Qué gran verdad encierra esta frase: un buen libro se abre con interés y se cierra con provecho. Los ávidos lectores lo saben, leer es mucho más que un placer, pues con la lectura nos transportamos con nuestros pensamientos y emociones a los lugares más recónditos de nuestra mente.
Leer nos hace felices y libres. De hecho, tal y como afirman las buenas lenguas, leer a grandes escritores te hace una persona mejor preparada para tomar decisiones creativas y razonables. Porque no cabe duda de que, como dijo Cortázar, “un libro empieza y termina mucho antes y mucho después de su primera y su última página”.
“Me gustaría saber”, se dijo, “qué pasa realmente en un libro cuando está cerrado. Naturalmente, dentro hay sólo letras impresas sobre el papel, pero sin embargo… Algo debe de pasar, porque cuando lo abro aparece de pronto una historia entera. Dentro hay personas que no conozco todavía, y todas las aventuras, hazañas y peleas posibles…
Y a veces se producen tormentas en el mar o se llega a países o ciudades exóticos. Todo eso está en el libro de algún modo. Para vivirlo hay que leerlo, eso está claro. Pero está dentro ya antes. Me gustaría saber de qué modo.”
Y de pronto sintió que el momento era casi solemne.
Se sentó derecho, cogió el libro, lo abrió por la primera página y comenzó a leer”-Michael Ende, La Historia Interminable-
Fusionarnos con un buen libro nos hace estar más satisfechos con la vida
A juzgar por un estudio de la Universidad de Roma III en el que se entrevistó a más de 1100 personas, parece ser que las personas lectoras están mucho más satisfechas con sus vidas y se sienten más felices que las no lectoras.
Según afirma Nuccio Ordine, “nutrir el espíritu puede ser tan importante como alimentar el cuerpo”. Así, tal y como se refleja en diversos estudios que utilizan la resonancia magnética funcional para examinar los cerebros de los lectores antes y después de leer un libro, nuestro cerebro para alimentarse de las historias que leemos y los aprendizajes que adquirimos.
Esto no es algo nuevo, la verdad, pero sí que resulta curioso observar cómo se multiplican las conexiones entre el surco central del cerebro, la región sensoriomotora primaria, la corteza temporal primaria y otras áreas relacionadas con el lenguaje.
Es más, mientras leemos un buen libro conseguimos reducir nuestro estrés y potenciar nuestra inteligencia emocional, nuestro autoconocimiento, el cultivo de nuestra empatía y el desarrollo psicosocial.
Además, gracias a que podemos sentirnos identificados y aprender a pensar de otra manera, podemos incluso modificar nuestros comportamientos, comprender a los demás más fácilmente y asumir lecciones que nos pueden ayudar a resolver dilemas morales y emocionales.
Un buen libro es aquel que deja huella
No vamos a decir que todos los libros merecen ser leídos por todo el mundo; sin embargo, sí que podemos afirmar que hay libros que encantan, que atrapan y que encierran entre sus tapas un verdadero lujo intelectual.
A continuación os dejamos algunos de esos libros “imperdibles”. Solo son ALGUNOS y es una opinión muy personal, por lo que nos encantaría que compartieseis con nosotros esos títulos que os han marcado.
- Crimen y Castigo, de Fiódor Dostoyevski
- Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez
- Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes
- Metamorfosis, de Kafka
- Doctor Zhivago, de Boris Pasternak
- Anna Karenina, de León Tolstói.
- Madame Bovary, de Gustave Flaubert.
- El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde
- Grandes Esperanzas, de Charles Dickens.
- 20000 leguas de viaje submarino, de Julio Verne
- Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach
- 1984, de George Orwell
- Un mundo feliz, de Aldous Huxley
- Rayuela, de Julio Cortázar
- La historia interminable, de Michael Ende
- Los miserables, de Victor Hugo
- El guardián entre el centeno, de J.D. Salinger
- El nombre de la rosa, de Umberto Eco
- El principito, de Saint-Exùpery
¿Nos recomiendas alguno más?
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