¿Qué es la ansiedad por separación?
Cuando un ser vivo, en este caso un perro, ha padecido destete prematuro (separación de la madre y de los hermanos a edad demasiado temprana), cambios de dueño o cualquier otra situación en la que se haya sentido abandonado, guarda dentro de sí el miedo a la carencia, pues sabe que puede perder en cualquier momento lo que más necesita (comida, el afecto de una familia que de verdad le quiera, etc.).
Esto provoca que viva con profunda angustia las situaciones de pérdida, en especial que el dueño se marche de casa, aunque sea por breve espacio de tiempo. El animal desarrolla una profunda dependencia, que puede mostrarse a través de varios síntomas:
- Desde los más sutiles (por ejemplo, el perro no come ni bebe si el dueño no está delante pero muestra ansiedad por la comida cuando está acompañado).
- Hasta los síntomas más graves (destrozos, ladridos y/o pipís y cacas cuando está solo y, en casos extremos, autolesiones) A este problema de adicción a la compañía del dueño le llamamos ansiedad por separación.
¿Qué siente el perro tras la separación?
Hay que recordar que el perro, al igual que el ser humano, es un animal de manada. En la mayoría de razas la forma ha cambiado mucho respecto a la del lobo, pero su psicología es prácticamente la misma que la de su antecesor. Y una manada de lobos raramente deja aislado a uno de sus miembros.
En el caso del perro doméstico, los dueños son su manada. El animal es incapaz de entender que su manada le aísle. Entendemos por aislamiento el hecho no sólo de que los dueños salgan de casa sino, por ejemplo, el tenerle apartado en el jardín o en alguna habitación, lo cual supone un cruel castigo para el animal.
El perro siente cada salida diaria de su amo como un abandono. Si el animal sufrió en el pasado alguna experiencia de abandono, en el momento en que su dueño sale por la puerta revive, literalmente, la sensación de pérdida que formó parte de su trauma. Este fenómeno sucede porque los perros tienen memoria asociativa.
Esto significa que no pueden recordar un hecho pasado (su memoria inmediata se reduce a unos 3 segundos), a no ser que se produzca alguna situación en el presente que el animal asocie al hecho pasado, momento en el que lo recordará.
Por ejemplo, un perro al que le hayan pegado con un palo puede reaccionar defendiéndose cada vez que su dueña actual, que le quiere con locura y que nunca le ha puesto la mano encima, saca la escoba para barrer. Esto explica que el perro que se queda solo en casa no sepa que su dueño volverá hasta que no lo huele u oye el motor de su coche, la llave en la cerradura o cualquier otra señal que el animal asocie a su llegada. Mientras tanto, sólo vive la ausencia.
Síntomas claves para saber que el animal está sufriendo angustia por la separación
Hasta en los casos leves de ansiedad por separación, el animal no come, bebe ni juega estando solo, ya que uno de los primeros síntomas de cualquier dependencia es la pérdida de interés por todo lo que no sea el objeto de adicción, ya que la dependencia tiene mucho de obsesión.
Además de la tristeza que esta obsesión le provoca, el animal siente ansiedad (miedo a la soledad y al hecho de no saber qué pasará) Esa angustia, sobretodo si va acompañada de nervios, es la que causa que el perro se desahogue destrozando (como válvula de escape) o ladrando (los ladridos le calman porque le agotan, a la vez que intenta contactar con alguien que responda a sus llamadas, por ejemplo otro perro).
Cuando el dueño está presente, el perro con ansiedad por separación suele tratar de llamar la atención de forma más o menos insistente. En los casos graves, el perro destroza o roba objetos, orina, etc. delante de su dueño, como forma de chantaje emocional. Es tanta la necesidad que siente de obtener su atención que prefiere que le riñan, castiguen o incluso que le peguen antes que ser ignorado.
Sin embargo, todos los extremos son malos. Aunque la continua exigencia de atención sea patológica, si su perro ni siquiera sale a recibirle cuando llega Vd. a casa habría que sospechar culpa-resentimiento o bien tristeza.
Pueden mostrarse celosos o posesivos
El perro dependiente también puede mostrarse posesivo e incluso celoso, tratando como enemigo a cualquier persona o animal que se acerque a su adorado dueño. Otro síntoma de posesividad es el hecho de que el perro monte a su amo o a otros miembros de la familia.
