DEL PUEBLO NATAL
Ingenuas provincianas: cuando mi vida se halle desahuciada por todos, iré por los caminos por donde vais cantando los más sonoros trinos y en fraternal confianza ceñiré vuestro talle.
A la hora del Angelus, cuando vais por la calle, enredados al busto los chales blanquecinos, decora vuestros rostros --¡oh rostros peregrinos!-- la luz de los mejores crepúsculos del valle.
De pecho en los balcones de vetusta madera, platicáis en las tardes tibias de primavera que Rosa tiene novio, que Virginia se casa;
y oyendo los poetas vuestros discursos sanos para siempre se curan de males ciudadanos, y en la aldea la vida buenamente se pasa.
Ramon Lopez Velarde
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