Sorpresa
Muerto se quedó en la calle con un puñal en el pecho. No lo conocía nadie.
¡Cómo temblaba el farol! Madre. ¡Cómo temblaba el farolito de la calle!
Era madrugada. Nadie pudo asomarse a sus ojos abiertos al duro aire.
Que muerto se quedó en la calle que con un puñal en el pecho y que no lo conocía nadie.
Federico García Lorca
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