Aún recuerdo la primera vez que vi actuar a Bette Davis en “Eva al desnudo” y su mítica frase “Abróchense los cinturones, va a ser una noche movidita”. Una de las divas que con su rictus serio y sus ojos saltones que traspasaban la pantalla no me causaron rechazo, sino que hizo que me interesase cada vez más por ese cine con diálogos divertidísimos y mordaces de la época dorada de Hollywood.
En ese primer contacto visualicé unas cuantas películas de “La Divina”, como se conocía a Greta Garbo, de Elisabeth Taylor o Marlene Dietrich. La sensación que dejaban en mí sus actuaciones era de total fascinación. Fue un tiempo que hoy resulta inóspito con documentales de historia en la parrilla televisiva que nutrían mi mente pueril.
Así fue como descubrí a una mujer con rostro de poco amigos llamada Alexandra Kollontai que luchó por los derechos que las mujeres aún disfrutamos o una dama parisina llamada Simone de Beauvoir, con recogido de cabello funcional que pasó a ser un referente mundial con la publicación de “El segundo sexo“. Qué decir de la excitante Frida Kahlo o la enigmática Catherine Deneuve en “Belle de jour“… Eran divas.
Me gustaba lo que hacían las divas, lo que transmitían, esa especie de recogimiento que no dejaba de ser hipnotizante porque transmitía talento y misterio. Parecían no conformarse con lo mediocre. No sabía mucho de sus vidas, de si posaban detrás de las cámaras o no. El orden de los factores era importante: trabajabas, tenías talento y por eso a veces pasabas a ser famosa.
Echo de menos a esas divas en la actualidad, no solo a las actrices sino a todas que tenían un encanto especial por lo que hacían y su forma de entregarse a todo de forma pasional. Actualmente se ha invertido el orden del proceso: ya no hay mujeres con ideales, solo mujeres que son ideales de belleza y de fama en todos los medios.
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De la falta de perfección y su encanto a la dictadura de serlo
Desgraciadamente, con el paso del tiempo ya no hay divas insoportables, mimadas o atormentadas. Hemos pasado del ensoñamiento que nos traían las divas al aburrimiento tedioso e insoportable de los selfies, de conocer todo de ellas, de la sobreexposición mediática y la caída libre de la creatividad y autenticidad.
No se actúa para hacer una buena película, se actúa para ver quién logra convertir su vida en una.Compartir
Televisada a tiempo real, con entrevistas insulsas, con un interés tremendamente insistente en mostrar al resto de la humanidad minuto a minuto la perfección recalcitrante que transmiten. Con el paso de los años, cada vez más he admirado esa época y esa generación de mujeres que consideraban que era mucho más importante vivir con intensidad que programarlo.
El arte es más cercano a los excesos auténticos que a la contención simulada, es más cercano a las divas que a las manipulaciones publicistasCompartir
¿Qué le sucede a las mujeres de hoy?
Las famosas, las que creen que lo son, las que las siguen como modelo, las que están obsesionadas únicamente en formar un escándalo, las madres y esposas perfectas de portada… las que se olvidaron de que aún existe público interesado en el talento y no en su nuevo blog. No es la sensación de una melancólica sin remedio, es el sentir generalizado de muchos de los amantes del cine y el arte en general.
Esta falta de talento en todo, este modus operandi de rellenar entrevistas y no buenas tomas afecta a las ganas y no estimula a nadie. No es negativo que existan los medios virtuales de promoción, la publicidad o la prensa pero… ¿Qué nos venden ahora? No existe encanto, sustancia ni mensaje.
¿Cómo afecta esto a las mujeres?
Estos modelos de mujer extremadamente cosificadas y mediatizadas ponen en la imaginería mental de todos que la profesión que ejercen es lo menos importante y que su autenticidad y transgresión artística parecen “importar un bledo”. Ahora se habla de aberturas de vestidos,de su ropa interior…de su divorcio y su cotización en alza en el mercado carroñero.
Ha vuelto la pesadilla de las mujeres florero, perfectas para la cámara, cosificadas como profesionales, como madres y como novias…y nos aburren sobremaneraCompartir
El arte y la cultura, la salida mágica de la rutina se ha esfumado
No solo nos vemos envueltos en una crisis social y financiera que nos hace sentir a veces tristes, sino que ya ni tan siquiera tenemos salida para airear las frustraciones con una buena dosis de magia artística. No nos llega, las obras de calidad se escapan por circuitos inaccesibles y nos quedamos con este fraude creativo para nuestras emociones.
La mente es maravillosa y necesita nutrirse de cosas que también lo sean, así que lo único que queda esperar, como cinéfilos, psicólogos o humanistas es que la sociedad en general deje de intentar aparentar ser perfecta, porque no lo es y tome partido por una vuelta al talento emocional, cultural y social.
Mientras conviene alejarnos más de las publicaciones engañosas y optaremos por adoptar la nostalgia de lo comedido como la mejor aliada para nuestra mente y espíritu. Porque la psicología es una ciencia y, como ciencia también social; sabe que lo que sucede solo aumentará vacíos existenciales y sensación de extrañeza entre las personas… una cierta atmósfera delirante.
“Si debiese recomenzar mi vida, yo no cambiaría nada, solamente abriría más los ojos”Compartir
Lo mejor para la salud mental en la actualidad es resistir a que el postureo, la falsedad y la mediocridad se cuele también en la intimidad de nuestras vidas. Imagina tu vida sin ser etiquetada y vuelve a ser el auténtico protagonista de ella.
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