¿Qué es la obsolescencia planificada?
La obsolescencia planificada es un sistema artificial puesto por el fabricante para controlar el tiempo de vida útil de sus productos. Es decir, que el productor tiene control sobre la duración de sus mercancías, normalmente con el fin de que estas tengan una duración menor de la que pudieran y estimular el consumo.
Los orígenes de este concepto surgen tras el “crack” del 29. El empresario inmobiliario Bernard London en 1932 propuso su aplicación para superar esa crisis. Su idea era fijar una fecha de caducidad y una vez cumplida el producto sería entregado a la Administración. Con el tiempo el cariz sería el que hoy conocemos.
¿Cuál es el objetivo de la obsolescencia planificada?
Confirmando lo que probablemente ya habrá supuesto el lector, el objetivo de la obsolescencia programada es conseguir que los consumidores vuelvan pronto a generar beneficios.
Es decir, que es una pequeña trampa para beneficio y lucro inmediato del vendedor que incentiva el consumismo. Por supuesto, la obsolescencia programada tiene una duración prudencial para evitar que el cliente se sienta defraudado con el producto.
Otra obsolescencia que estimula el consumo
Por otro lado, la mayor competencia tecnológica y el rápido avance de los productos de ese tipo, que es donde más se aplican estas triquiñuelas, hacen cada vez menos necesario su larga durabilidad.
Existe un sistema de obsolescencia que se está dando de forma natural debido a este rápido avance. No hay más que ver un teléfono móvil u ordenador portátil de hace 3 años con uno actual, aunque la vida útil sea de 6 años su desfase tecnológico lo vuelve obsoleto para los amantes de los Gadgets.
Obsolescencia programada no tecnológica
También existe la obsolescencia en otro tipos de productos como el caso de las medias irrompibles de los años 40 que eran tan buenas que duraban muchos años sin una carrera. Así que una vez se vendían, los clientes tardaban años en volver a hacerlo por lo que dejaron de fabricarlas y se produjeron con un nailon de mala calidad y a los pocos meses el cliente volvía a tocar en sus puertas.
Pero existe un tema sociológicamente estudiado y muy interesante, que incita a consumir lo que está de moda o la tendencia del momento, sobre todo a los más jóvenes, pero en general a muchas personas.
El espíritu fetichista de vestirse como el personaje admirado para sentirse como él (modelo, actor, deportista, músico, etc.) y muchas cuestiones que crean tendencias que cada temporada cambian. El impulso de no quedar fuera de la manada hace que se sigan esas modas de una forma inconsciente.
Cómo detectar la obsolescencia planificada
Detectar la obsolescencia programada es muy complicado debido a que los aparatos tecnológicos cada vez tienen más componentes y nuevas aplicaciones añadidas y cualquiera de ellas pueden incluir el programa fatal o simplemente producir un fallo en el sistema por diferentes razones.
Consecuencias de la obsolescencia programada
Los perjuicios de esta práctica corporativa no son sólo para el bolsillo del usuario sino para el medio ambiente. Se alimenta la cultura del consumismo generando mayor cantidad de desperdicios y consumo de materias primas.
La obsolescencia está basada en ideas capitalistas, basadas en el liberalismo, en el que la economía debe crecer sin límites sin tener en cuenta que la oferta supera la demanda y la capacidad de los recursos de la tierra.
Un tipo de pensamiento que nos ha llevado a una situación crítica a nivel medioambiental y a un punto de no retorno, a no ser que el desarrollo sostenible recoja pronto el testigo.
Nuestros consejos
Si quiere saber más sobre la obsolescencia planificada y sobre personas y grupos que luchan contra esta práctica le recomendamos el célebre documental “Comprar, tirar, comprar” además de encontrar más información.