Según mi experiencia, esta conducta no tiene nada que ver con la hiperactividad sexual o la dominancia, ya que siempre que la he observado ha sido en perros con problemas de dependencia. Asimismo, los embarazos psicológicos se dan en perras posesivas con su dueño, aunque pueden o no haber desarrollado otros síntomas de ansiedad por separación.
Sabido es que en la naturaleza cualquier desequilibrio tiende a corregirse automáticamente. La psicología no es una excepción a esta regla, y eso da lugar a los llamados procesos compensatorios (emociones opuestas, que se anulan mutuamente)
Así, en bastantes casos de ansiedad por separación el perro siente ira, cuya finalidad es compensar tres emociones:
- El miedo: es decir, la sensación de vulnerabilidad que su adicción le produce. El animal se siente a merced de su dueño, siente su dependencia hacia él, y eso le genera deseos de dominar al objeto de su adicción y compensar así su sentimiento de impotencia.
- La frustración: es decir, la decepción que sentimos cuando las cosas no salen como queremos, cuando la realidad no se ajusta a nuestros deseos. Las ausencias del dueño, sobretodo cuando son fuera de horario y el perro no se las espera, le producen frustración.
- La culpa: el perro suele sentirse castigado porque está sufriendo. Este sentimiento de culpa aumenta si reñimos al animal al llegar a casa, al ver que ha orinado o destrozado algo. Esto nunca debe hacerse, entre otras cosas porque el animal sabe que su dueño está enfadado pero no sabe por qué (recordemos lo de la memoria asociativa)
Maneras que tiene el animal de mostrar la ira
- Ira “en caliente”: es decir, una actitud de rebeldía. Debido a la ansiedad acumulada, el animal muestra mal genio cuando le hacen según qué cosas (por ejemplo marca o incluso muerde con fuerza a su dueño si le cogen del collar para impedirle hacer algo que quiere)
- Ira “en frío”: a la que llamamos rencor, y que está causada por la culpa. Se da en perros sobre los que se ha ejercido un exceso de autoridad, que han sido castigados en exceso o injustamente, y que no han entendido porqué se les castigaba. Desgraciadamente, esto es una práctica usual en casos de ansiedad por separación. El dueño vuelve a casa, encuentra pipís o destrozos y riñe al animal, pensando que éste le entiende simplemente porque se muestra culpable. Si el perro se rebela ante este castigo injusto, suele ser castigado aún con más dureza. Aprende entonces a reprimir su ira, pero dicha represión no hace sino aumentar su sentimiento de rabia. En estos casos, puede adoptar una actitud más típica en principio de animales como el gato o el camello, y va guardando ira dentro de sí. Ante su dueño desarrolla una “máscara” que oculta sus verdaderos sentimientos, y se muestra cariñoso y sumiso en extremo (actitudes causadas por la culpa que siente) Luego, cuando el dueño se ausenta, deja escapar la rabia acumulada, haciendo algo que sepa que enfurece a su amo de forma especial (por ejemplo orinar sobre la cama o sobre el sofá, o destrozar los objetos que tengan su olor).
También puede desahogarse con conductas de agresividad hacia el dueño o hacia otros perros, en ocasiones a través de mordiscos “traicioneros”, sin ningún aviso. Esta acumulación especial de ira (el rencor) no tendrá lugar si al animal se le educa de forma coherente, con métodos de castigo adecuados (que el perro entienda), bien aplicados y no violentos (ni física ni psicológicamente).
Estos métodos, junto con una obediencia básica con correa y las respectivas terapias naturales para equilibrar las emociones del perro y ayudarle a superar la dependencia, son los elementos que constituyen el Adiestramiento Emocional.
¿Cómo se comporta un perro que no tiene ansiedad por separación?
El perro sin problemas de dependencia duerme relajadamente mientras está solo e incluso, come, bebe y juega con normalidad mientras su dueño está ausente. Cuando el dueño llega, se levanta para recibirle con serenidad (sin dar excesivas muestras de contento), y mientras está con él en casa no le exige atención.
Así que no se ofenda si su perro no se vuelve medio loco de contento cuando Vd. regresa. Si el animal está bien físicamente y es un perro sociable, contra menos muestras de alegría dé a la hora de saludarle mejor, pues más cerca estará de mantener una relación sana con Vd.
Demuéstrele verdadero amor alegrándose de que no sufra durante su ausencia. Recuerde que la dependencia no tiene nada que ver con el amor. Si dependemos de alguien le necesitamos, por lo que no podemos escoger libremente estar en su compañía o no. Si dependemos no tenemos elección, pues la obsesión impide que haya verdadero amor en la relación