Si se quieren lograr grandes cosas en la vida, es necesario establecer metas. Las metas te permiten determinar una dirección clara hacia la que quieres ir. Grandes metas te permiten soñar en grande y seguir mejorando en todo lo que haces. Pero, hay que pensar a lo grande para alcanzar esos sueños.
Pensar a lo grande no es tan fácil como parece. Soñar es fácil, pero echar a andar para alcanzar tus sueños no lo es tanto. El miedo al camino puede resultar paralizante y puede trasformar en una pared la cuesta de dar el primer paso. Atreverse a pensar a lo grande puede ser desafiante y hacer que te tengas que enfrentar a tu entorno para salirte del camino que te han trazado. Sin embargo, no deja de ser tu opción la de hacerlo o no.
Apuntar alto es lo que te permitirá avanzar. Si tus sueños son mediocres alcanzarás metas mediocres.Compartir
Atrévete a soñar
Comienza por tu corazón y en tu mente. Todo el que alcanzó algo grande primero tuvo que proponerse alcanzarlo. Todo el que logra una meta debe creer primero que es posible hacerlo.
Párate y pregúntante “qué pasaría si…” Solo estás pesando. No va a pasarte nada por pensar. No dejes que los pensamientos negativos te desanimen. Atrévete a pensar a lo grande, libremente, sin limitaciones, sin imposiciones, sin someterte a nada ni a nadie.
Sueña con algo creíble
Tu sueño tiene que ser grande, tiene que ir más allá de lo que parezca que está por encima de tus posibilidades. Pero, también tiene que ser algo creíble y posible, algo que realmente te motive porque tú mismo creas en que lo puedes conseguir y para lo que no existan impedimentos evidentes e insuperables.
Visualiza tu sueño
Un soñador es capaz de verse en la meta, pero también de visualizar cada etapa del camino, cada paso, cada obstáculo. Los grandes soñadores disfrutan del éxito antes de haberlo conseguido. Esto les motiva para lograrlo. Por otro lado, también anticipan las dificultades del camino, de manera que, cuando aparecen, están preparados.
“Un deseo ardiente de ser y de hacer es el punto inicial desde el que el soñador debe lanzarse. Los sueños no están hechos de indiferencia, pereza, ni falta de ambición.”Compartir
Plásmalo
Atrévete a dibujar tu sueño, a escribirlo, a decirlo en voz alta. Uno de los motivos por los que las personas no son capaces de emprender el camino hacia su sueño es que no son capaces de verbalizarlos, de plasmarlos, de hablar de ellos. Ese sueño se queda en la mente, dormido.
Si quieres lograr algo tienes que atreverte a decirlo. No tengas miedo. No hace falta que lo grites a los cuatro vientos. Simplemente, atrévete a reconocer que quieres algo. Puede que comunicarlo a ciertas personas solo sirva para encontrar obstáculos, pero también para conferirle realidad.
Tampoco significa que no puedas saltarlos o evitarlos. Eres libre. Usa tu libertad para elegir a quién le cuentas tu meta y de qué manera vas plasmar tu objetivo.
Traza un plan
Cualquier viaje tiene un destino. Incluso cuando no sabes muy bien a dónde vas, tienes que planear la dirección que vas a tomar, con qué recursos cuentas o de dónde vas a sacar lo que te haga falta. Si no lo haces, avanzarás más lento, o incluso, te estancarás.
Perseguir un sueño sigue el mismo esquema. Necesitas saber qué buscas, dónde te vas a apoyar, qué necesitas para empezar el camino. Tienes que desarrollar habilidades de afrontamiento para superar imprevistos, tener planes alternativos por si algo va mal y ser flexible para asumir que, tal vez, tengas que hacer algo con lo que no contabas.
Trabaja por tu sueño
Tu sueño no va a llegar solo. Un sueño no es una semilla que plantas y riegas con ilusión y buenos propósitos para que crezca por sí mismo. Tu sueño está hecho de ladrillos que pones uno a uno. Algunos tendrás que ir a buscarlos lejos, otros pesarán más que los demás, otros serán difíciles de colocar.
Lo único cierto es que tendrás que trabajar para construir tu sueño. Para ello tendrás que aprovechar tu tiempo al máximo, pasar más tiempo haciendo y menos pensando en lo que será. Ya tienes un objetivo y un plan. Es momento de ponerlo en marcha. Puedes pensar más, por supuesto, pero que eso no te frene.
Disfruta y celebra cada pequeño logro
Cada vez que logres una meta intermedia, que superes un hito importante, celébralo, disfrútalo, reconoce que lo has hecho. Mira hacia atrás y piensa en que, a pesar de las dificultades, lo has conseguido. Esto te dará energía para pensar en la siguiente fase, para encontrar ideas que te ayuden a superarte.
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