En nuestras relaciones existen ocasiones en las que difuminamos nuestras opiniones con el objetivo de ser prudentes y no ofender a nadie, perdiéndonos así las grandes ventajas que tiene el hecho de decir las cosas claras. Así, si pecamos de prudencia, nuestros verdaderos pensamientos quedan relegados a un segundo plano y ofrecemos una imagen que no es la nuestra.
Intentar ser políticamente correctos para no generar conflicto puede salvarnos en muchas situaciones, sobre todo cuando pretendemos no herir la sensibilidad de las personas o no entrar en discusiones que causen malestar emocional. Pero, tomar esta actitud puede resultar ser un arma de doble filo para nosotros, porque ¿quiénes somos en realidad?
La recomendación para relacionarnos es compartir nuestros pensamientos y opiniones desde el respeto, la empatía y, por supuesto, la asertividad para cultivar relaciones auténticas. Por lo tanto, ¿cuáles son las ventajas de decir las cosas claras?
Liberar la presión que supone guardarlo para nosotros
Todas las personas tenemos nuestro propio criterio para interpretar el mundo y no tiene por qué coincidir con el de las demás personas, ya que cada uno de nosotros tenemos una historia propia y particular. Puede que prefieras el silencio por miedo a la repercusión que pueden tener tus palabras, pero si te las guardas, lo tomarás como costumbre y más pronto que tarde explotarás.
“Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros opinen de ti.”
-Séneca-
Al ser capaz de expresar tus emociones y pensamientos de forma asertiva, tendrás las ventajas de empezar a tener más confianza en ti mismo y entender que tú también tienes derecho a opinar: a decir lo que piensas y a que los demás te escuchen. ¡No reprimas tus pensamientos! Aunque en buena medida somos esclavos de nuestras palabras, estas también nos sirven para liberarnos emocionalmente.
Contribuiremos a que los demás también se muestren abiertos
Cuando seas capaz de decir las cosas claras, de mostrar tus pensamientos y sentimientos de una forma sincera y sin máscaras, estarás invitando a las demás personas a que hagan lo mismo.
Gracias a la regla de reciprocidad, si te abres a los demás, los demás se abrirán contigo. Te verán como una persona honesta que dice lo que piensa y que además es capaz de respetar las opiniones de los demás. Así, aumentarás la probabilidad de recibir el mismo trato de ellos.
“No hay que temer a los que tienen otra opinión, sino a aquellos que tienen otra opinión pero son demasiado cobardes para manifestarla.”
-Napoleón I-
En cambio, si eres una persona que prefiere no abrirse a los demás y actuar desde la penumbra, los demás no sentirán confianza en ti y pensarán que no eres una persona transparente y honesta. ¿Cómo prefieres que sean los demás contigo? ¿Honestos y con transparencia o que actúen con máscaras y sólo te digan lo que quieres oír? Actúa con los demás en función de lo que te gustaría recibir de ellos.
Facilitamos que los demás nos entiendan
Como ya dijimos anteriormente, si estás dispuesto a compartir tus pensamientos y sentimientos con las personas más cercanas a ti, podrás inspirar a los demás a hacer lo mismo contigo. Además, ser sinceros y decir lo que pensamos nos permitirá mostrarnos cómo somos y de esta manera, que los demás puedan llegar a entendernos y conocernos.
Porque, ¿de qué nos vale decir lo que el otro quiere escuchar si en realidad puede que nos estemos traicionando a nosotros mismos? Ser honestos con los demás hará que nos relacionemos con ellos desde nuestra autenticidad.
Si quieres plasmar tus pensamientos en palabras, lo mejor es hacerlo con integridad y carácter. Diciendo las cosas claras, mostrarás disposición a estar en desacuerdo e incluso, a cambiar tu propia perspectiva si es necesario pero siendo fiel a tus valores.
Di lo que te molesta cuando te molesta, no cuando te harte; para que puedas decirlo con tus mejores palabras y no cometas el error de expresarlo con tus peores ofensas.Compartir
Por último, recuerda que es adecuado expresar lo que opinas siempre y cuando lo hagas de forma asertiva y cuidando los aspectos más delicados de tu mensaje. De esta manera, el receptor podrá entender lo que quieres decir y disfrutarás de las ventajas de que se muestre abierto al diálogo contigo.
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