El amor me cobija en los malos momentos. Cada vez que he tenido que superar una situación que ha puesto en riesgo mi propia estabilidad emocional y sentimental he buscado refugio en este concepto universal en el que tan buenas ideas encontré para mitigar mi dolor.
Porque es cierto que el amor me cobija, pero qué es exactamente el amor. ¿Es un concepto inventado por el hombre? ¿Es un sentimiento? ¿Es una emoción? ¿Posee tantos significados como número de sociedades que lo han interpretado a lo largo de la historia?
Lo cierto es que yo no soy capaz de definir el amor en toda su extensión, pero sí sé que es algo que me ayuda cuando más lo necesito y me acompaña siempre que los senderos que transito no son tan llanos como tal vez debieran.
“Amo como ama el amor. No conozco otra razón para amar que amarte. ¿Qué quieres que te diga además de que te amo, si lo que quiero decirte es que te amo?”
-Fernando Pessoa-
El amor me cobija cuando más lo necesito
Más allá de situaciones filosóficas extensas, me gustaría centrar mis próximas palabras en el cobijo que ofrece el amor siempre que estás pasando por un mal momento. En situaciones límite en las que sientes que tu alma parece partirse en dos.
¿Has sentido alguna vez una ruptura sentimental que te hace sufrir tanto que parece capaz de desgarrarte el alma? Cuando una relación acaba siempre queda un dolor muy profundo y difícil de curar, por muy fuerte que sea tu mente.
El amor me cobija tras la pérdida
Otro momento excepcional en el que el amor me cobija sucede tras la pérdida. Siempre que un ser querido abandona nuestras vidas, más allá de la mera muerte, la gente que nos quiere será un buen bálsamo para curar nuestras penas.
“Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando”
-Rabindranath Tagore-
No pienses únicamente en ese día en un ser querido que abandona este mundo. Puede ser un familiar que se marcha de viaje indefinido, deja su ciudad natal por necesidades laborales o se aleja porque la situación ha llegado a ser insostenible. Sea como fuere, el sentimiento de pérdida es enorme y provoca un hondo dolor en el alma.
El amor me cobija en mis momentos más bajos
Hay muchas situaciones aciagas que nos llevan a necesitar del amor para encontrar el cobijo que nosotros solos no somos capaces de localizar sin ayuda. Momentos en los que una mano tendida de alguien querido se hace indispensable para arrojar algo de luz sobre nuestra alma oscura y dolorida.
Los momentos de crisis provocados por la pérdida de un empleo pueden llegar a ser realmente frustrantes y dolorosos para personas y familias que ven cortada de manera brusca la principal fuente de ingresos que les permite llegar a fin de mes.
La ruptura de una amistad también puede provocar que nuestra mente, alma y corazón caigan en un profundo estado de letargo del que no se puede salir si no es con la ayuda de esos seres queridos que constantemente están dispuestos a tender la mano para ayudar. Son ellos quienes te dan el pegamento para pegar los trocitos, quienes te devuelven la confianza.
Son muchos los malos momentos en los que podemos caer casi sin querer, sin nada que nos avise: la falta de aceptación en un grupo social, la incapacidad de adaptación a un puesto laboral o equipo de trabajo, la imposibilidad para hacer realidad los sueños por más que se intente con la enorme frustración que ello provoca, la necesidad de comunicarse de forma adecuada y no lograrlo…
Así, son muchos los malos momentos en los que podemos caer, muchas las esquinas que se doblan en las que la vida deja sorpresas desagradables. Sin embargo, recuerda que el amor te cobija si tienes cerca de ti a esos seres queridos siempre atentos a tus necesidades para levantarte y ofrecer un hombro sobre el que reposar tus cansados huesos.
El amor me cobija en los malos momentos. Los caminos por los que transito no siempre son sencillos. Pero la comprensión y cariño de quien me quiere me permite mirar al futuro con optimismo, mientras paseo por mi presente con plenitud, aprendiendo del pasado.
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