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Novia
Tus ojos tienen la profundidad de los espejos. Muy a lo hondo de tus miradas hay un paisaje verde, acribillado por las mil flechas de la brisa.
Tus trenzas tienen el retorcimiento de los pecados. Pero son inocentes. Bajo mis manos palpitaban mansas y humildes como corderos.
Tus piernas son altivas y castas. Serenamente te alzan sobre la vida y amansan su oleaje como dos rompeolas.
La serpentina de tu risa que pintó de colores al viento aprisionó en si jaula la tarde como un pájaro deslumbrado.
Tu voz es para mí como la música de las estrellas para los oídos embelesados de las sombras: que la escuchan toda la noche sin fatiga.
A esta luna esponjada y plumada como pavo real tu voz tiene calo y ritmo de paloma.
Pedro Garfias (1901-1967)
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