En la entrada al templo del Oráculo de Delfos se podía leer: “Conócete a ti mismo” (γνῶθι σεαυτόν), porque ya desde la antigüedad no era un secreto que la clave de la existencia se encuentra en la reflexión (el hombre se sabe hombre, la conciencia es su espejo). Así, el primer paso para ser tú mismo parte del conocimiento.
Cada uno de nosotros podemos dar varias respuestas a la pregunta de cómo eres tú mismo, pero es fundamental que haya una respuesta central respecto a las que se edifiquen todas las demás. En realidad, no importa tener una definición perfecta sino contar con aquella con la que nos identifiquemos y por la que nos pongamos en acción.
“Ser uno mismo en un mundo que constantemente trata de que no lo seas, es el mayor de los logros.”Compartir
Si no sabes responder a esa pregunta sobre quién eres, entonces quizás estés viviendo una versión diferente de lo que eres o una parte solo. Si te siente triste, ansioso, frustrado, agobiado, puede que tengas algún síntoma de no estar siendo tú mismo.
Conocernos, explorar nuestro interior es una labor complicada que requiere años y para la cual se necesita un gran esfuerzo. La experiencia que nos da la vida, todo lo que aprendemos y la forma que tenemos de gestionar nuestras emociones y de conocernos nos irán formando como personas, dándonos una identidad propia. Os presentamos algunas recomendaciones para lograr llegar a ese autoconocimiento que nos proporcionará paz y armonía:
En este punto, es importante destacar cómo se forma la percepción que tenemos de nosotros mismos. Lacan habló del “estadio del espejo”, que describe la formación del Yo a través de identificación: el Yo es el resultado de identificarse con la propia imagen especular.
Un bebé puede reconocerse en el espejo antes de haber alcanzado el control de sus movimientos corporales y se acaba identificando con su imagen del espejo. Por lo tanto, desde niños nos identificamos con otro Yo, que es ajeno a nosotros.
“La curiosa paradoja es que cuando me acepto tal como soy, entonces puedo cambiar.”Compartir
Sin embargo, al hacernos adultos nos vamos haciendo conscientes de que es necesario escuchar a nuestra voz interior, porque será la única forma de alcanzar la plenitud. Lo primero es tu ser y no debes permitir que nadie te diga cómo eres: nuestra definición es algo tan delicado como propio. Las personas que tenemos alrededor, con su mejor intención, creen saber cómo somos o lo que nos debe hacer felices, pero eso solo lo sabemos nosotros.
No utilices ninguna máscara
Es importante para ser tú mismo que demuestres tus sentimientos, no te pongas máscaras. Si te sientes triste demuestra tu tristeza, si estás enfadado habla y muestra tu enfado, no debes sonreír en ese caso porque estarías escondiendo a tu verdadero Yo.
Si tu corazón está lleno de ira y tu boca sonríe te conviertes en una persona que no es de verdad, que es falsa. Esta falsedad no solamente es una certeza, sino también una sensación de incoherencia que produce un gran malestar.
Permanece siempre en el presente
La autenticidad y nuestro verdadero ser se relacionan con estar en el presente y disfrutar del momento. Tendemos a pensar en el pasado y en el futuro y eso no nos deja ver lo que tenemos delante. Lo pasado no puede ser una carga porque no podemos cambiarlo y lo futuro no ha llegado todavía por lo que no hay razón por la que preocuparse.
La vida consiste en que cada paso que demos tenga un sentido, que disfrutemos como lo hacen los niños, que no tienen miedo y se apasionan con todo lo que les rodea. Es fundamental ser consciente de lo que estás haciendo y transmitiendo ahora, qué huellas quieres dejar en tu vida, para tener claro el impacto que vas a imprimir en los que te rodean.
En nuestra vida es esencial tener unos valores y aplicarlos. Ser fiel a ellos, porque son precisamente esos valores los que nos definen como personas. Los valores los debemos anclar en nosotros mismos, ponerlos en nuestra conducta cada día para que queden tan arraigados que sean la base de nuestro auténtico ser.
“Haz sólo lo que amas y serás feliz, ya que el que hace lo que ama está condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser… será, y llegará naturalmente.”