La búsqueda de aprobación surge de la falta de valoración y aceptación hacia uno mismo. Esta necesidad de reconocimiento se convierte en un problema cuando lo convertimos en un objetivo y nos esforzamos en ser complacientes olvidándonos de nuestras necesidades. Otorgando demasiada importancia y poder a los demás, albergando así un sentimiento de inferioridad.
Nos valemos de muchas estrategias para amoldarnos y encajar en la sociedad, ya que tenemos la necesidad fundamental de pertenecer a un grupo. El sentimiento de pertenencia y de aceptación es algo que buscamos aun no siendo conscientes de ello, ya que es una conducta que tenemos muy arraigada.
Nuestras relaciones se vuelven complicadas y tóxicas cuando buscamos y necesitamos la aprobación de los demás para sentirnos bien con nosotros mismos. Y esa necesidad se amplía y se generaliza, buscando la aprobación de todas las personas con las que nos relacionamos.
Compartir
En búsqueda de la aprobación
El sentimiento de búsqueda de aprobación y de pertenencia tienen un sentido fundamental para la supervivencia. En los inicios de la humanidad vivir en grupos resultaba algo necesario para enfrentarse a las adversidades y dificultades del entorno, con el fin de poder cubrir necesidades básicas como la alimentación y la seguridad.
Actualmente se ha ido desarrollando esta necesidad ampliándose más allá de la supervivencia. Muchos de los vínculos que creamos son para cubrir carencias afectivas, lo que hace que nuestros miedos sean los impulsores de la relación, ya sea para mantener dicha relación o dejar de mantenerla.
Acabamos así por hacernos dependientes de los demás, teniendo más en cuenta su opinión que la nuestra propia, y todo por la necesidad de aceptación. En este tipo de relaciones en las que buscamos la aprobación dejamos de ser nosotros mismos, ya que nos amoldamos a los gustos y los criterios de la otra persona.
Es algo muy frecuente que se produzcan estas situaciones, sobre todo en momentos de nuestra vida en los que estamos construyendo nuestra propia identidad; en las personas que tenemos una especial baja autoestima, o estamos pasando por momentos en los que no nos valoramos lo suficiente.
“El que mira afuera sueña, el que mira adentro despierta.”Compartir
Tipo de conductas con las que perseguimos la aceptación
Actualmente, las estrategias con las que buscamos la aceptación se han expandido, gracias a las redes sociales y a la tecnología en general. Estamos compartiendo nuestras vivencias continuamente, volviéndonos en muchas ocasiones esclavos del reconocimiento.
Nos convertimos en obsesos de la valoración de los demás, dejando que influya en la percepción que tenemos sobre nosotros mismos, ya sea de forma positiva o negativa. La dependencia que esto genera es lo grave, puesto que nuestros valores internos quedan relegados por valoraciones externas. Es así como perseguimos la aceptación para validar nuestro yo.
¿Qué buscas en las publicaciones qué pones en tus redes sociales? Reflexiona y hazte consciente de lo que vas buscando, esto te dará pistas sobre tus carencias acerca de lo que falta en tu vida. Puede ser afecto, reconocimiento, valoración; y también búsqueda de autoafirmación sobre capacidades, habilidades y virtudes en las que te gustaría reconocerte, y sin embargo, necesitas que sean los demás quienes te las reconozcan.
Al no valorarnos o querernos lo suficiente dependemos de la valoración de los demás, pero esto es una trampa que nos ponemos a nosotros mismos, porque hasta que no lo sintamos, la valoración de los demás nos sirve tan solo de alivio pasajero.
“Por mucho reconocimiento que obtengamos, tendremos sed de más y más, sin que lleguemos a creérnoslo en ningún momento, hasta que seamos capaces de generar nuestro propio reconocimiento interno.”Compartir
Validarse y aceptarse a sí mismo
El autoconocimiento permite la aceptación de uno mismo, la comprensión sin juicios y por ende llegar a la compasión y el amor, para que no se apodere de nosotros la culpa y el autocastigo. Cuando nos validamos, estamos a su vez preparados para relacionarnos con los demás de una forma más sana y auténtica.
Llegar a este estado de aceptación de uno mismo facilita que nos desprendamos de muchas actitudes que nos perjudican, como son: la comparación, la envidia, la posesión y la necesidad de control. En el momento en el que nos aceptamos ya no necesitamos demostrar nada, ni competir con nadie para sentirnos mejor.
La serenidad y la calma aparecen en nuestras vidas cuando hay aceptación, ya que esta es la forma para liberarse de la necesidad de reconocimiento y aprobación por parte de los demás. Así encontramos nuestra espontaneidad y libertad para relacionarnos, ya no a través de la necesidad, sino desde el amor, el respeto, la comprensión y el afecto.
“Si amo a la otra persona, me siento uno con ella, pero con ella tal cual es, no como yo necesito que sea, como un objeto para mi uso. Es obvio que el respeto sólo es posible si yo he alcanzado independencia; si puedo caminar sin muletas, sin tener que dominar ni explotar a nadie.”