Hay “personas mágicas” rodeándonos por todas partes. Son aquellas con las que conoces la felicidad, aquellas que te ayudan a volar, a brillar y a descargar tu mochila. Ellas, personas con las que compartes la complicidad, la permanencia.
A veces no hace falta decir “estoy a tu lado” porque sobran las palabras. A veces encajas con una persona y como de la nada te guías por la melodía del “quiéreme bien”. Es un vínculo sano, claro en contenidos, abierto a experiencias. La amistad es de esas de miradas sinceras que aligeran pesares y nos ayudan a deshacernos de los obstáculos que se nos presentan.
“Hay personas mágicas. Te lo prometo, las he visto. Se encuentran escondidas por todos los rincones del planeta. Disfrazadas de normales. Disimulando su especial forma de ser. Procuran comportarse como los demás. Por eso, a veces, es tan difícil encontrarlas. Pero cuando las descubres ya no hay marcha atrás. No puedes deshacerte de su recuerdo. No se lo digas a nadie, pero dicen que su magia es tan fuerte que si te toca una vez, lo hace para siempre”.Compartir
Los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de una mano
Los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de una mano. Esta es una gran verdad que probablemente nadie puede negar. Esto es natural, pues no podemos cuadrar expectativas, sentimientos, emociones, pensamientos y aficiones con cada persona que pasa por nuestra vida.
La inteligencia social y sus dos ingredientes principales
La inteligencia social se define como la capacidad de las personas para relacionarse. Según Daniel Goleman esta tiene dos ingredientes clave para lograr un buen sabor del plato principal:
- La conciencia social: es la capacidad de ser sensibles al estado interno de otra persona, de percibir las señales emocionales no verbales y comprender sus sentimientos, pensamientos e intenciones. Se trata, por tanto de:
- Sintonizar y escuchar de verdad.
- Dar lugar a que el otro diga lo que quiere decir.
- Dar la posibilidad de que la conversación siga un curso determinado para todos.
- Para esto es esencial un conocimiento verdadero de cómo funcionamos a nivel social, pues sin este no podremos decodificar las señales sociales que se revelan.
- La aptitud social: es la habilidad que nos permite establecer buenas relaciones y vincularnos teniendo en cuenta las necesidades de los demás. O sea que además de ser consciente socialmente, tenemos que saber cómo construir intercambios fluidos y eficaces. Para ello hay que:
- Aprender a presentarse.
- A preocuparse por las necesidades de los demás y actuar en consecuencia.
En resumen, la inteligencia social no es solo tomarnos tiempo para escuchar sino sintonizar profundamente con los sentimientos ajenos y dar pie a un contacto más íntimo que sostiene. Las “personas mágicas” son inteligentes social y emocionalmente, lo cual les concede ese estatus, un don de expresividad que atrae a los demás.
En este sentido, como venimos diciendo, hay relaciones que se forjan y potencian la posibilidad de compartir lo que nos conmueve. Esas uniones nos enganchan a la vida, nos animan a ser mejores y a destapar las zonas oscuras que ensombrecen nuestra alma.
Realmente, aunque quizás nos pueda parecer lejano, la inteligencia social y emocional es algo que está a nuestro alcance. Por eso, no descartes cruzarte con “personas mágicas” hoy mismo y, sobre todo, no descartes la posibilidad de desprender magia tú para alguien.
Ilustraciones de Kristina Webb yAnne Soline
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