Sentirnos agradecidos constituye uno de los ingredientes imprescindibles a la hora de gozar una existencia plena a nivel interior. Hace no mucho descubrí un agradecimiento que describe perfectamente nuestra esencia como seres extraordinarios: el que se prodiga como respuesta a aquellas acciones que tienen como base el amor incondicional. Un amor hacia esa persona por el que cuando te preguntan si es el amor de todas tus existencias, respondes afirmativamente.
Si os preguntase qué es para vosotros “el amor verdadero” posiblemente cada uno me daríais una respuesta distinta. Una respuesta en base a vuestros recuerdos, nostalgias, esperanzas e ilusiones. Un gesto de rabia por aquello que ya no se va a repetir, por aquello que no fue, por lo que duró poco, por aquello… Algo que con palabras nunca conseguiríamos darle la forma de su verdadero significado, por ser tan verdadero.
“Aprendemos a amar no cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando llegamos a ver de manera perfecta a una persona imperfecta.”Compartir
Experiencias que nos llenaron el alma
Tanto las buenas experiencias como las menos positivas nos llenaron el alma. No nos referimos únicamente a hacer el amor por primera vez, sino a recordar lo más sencillo: lo que se recuerda cuando miramos atrás, lo que se olvida cuando hablamos de la experiencia del amor de forma generalizada. Aquello que es para nosotros y solamente, quizás, par alguien más.
Las personas llegan a nosotros para tocarnos el corazón de muchas formas. Están aquellas que te enseñan que no todo lo sano es bueno y aquellas que no todo lo negativo es malo…Compartir
Esta última opción es la que mi persona pudo valorar como el amor de mi vida. Eliges su alma, viviendo todo el dolor con él. Momentos donde la soledad fue mi única y mejor amiga, la que me consolaba y en reunión llorábamos juntas. Donde esa elección que llevaste a cabo te invita infinidad de veces a preguntarte “¿estoy haciendo bien?”
Fue cuando me di cuenta que el amor verdadero se traduce en amar, perdonar, entender y permitirte ser vulnerable ante la existencia. Una sola persona que te ama y tu a ella con todos vuestros defectos y virtudes. Talentos y contras. Cuando te das cuenta de lo que simboliza ese amor entregas a cambio de esta sabiduría parte de te tu vida. Le ofreces un trozo de plastilina para empezar juntos, para seguir juntos, para terminar juntos.
Por eso lo esperas cada día si aún no te ha llegado o no lo has descubierto. Esperas para gozar del compartir tu existencia y la suya de una manera única. Porque cuando os unís, emociones inmensas llenas de amor y luz interior te llevan a pensar que si tuvieses la gran oportunidad de vivir otra vida igual, le esperarías y le elegirías a él.
Dicen que las expectativas crean dolor ya que solo nos mueven energéticamente centrándonos en algo que aun no tenemos y permitiéndonos no ver lo que nos está sucediendo. Estar ciegos ante “el aquí y ahora”. Nos ayudan a distraernos de nuestro mundo en realidad perfecto. Las expectativas son en realidad nuestra perfección, aquella que ya gozamos y tenemos tan solo por estar vivos, tanto por dentro como por fuera.
El amor nos enseña cada día a sentir nuestra alma
Cuando tenemos expectativas ante el amor, este desaparece. Se nubla. De ahí que el amor de tu vida pueda enseñarte cada día a sentir en tu alma, en tu esencia todo ello. Y mucho más. Te delata, te permite ser vulnerable. Te hace más fuerte, pero no para luchar contra el mundo sino para vivir el mundo.
La preciosa existencia que todos, absolutamente todos como seres humanos merecemos vivir. Cuando descubres todo esto, es cuando das gracias por haberle encontrado y en realidad percibes que nunca jamás te dejará.
Amar nos permite conectar y vivir experiencias
En realidad no importa que estés con otra persona que no sea él o ella, porque su magia y fuerza te acompañará a donde vayas y desees volar. Algunos pensarán que esto supone engañarte a ti misma. Pero seamos sinceros, el amor no engaña. El amor no se sustituye, simplemente nos permite niveles de conexión y experiencias distintos. Unas con mayor motivo que otras, traducido en enseñanza vital.
Compartir tu corazón con aquel que te acompañará hasta que las pulsaciones se paren, a donde todos nos dirigimos, implica ser el amor de todas tus vidas. Podrás no entenderlo, no comprender por qué después de tanto tiempo sigue ahí aunque incluso no os veáis. Pero no importa, recordarle hace que tu alma desee ser mejor.
Ser mejor para llenar una vida en la que sabes que él o ella existe y jamás te dejará. Solo por eso lo merece. Darle las gracias te honra y te regala el don de la inmortalidad. Siempre que alguien te recuerde, entonces será cuando nunca jamás morirás.
“En un beso, sabrás todo lo que he callado.”