Una de las tareas más bellas, necesarias e importantes para nuestra sociedad es sin duda la de educar. Todos nosotros, ya sea indirecta o directamente, estamos inmersos en la educación de las futuras generaciones. Pero, ¿os habéis preguntado cuál es el objetivo real de la educación?
El sistema educativo actual deja aún mucho que desear, al menos en el aspecto de valores y realización personal. Se inculca seguir unas normas que dan paso a la competitividad y al automatismo, de tal manera que supone un atentado contra la creatividad.
En cuanto a lo que significa la enseñanza y lo que significa educar, está claro que hay mucho aún por aprender, y sobre todo por cuestionar, ¿cuál es el sentido de la enseñanza?, ¿por qué simplemente se prepara para pasar exámenes?, ¿Los profesores están preparados para instruir al alumno para que aprenda a aprender o a que el alumno memorice y reproduzca información que sin que el alumno haya reflexionado sobre ella?
“El propósito de la educación es mostrar a la gente cómo aprender por sí mismos. El otro concepto de la educación es adoctrinamiento.”Compartir
Educar para aprender a vivir
Ya sea como padres o como profesores tenemos la gran responsabilidad de ofrecer una educación que potencie las habilidades de nuestro pequeños, teniendo en consideración su individualidad, su ritmo de aprendizaje, su temperamento, peculiaridades y dificultades.
Educar para conseguir la libertad individual, consiste en promover un proceso hacia el auto-conocimiento, para que la mente trascienda de los impedimentos que ella misma crea en base a la necesidad de seguridad. Ayudando a comprender de esta manera las causas del miedo, para que no se conviertan en adultos temerosos.
La educación resulta valiosa cuando se ofrece la oportunidad de aprender a vivir: aprender a elegir entre las posibilidades y opciones que se nos presentan, aprender a cuestionar y filtrar la información que recibimos, aprender a liberarnos del deseo de recompensa que nos genera miedo y conformidad.
“La función de la educación es ayudar a cada individuo a descubrir todos estos impedimentos psicológicos y no meramente imponerle nuevos patrones de conducta, nuevos modos de pensamiento; tal imposición en ningún caso puede despertar la inteligencia ni la comprensión creativa, sino que condiciona más aún al individuo.”Compartir
Potenciando la libertad la creatividad y la independencia
Para encontrar el sentido de la educación es necesario desprenderse del modelo educativo que impide el desarrollo de un pensamiento crítico e independiente. La educación cobra sentido cuando se motiva e incentiva al razonamiento y la duda sobre las ideas preconcebidas.
Todos los niños y niñas gozan de diversos talentos y potencialidades, que podrían relacionarse con inteligencias en diferentes áreas. Tener en consideración las inteligencias múltiples de las que nos habla el psicólogo Howard Gardner, nos ayuda a entender que no hay personas más inteligentes que otras, sino que desarrollan tipos de inteligencia diferentes.
En contra de esta idea, el sistema educativo actual favorece y potencia unas inteligencias específicas, desechando y dejando en el olvido a las demás. Algo que no solo penaliza a los niños, sino también a la sociedad que se priva de conocer talentos increíbles que se quedan escondidos porque nadie se ha parado, ni por un instante, a buscarlos.
En el aspecto de la educación con respecto a la creatividad, Ken Robinson afirma que “los educadores la malgastan despiadadamente” y escapan de ella porque valorarla e incentivarla en la mayoría de las ocasiones supone un sobre-coste inmediato. Así, se limita la innovación frente a la repetición, promoviendo el miedo a equivocarse o cometer errores.
“Si no estamos preparados para cometer errores jamás seremos capaces de generar algo original.”Compartir
La correcta educación nos hará libres
La correcta educación es necesario que se aleje de las conveniencias políticas, de los intereses económicos y de la manipulación para domesticar a las personas y convertirlas en autómatas; sin motivaciones y sin sentido en su propia evolución, anclados en la conformidad.
Para educar con sentido hay que ayudar a los jóvenes a encontrar su vocación, sus motivaciones y sus intereses. El objetivo es acompañarles, empujarles a un proceso de auto-descubrimiento y descubrimiento que respete e identifique sus diferencias, esas que potenciadas les pueden hacer únicos. Además, no solo se trata de desarrollar sus potencialidades, sino de ayudarles a construir un nuevo orden social, capacitándolos para que puedan crear nuevas formas de vivir.
La oportunidad de ofrecer una educación que contribuya a la libertad es tanto de padres como profesores. Está en nuestras manos; somos los responsables de la creación de una nueva sociedad: más tolerante, respetuosa y comprometida. Una sociedad que tenga en cuenta no solo el razonamiento, sino también el aspecto afectivo y emocional, una visión holística e integral del individuo.
“La crisis de la educación no es una crisis más entre las muchas crisis que tenemos, sino que la educación está en el centro del problema. El mundo está en una crisis profunda porque no tenemos una educación para la conciencia. Tenemos una educación que en cierto modo le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida.”