para mí, pero con el que yo no tenía nada que ver. Luché con la fuerza que me transmitiste incluso una vez que ya no estabas a mi lado.
“No me tientes, que si nos tentamos no nos podremos olvidar.”
-Mario Benedetti-
Te escribí mil cuentos, que dibujamos con el material que sostenía nuestros sueños, acortamos la distancia que nos separaba mientras continuábamos hablando y riendo, sin que los océanos pudieran frenarnos.
Lo que aprendí de ti
En dos días se pueden aprender muchas cosas, se desnudan dos cuerpos y muchos sentimientos. En dos días, aprendí de ti a tener la certeza de que debemos vivir la vida que queramos, sin pensar en lo que quieren otras personas, que si abrimos los ojos y nos fijamos bien, veremos muchas cosas y a muchas personas que a veces no vemos.
Me enseñaste lo que es el placer, lo que es la risa, lo que es un abrazo fuerte y lento, lo que significa que alguien me aprecie de verdad. Me has enseñado a saber lo que quiero y lo que deseo y sobre todo lo que no quiero.
Un cuento breve que no termina
Ahora ya sé que no vamos a estar juntos al menos en este momento, desconozco lo que sucederá en el futuro, si encontraremos un lugar y un momento común para abrazarnos de nuevo y que nuestras miradas se entiendan sin decir una sola palabra.
Si te veo, siempre recordaré el relato de nuestros dos días juntos y sin que apenas te des cuenta, caminaremos entre los árboles, recordaré lo que nos dijimos y lo que nunca fuimos capaces de decir.
Siempre recordaré tu última frase “esta no es la última vez” justo antes de que un océano nos separara mucho más tiempo del que esperábamos. Un océano de tiempo que diluyó entre sus olas de días y horas sin ti, nuestro cuento, nuestros abrazos y miradas.
“Te espero cuando miremos al cielo de noche: tu allá, yo aquí.”Compartir
Muchas veces me pregunto si es un cuento que ha terminado y mi corazón se niega, porque no puede ser que la casualidad me llevara a encontrarte y la vida y los océanos de tiempo, no nos permitan vernos y sentirnos de nuevo.
Puede que escribamos otro cuento y nos atrevamos a reescribir una historia que no terminó, puede que todo se acabe aquí porque así debe ser y porque deben ocurrir otras cosas que desconocemos, solo el tiempo nos susurrará nuestro cuento.
Mi estrategia
Mi estrategia es mirarte, es compartir mi tiempo contigo, es respetar tus elecciones, es comprender tu amor por otra persona. Deseo que estés en mi vida, en la forma que sea, pero que estés. Deseo que nos escuchemos, que continuemos conociéndonos, que nada nos impida tener una confianza que aumente cada segundo que compartamos.
“Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites”-Mario Benedetti
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