Uno de los más grandes líderes de nuestro tiempo estuvo preso durante más de 25 años. Sin embargo, fue capaz de perdonar y trascender los propios barrotes de la celda en la que estaba recluido. De sus labios salieron sabias palabras como “el dinero no va a crear éxito, la libertad lo hará”. Su nombre es Nelson Mandela, una figura que tenía claro que la mente es lo que hace a las personas libres o esclavas.
Mandela es un ejemplo de pensamiento libre. Un hombre que fue capaz de sentir paz consigo mismo encerrado en un campo de trabajos forzados privado de sus derechos como ser humano. Sin embargo, supo escapar de su cautiverio a través de su mente.
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La fábula de las personas libres o esclavas
Mandela supo encontrar la libertad encerrado en una prisión. Precisamente, al hilo de la vida de este gran líder sudafricano, me gustaría contarte la fábula de la persona libre y la persona esclava para que sepas si vives entre personas libres o esclavas
Imagina una ciudad de tamaño medio en la que viven dos personas, una en cada extremo de la población. Sin embargo, una de ellas es muy rica y opulenta y la otra tiene un sueldo cercano al de la media. Para simplificar, les llamaremos el señor opulento y el señor medio.
Cada día, el señor opulento sale del garaje de su enorme mansión con su coche, caro y espectacular. Él se siente muy satisfecho del automóvil, pero sabe que ha salido un nuevo modelo todavía más bonito y costoso y no ve el momento de cambiarlo para poder alardear de vehículo.
El señor opulento y el señor medio en el trabajo
El señor opulento llega a su trabajo con la cabeza bien alta, sacando pecho y haciendo que todos los empleados de su empresa aparten la mirada, pues está muy enfadado. Piensa que él es el único que vale y todos los demás son unos vagos que no saben hacer nada. Hoy volverá a pasar todo el día en la oficina porque sin él todo sale mal.
El señor medio llega a su trabajo medianamente remunerado. Sabe que salvo golpe de fortuna nunca será rico, pero le da igual porque le encanta lo que hace. Se divierte con su profesión, saluda a los compañeros, luego comerán juntos en el tiempo de descanso y se reirán de lo humano y lo divino.
El señor opulento sabe que tiene que trabajar todo el día porque necesita más dinero. Quiere un coche nuevo, va a ampliar su piscina, tiene que que comprarse un nuevo yate y está pensando en irse de viaje al otro extremo del mundo.
El señor medio trabajará sus horas en su puesto de trabajo, sin estrés y sin prisas. Le encanta saber que sale pronto de la empresa porque le están esperando su mujer y su niño para ir un rato a pasear por el parque y echar de comer a los pájaros mientras su pequeño juega.
El señor opulento y el señor medio en su vida personal
A lo largo del día, el señor opulento solo piensa en ganar más dinero. Quiere todo. Un coche mejor, el viaje más caro volando en primera o en avión privado, la piscina más espectacular, la mejor ropa… solo piensa en comprar para ser la envidia de la ciudad.
El señor medio pasa sus días disfrutando de su tiempo libre junto a su familia y amigos. Pasea por el parque, hace alguna escapadita de vez en cuando, sale a cenar en algún restaurante, le gusta leer y la vida con su gente y alguna vez va al cine o al teatro.
Al señor opulento le encanta aparentar. Tiene dinero y quiere que todos lo sepan. Desea fervientemente demostrar lo rico, poderoso y grande que es. Ha tenido éxito en la vida y arde por mostrar al mundo que es un ejemplo a seguir, un triunfador.
El señor medio es capaz de sonreír, de sorprenderse y de llorar. Podíamos decir que es feliz porque tiene cuanto necesita. El amor de su familia, un trabajo que le agrada y le permite vivir sin estrés haciendo lo que le gusta y que le deja tiempo libre que dedicarle a las personas a las que quiere.
Personas libres o esclavas
Como conclusión, me gustaría hacer una pregunta. ¿Quién crees que es una persona más libre? ¿El señor opulento que tiene todo cuanto puede soñar siempre quiere más? ¿O tal vez el señor medio que tiene cuanto necesita y lo disfruta cada día?
“Es más fácil apoderarse del comandante en jefe de un ejército que despojar a un miserable de su libertad”Compartir
En realidad, saber si somos personas libres o esclavas no depende de cuánto dinero y posesiones tengamos, en qué país vivimos o cuál es nuestra situación personal. Un ser humano pobre puede ser mucho más feliz que otro que tiene todo. Está todo en la mente. Cuanto más necesites, mayor será tu esclavitud. Tú eliges con qué moraleja te quedas en esta fábula.
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