El Universo es próspero y por el hecho de haber nacido en Él y de Él, por el simple hecho de pertenecerle en totalidad, nos merecemos disfrutar de la prosperidad.
Prosperidad no es solo tener dinero
Cuando hablamos de prosperidad no nos referimos solo al dinero. Ante todo hacemos referencia al Amor pues Él, lo tiene y lo contiene todo. Él lo ha entendido y elige comportarse y sentirse existir desde ahí, no carece de nada, no le falta ya nada, ni éxito y dinero si es lo que desea. Lo importante es sentir felicidad y así convertirse en un verdadero generador de esta.
El amor es todo poderoso y contiene todo aquello que podemos desear soñar y, sin duda mucho más. La prosperidad es, por ejemplo: tiempo para disfrutar y gozar de lo que hacemos, la comodidad en nuestra vida, la salud, la belleza, las relaciones, y por supuesto al dinero. La prosperidad hace también referencia a un estado de ánimo.
Hay dinero y abundancia de bienes materiales para todos
Trata de pensar por un momento en el lugar donde te encuentras en este momento: en tu ciudad, en tu país, en tu continente, en el planeta tierra, en nuestra galaxia la Vía Láctea, en nuestro Universo… ¡Somos tan pequeñitos! Trata de imaginarte por un momento la infinita abundancia que existe en Él: en la cantidad de planetas, estrellas, asteroides… que existen, o en la cantidad de gotitas de agua que hay en el mar.
El Universo es infinito, es una provisión inagotable ¿Crees que para Él es difícil concedernos una casa bonita, un coche seguro, un buen sueldo… abundancia de bienes materiales?
Nuestra Vida, es decir, la totalidad de las posibilidades (capacidades) a nuestra disposición, está más que dispuesta a materializar nuestros deseos de prosperidad y a ofrecérnosla. El carburante de la propia Vida es la felicidad, y por ello, siempre está dispuesta a hacer lo necesario para que seamos sus generadores, sus creadores. Ella se convierte en lo que nosotros sentimos y experimentamos.
La prosperidad y la abundancia no son para mí
La dificultad se haya en que no siempre aceptamos esta realidad y por consecuencia su abundancia. En algún rinconcito creemos no merecerla; nos creemos indignos de aquello que en realidad hemos venido a vivenciar, igual que nos creemos indignos de la Esencia que lo ha Creado Todo.
Hemos crecido con una o varias de estas creencias. Las hemos interiorizado como nuestras: no hay suficiente para todos, los ricos son todos unos ladrones, hay que ahorrar por si luego no hubiese o se acabase, el dinero se acaba, se gasta, tener mucho es "pecado", hay que trabajar muy duro para vivir…
Tomemos como ejemplo la última de estas creencias: hay que trabajar muy duro para vivir. Está grabada en el interior de casi todos nosotros. Hay personas que aunque atraen con mucha facilidad la abundancia a sus vidas se sienten culpables. No creen haber trabajado lo suficiente o haberse esforzado bastante. No se lo merecen.
De este modo aunque atraen fácilmente grandes cantidades de dinero se deshacen rápidamente de él: lo pierden, lo gastan inútilmente, les surgen imprevistos… otros, por el contrario, pasan muchas horas trabajando para darse la sensación de merecer su sueldo.
¿Cuántas horas al día les quedan para disfrutar de ellos mismos?
¡Aceptemos la abundancia y la prosperidad en nuestras vidas!
¡Atrevámonos a ser felices!
¡Me merezco todo lo bueno, me libero de las limitaciones y creencias impuestas por la sociedad y por mi pasado. Soy libre y disfruto de la totalidad de las posibilidades!
Aquí os dejamos unos pasos que pueden ayudaros a aceptar esta abundancia de vida:
- Alégrate de la prosperidad ajena, criticar la forma en que otros administran sus ingresos equivale a decirle al Universo: a mi no me gusta gastar ni tener mucho.
- Elimina los límites a tus ingresos, no te limites a unos ingresos fijos. Nunca sabes de donde puede provenir una fuente nueva de ingresos.
- Identifica en ti las falsas creencias que causan tus carencias. La mayoría de nosotros hemos crecido con estas creencias.
- Agradece lo que ya tienes, aunque no te guste del todo y desees algo mejor.
- Aprende a recibir, agradece de corazón lo que los demás te ofrecen, los piropos…
- Permítete aceptar la abundancia en tu Vida
- Deja marchar lo viejo, dejando así espacio para acoger lo nuevo.
Interioriza está creencia: "El Universo satisface, con creces, todas mis necesidades"