Echar de menos a alguien es uno de los sentimientos más dolorosos que podemos experimentar. Extrañar va más allá de acordarnos de los buenos momentos vividos con esa persona, aunque ya no forme parte de nuestra vida y hace mucho que la hemos sacado de nuestro corazón, su recuerdo nos asecha de noche y de día.
Entonces, ¿por qué extrañamos?, ¿es posible evitarlo? El problema de extrañar a alguien reside en el vacío que nos ha dejado ese ser al irse. El espacio se debe llenar de alguna manera y no siempre la solución es dejar entrar a alguien más.
Cuando extrañar duele
Podemos citar muchos ejemplos de gente que extrañamos: echamos de menos a un amor de la adolescencia, a un amigo muy querido, a un abuelo que falleció hace un tiempo, a los instantes de felicidad con nuestra familia en la infancia…
No deseamos extrañar, pero sin embargo es algo que no podemos controlar y que duele sobremanera. Más allá de la falta que nos puede hacer esa persona (o esa situación), lo que en verdad nos hace sentir es una opresión en el pecho y que las lágrimas broten de nuestros ojos. Es el hueco que ha quedado vacío y que no podemos llenar.
Cuando amas profundamente a alguien y has sido realmente feliz al lado de él, el hecho de que ya no esté junto a ti es motivo de tristeza. Por supuesto que es comprensible en los primeros momentos, sin embargo pasado cierto tiempo deberías salir adelante y continuar con tu vida.
Extrañar es más que recordar y sobre todo, más que sufrir. Porque puedes tener el lindo recuerdo de una maestra de la escuela o de un viaje que has hecho. Pero, echar de menos va más allá. Echar de menos es volver a encontrarnos frente al vacío que nos dejó esa partida. ¡Y es muy difícil de llenarlo otra vez!
Extrañar es difícil de explicar
Hemos buscado en el diccionario el significado de la palabra “extrañar” y puede que nos ayude un poco. Se trata de un verbo transitivo y quiere decir “notar la falta de algo que se usa habitualmente y que se ha sustituido por otra cosa”. De esta definición tan de enciclopedia podríamos sacar algunas conclusiones…
Para empezar indica que es la falta de algo que se “usa” con frecuencia. Si lo trasladamos a los sentimientos diremos que extrañar se lleva a cabo cuando no tenemos a alguien a quien veíamos continuamente y que queremos mucho.
En segundo lugar, se afirma que ese algo o alguien se ha sustituido por otro. En realidad, si estás sufriendo es porque aún no has podido reemplazarlo. O bien el sitio que ocupaba ese ser ahora está poblado por un gran vacío que no se puede llenar.
¿Extrañar o recordar?
Ya tenemos la definición aproximada de la acción de extrañar. Nos faltaría la de recordar para completar este rompecabezas. Nuevamente buscando en el diccionario encontramos que recordar se trata de “traer a la memoria propia algo percibido, aprendido o conocido. Retener algo en la mente”.
¿Qué se puede deducir de ello? ¡Que los recuerdos se mantienen en el cerebro! Es decir, que no están relacionados a los sentimientos y si así fuere, no nos entristecen o nos dan ganas de llorar. Para resumir, extrañar es añorar a una persona y los momentos que hemos vivido juntos.
Por su parte recordar es traer esas lindas escenas a nuestra mente pero dejando de lado la añoranza o la nostalgia. O sea, sin los sentimientos que se experimentaron en ese entonces. Por supuesto que es difícil “arrancar” las emociones de un recuerdo, no somos robots ni máquinas. Pero muchas veces vale la pena hacer el intento para evitar la depresión, el llanto o incluso el odio que nos genera.
Si quieres evitar extrañar cada vez que recuerdes a alguien quizás te convenga alejar más posible esos pensamientos. Por ejemplo no hacer aquello que te pueda traer a la mente su rostro, las palabras dichas o los momentos compartidos. Con el correr del tiempo verás que los recuerdos dejan de dolerte y si bien puedes extrañar algo de esa persona, el vacío que ha dejado al irse ya no te impide seguir adelante.
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