Quizá tú no me viste,
quizá nadie me viese tan perdido, tan frío en esta esquina. Pero el
viento pensó que yo era piedra y quiso con mi cuerpo deshacerse.
Si pudiera encontrarte, quizá, si te encontrase, yo sabría
explicarme contigo.
Pero bares abiertos y cerrados, calles de
noche y día, estaciones sin público, barrios enteros con su gente,
luces, teléfonos, pasillos y esta esquina, nada saben de ti.
Y
cuando el viento quiere destruirse me busca por la puerta de tu casa.
Yo le repito al viento que si al fin te encontrase, que si tú
aparecieses, yo sabría explicarme contigo.
LUIS GARCÍA
MONTERO
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