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No es el viento no son los pasos sonámbulos del agua entre las casas petrificadas y los árboles a lo largo de la noche rojiza no es el mar subiendo las escaleras Todo está quieto reposa el mundo natural Es la ciudad en torno de su sombra buscando siempre buscándose perdida en su propia inmensidad sin alcanzarse nunca ni poder salir de sí misma Cierro los ojos y veo pasar los autos se encienden y apagan y encienden se apagan no sé adónde van Todos vamos a morir ¿sabemos algo más?
En una banca un viejo habla solo ¿Con quién hablamos al hablar a solas? Olvidó su pasado no tocará el futuro No sabe quién es está vivo en mitad de la noche habla para oírse Junto a la verja se abraza una pareja ella ríe y pregunta algo su pregunta sube y se abre en lo alto A esta hora el cielo no tiene una sola arruga caen tres hojas de un árbol alguien silba en la esquina en la casa de enfrente se enciende una ventana ¡Qué extraño es saberse vivo! Caminar entre la gente con el secreto a voces de estar vivo
Madrugadas sin nadie en el Zócalo sólo nuestro delirio y los tranvías Tacuba Tacubaya Xochimilco San Ángel Coyoacán en la plaza más grande que la noche encendidos listos para llevarnos en la vastedad de la hora al fin del mundo Rayas negras las pértigas enhiestas de los troles contra el cielo de piedra y su moña de chispas
su lengüeta de fuego brasa que perfora la noche pájaro volando silbando volando entre la sombra enmarañada de los fresnos desde San Pedro hasta Mixcoac en doble fila Bóveda verdinegra masa de húmedo silencio sobre nuestras cabezas en llamas mientras hablábamos a gritos en los tranvías
rezagados atravesando los suburbios con un fragor de torres desgajadas
Si estoy vivo camino todavía por esas mismas calles empedradas charcos lodos de junio a septiembre zaguanes tapias altas huertas dormidas en vela solo blanco morado blanco el olor de las flores impalpables racimos En la tiniebla un farol casi vivo contra la
pared yerta Un perro ladra preguntas a
la noche No es nadie el viento ha entrado en la arboleda Nubes nubes gestación y ruina y más nubes templos caídos nuevas dinastías escollos y desastres en el cielo Mar de arriba nubes del altiplano
¿dónde está el otro mar?
Maestras de los ojos nubes arquitectos de silencio Y de pronto sin más porque sí llegaba la palabra alabastro esbelta transparencia no llamada Dijiste haré música con ella castillos de sílabas No hiciste nada Alabastro sin flor ni aroma tallo sin sangre
ni savia blancura cortada garganta sólo
garganta canto sin pies ni cabeza Hoy estoy vivo y sin nostalgia la noche fluye la ciudad fluye yo escribo sobre la página que fluye transcurro con las palabras que transcurren Conmigo no empezó el mundo no ha de acabar conmigo Soy un latido en el río de latidos Hace veinte años me dijo Vasconcelos "Dedíquese a la filosolía Vida no da defiende de la muerte" Y Ortega y Gasset en un bar sobre el Ródano "Aprenda el alemán y póngase a pensar olvide lo demás"
Yo no escribo para matar al tiempo ni para revivirlo escribo para que me viva
y reviva Hoy en la tarde desde un puente vi al sol entrar en las aguas del río Todo estaba en llamas ardían las estatuas las casas los pórticos En los jardines racimos femeninos lingotes de luz líquida frescura de vasijas solares Un follaje de chispas la alameda el agua horizontal inmóvil bajo los cielos y los mundos incendiados Cada gota de agua un ojo fijo el peso de la
enorme hermosura sobre cada pupila abierta Realidad suspendida en el tallo del tiempo la belleza no pesa Reflejo sosegado tiempo y belleza son lo mismo luz y agua
Mirada que sostiene a la hermosura tiempo que se embelesa en la mirada mundo sin peso si el hombre pesa ¿no basta la hermosura? No sé nada Sé lo que sobra no lo que basta La ignorancia es ardua como la belleza un día sabré menos y abriré los ojos Tal vez no pasa el tiempo pasan imágenes de tiempo si no vuelven las horas vuelven las presencias En esta vida hay otra vida la higuera aquella volverá esta noche esta noche regresan otras noches
Mientras escribo oigo pasar el río no éste aquel que es éste Vaivén de momentos y visiones el mirlo está sobre la piedra gris en un claro de marzo negro centro de claridades No lo maravilloso presentido lo presente sentido la presencia sin más nada más pleno colmado No es la memoria nada pensado ni querido No son las mismas horas otras son otras siempre y son la misma entran y nos expulsan de nosotros con nuestros ojos ven lo que no ven los ojos Dentro del tiempo hay otro tiempo quieto sin horas ni peso ni sombra sin pasado o future sólo vivo como el viejo del banco unimismado idéntico perpetuo Nunca lo vemos Es la transparencia.
Octavio Paz
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