La mayoría de los padres hacen todo lo posible para proporcionar a sus hijos una crianza feliz y saludable. Otros hacen lo que pueden, dejándose llevar por la forma de educación que tuvieron sus padres. Pero tener buenas intenciones no te libra como padre o madre de cometer errores.
No tener un criterio claro para educar a tus hijos tampoco te libra de la responsabilidad final que tienes con ellos. Sin quererlo o a sabiendas -pero ignorando el daño- los padres pueden estar brindando una educación tóxica a sus hijos.
Pero, ¿cómo saber si la educación que estás ofreciendo a tus hijos es tóxica? Observa y analiza las siguientes situaciones. Si estas se dan en un hogar hay muchas probabilidades de que uno, o ambos padres, sean tóxicos para sus hijos.
Algunas personas creen que la dureza y la exigencia son dos ingredientes mágicos que harán que sus hijos sean capaces de cuidar de sí mismos en el futuro. Pero los padres que aplican el “amor duro” no son realmente conscientes del impacto que puede tener en al vida de sus hijos.
Esta forma de “querer” a los niños no es vista por ellos como tal. Los niños requieren AMOR en mayúsculas, amor tierno. Los padres que no ofrecen este amor a sus hijos nos les están dando la seguridad y afirmación que ellos necesitan. La mano dura no es un enfoque que sirva para criar hijos equilibrados y sanos mentalmente.
¿Eres demasiado crítico con tu hijo?
Todos los padres critican de vez en cuando. Sin un poco de crítica hay muchas cosas que no se pueden aprender correctamente. Sin embargo, una madre o un padre tóxico llevan esto a extremos dañinos, siendo críticos con todo lo que hacen sus hijos.
Estos padres pueden cometer el error de creer que lo hacen para asegurarse de que sus niños no cometan errores graves. Por desgracia, lo que hace la crítica continua es conseguir que el niño desarrolle una crítica interna dura que puede ser una inseguridad y un límite agobiante cuando sea adulto.
“Sus hijos necesitan que la mayor parte del tiempo sean amados por lo que son, no pasar todo el tiempo tratando de corregirlos”.Compartir
¿Reclamas constantemente la atención de tu hijo?
Los padres tóxicos a menudo recurren a sus hijos como sustitutos de sus propios padres, exigiendo su atención en todo momento. Ellos pueden hacer esto con la idea de reforzar el vínculo entre ellos. Sin embargo, el reclamo constante de atención da lugar a una relación parasitaria que requiere demasiado tiempo del niño y le resta energía que debería estar enfocada en otras cosas, como el aprendizaje de otras habilidades o la relación con iguales.
“Creo que lo mejor que podemos hacer por nuestros hijos es permitir que ellos hagan cosas por sí mismos, que puedan ser fuertes, que puedan experimentar la vida en sus propios términos, que puedan tomar el metro… dejarles ser mejores personas, dejar que ellos crean más en sí mismos”.Compartir
¿Justificas el comportamiento tóxico de tus propios padres?
La mayoría de los padres tóxicos crecieron en un ambiente de educación tóxico alimentado por sus propios padres. Algunos son conscientes de ellos y del daño que causó esta educación tóxica en ellos, por lo que intentan no reproducir el modelo heredado de sus padres.
Sin embargo, muchos justifican el comportamiento tóxico de sus propios padres. Es más, creen que si sus padres tenían un comportamiento físico o emocionalmente abusivo hacia ellos era por se lo merecían.
Esto se debe a que los padres tóxicos tienen la habilidad de torcer cualquier situación para que se adapte a sus necesidades y esto deja a sus hijos con dos opciones: aceptar que su padre lo hace mal o internalizar toda la culpa. Los triste es que, en la mayoría de los casos, los niños, incluso de adultos, eligen la última opción.
¿No le dejar manifestar sus emociones negativas?
No dejar que un niño manifieste sus sentimientos negativos ni sus necesidades emocionales puede conducir a la depresión. También puede hacer que sea más difícil para él manejar apropiadamente la negatividad en su vida adulta.
Los padres que se niegan a nutrir las necesidades emocionales de sus hijos y niegan o critican sus emociones negativas están criando un hijo que se sentirá incapaz de expresar lo que necesita.Compartir
Educar también es enseñar a crecer en esos días en los que parece no salir nada y la frustración amenaza con asomar de un momento a otro. No es protegerles de la adversidad, es darles herramientas para que sepan afrontarla y esta no les asuste.
¿Pones tus intereses y necesidades por delante de los de tus hijos?
Los padres tóxicos suelen creer que sus sentimientos deben ser lo primero en los asuntos familiares. Pero esta forma anticuada de pensar no ayuda a fomentar relaciones positivas. A pesar de que los padres tienen que tomar la decisión final acerca de todo, es necesario que tengan en cuenta los sentimientos de cada miembro de la familia.
En este sentido, los padres tóxicos obligan constantemente a sus hijos a reprimir sus propios sentimientos y necesidades para apaciguar a sus padres. De alguna manera, pretenden en este sentido tener una relación de iguales, cuando si por algo se caracteriza una relación entre padres e hijos, especialmente al principio, es por la falta de simetría.
¿Usas la culpa y las recompensas en forma de regalos o dinero para controlar a tus hijos?
La mayoría de los niños han experimentado alguna vez un sentimiento de culpa de sus padres, pero los individuos tóxicos recurren a esta táctica de manera regular. La culpa es una herramienta de control emocional muy efectiva para conseguir sus objetivos, pero muy dañina para los niños.
Esta actitud de los padres tóxicos suele ir acompañada de sobornos en forma de dinero o regalos a cambio de conseguir lo que quieren o como forma de apaciguar su propia culpa.
¿Le niegas la palabra a tu hijo cuando estás enfadado con él?
Puede ser difícil hablar con alguien cuando estás enfadado con él, pero negarle la palabra a un niño y aplicar el tratamiento del silencio a modo de lección es un comportamiento perjudicial e inmaduro.
Este tratamiento pasivo-agresivo duele en cualquier tipo de relación y hace que el otro se sienta presionado a dar solución a una situación de la que puede no ser responsable, incluso cuando ha hecho nada malo o no sabe qué ha hecho exactamente. El silencio no cuenta, no enseña a niños que necesitan aprender.
¿Haces responsable a tu hijo de tu propia felicidad?
Si crees que tu hijo juega un papel fundamental en tu propia felicidad estás poniendo expectativas poco realistas sobre su papel en la vida. Ningún niño debe ser considerado responsable de la felicidad de sus padres ni de la de nadie.
Lo cierto es que cada uno somos responsables de nuestra propia felicidad, son nuestras decisiones las que nos acercan o alejan de las personas adecuadas, las que seleccionan una meta y no otra o le dan un destino y un significado a las casualidades.
“Asume la responsabilidad de tu propia felicidad, no esperes que las personas o cosas te traigan felicidad o puede que seas decepcionado”.