Tu voz profética
¡Ay de Dios, que tu palabra me tiene embrujada
el alma!
Mi lírica adolescencia y tu existencia gitana
se dicen en la ventana cosas
de amor y Buenaventura en estas noches lluviosas.
Juran por Cristo, venerables dueñas,
de quien llora en el vientre de la madre
conoce del futuro; tú gemiste
antes de que nacieras, y por eso
tus artes de gitana me iluminan
en los discursos de tu voz profética.
Me haces la caridad de tu palabra
y por oírte hablar quedan las cosas
enmudecidas religiosamente,
y yo me maravillo del concepto
que en tu boca, Fuensanta, se hace música,
y me quedo pendiente de tus labios
como quien se divierte con cristales.
Me embelesa el decoro de tu plática,
y ante tu vista escrutadora extiendo
la palma de las manos, predices
mi destino en lenguaje milagroso.
Y sigues conversando, eres la clave
del dolor y del gozo; abarca todas
las horas venideras, la mirada
de tus ojos sintéticos, bien mío.
y con tu rostro ecuánime subyugas
¡oh tú, la bienpensada que conversas
cual si hubieses venido del misterio!
¡Si me quitan el regalo de tus proféticos labios,
me muero de desencanto!
Dios quiera
que se conserve el prodigio de tu palabra hechicera
para decirme en voz baja cosas de amor y
Buenaventura en estas noches lluviosas.
Y nuestro dulce noviazgo será, Fuensanta, una flor
con un pétalo de enigma y otro pétalo de amor.
¡Tú me dirás del enigma,
yo te diré del amor!
¡Ay de Dios, que tu palabra me tiene embrujada
el alma!
Ramon Lopez Velarde