¿Tu empleo te hace feliz? Si hoy tuvieras la oportunidad de elegir tu vida perfecta, ¿incluirías al empleo que tienes? Muchas personas responderían con un rotundo “sí” a estas dos preguntas. Si es tu caso, debes sentirte orgulloso porque estás en el lugar correcto.
En caso contrario, debes saber que no tienes por qué resignarte. Existen varias razones por las que dejar tu empleo es una buena decisión. Esta vez no te hablaré de la idea de dejarlo todo y probar suerte solo porque sí.
Lo que quiero es que analices si puedes tener una vida más satisfactoria a través de tu empleo. Aquí tienes cinco señales de que debes dejar tu empleo y seguir tus sueños.
Tus metas han cambiado
Es inmensa la cantidad de personas que creen que deben seguir un empleo a pesar de haber cambiado de opinión. En especial con las metas que nos trazamos cuando somos jóvenes.
Quizás cuando eras muy joven querías un empleo que te diese un buen nivel de vida. Tal vez hiciste todo lo posible por entrar en la que parecía ser la empresa ideal pero ahora simplemente no toleras más esa vida.
Eso pasa y es más común de lo que nos gusta aceptar. También es muy común quedarse ahí por no defraudar a otros. El problema de quedarte haciendo algo que odias es que vas a sentirte sepultado por las obligaciones y pretensiones.
Está bien crecer y avanzar en tus metas. Cuando el empleo que tengas ya no sea lo que quieras, avanza y progresa. Dejar un empleo que no te gusta no es fracasar, incluso si debes iniciar desde cero.
Tu empleo va contra tus valores
Aunque un empleo puede resultar muy tentador en el inicio, puedes descubrir que va contra tus valores. En un inicio puede parecer una situación insignificante. Pero si el tiempo pasa y tu percepción no mejore, te encontrarás en una vida poco agradable.
En este caso analiza qué es lo que quieres. Analiza si estás dispuesto a seguir adelante con esa vida y tolerar lo que de ahí surja. Vivir de acuerdo a tus valores es indispensable para tener una vida exitosa.
Puedes pensar que no pasa nada porque los beneficios económicos de permanecer en ese empleo son buenos. Pero pregúntate qué pasará cuando el tiempo pase. ¿Te sentirás pleno?, ¿sentirás orgullo al hablar con tus hijos o amigos sobre tu empleo? Mirarte ante el espejo y sentirte a gusto con tus decisiones puede ser más enriquecedor que un trabajo bien remunerado.
El premio no compensa el esfuerzo
Tener un empleo implica algún esfuerzo. Siempre habrá tareas a realizar que no sean de tu total agrado. Pero si te encuentras en un empleo que requiere grandes esfuerzos pero da poco, no deberías temer avanzar.
No hablo de esfuerzos físicos, sino de esfuerzos emocionales. Un empleo que te obliga alejarte de tus hijos por largos períodos de tiempo puede costarte mucho. Recuerda que tus hijos, tu pareja, tus padres y tus amigos también te necesitan.
Pregúntate si la compensación a tu esfuerzo es más grande que lo que pierdes. No creas que en veinte años tendrás tiempo para compensar el tiempo perdido con tus seres queridos. Para ese momento ellos tendrán sus propias vidas, ocupaciones y familias. Tú solo tendrás los recuerdos o la falta de ellos.
Los riesgos son más grandes que los beneficios
Es muy fácil aceptar cualquier reto cuando por fin obtienes esa entrevista de trabajo que tanto esperabas. Aceptar cualquier riesgo parece buena idea a cambio de un ingreso fijo. Luego, con el tiempo te das cuenta que no solo te esfuerzas, sino que estás en verdadero riesgo.
Los riesgos pueden ser físicos, emocionales, financiero o de cualquier otro tipo. A veces no resulta fácil verlos, pero eso no implica que no estén ahí. Debes prestar atención a los costos y ponerlos en una balanza.
Cómo dejar tu empleo
Dejar un empleo es una decisión complicada. Sin importar si estás cansado, frustrado o desilusionado, dar el paso no es fácil. Debes analizar tu situación. Toma tu tiempo de analizar los pros y contras de la decisión. Luego, cuando estés convencido solo debes hacerlo. No temas al fracaso ni dudes sobre tus posibilidades.
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