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De: Amaly (Mensaje original) |
Enviado: 07/03/2017 09:36 |
MUJER
Una mujer fuerte es una mujer
esforzada. Una mujer fuerte es una mujer que se sostiene de puntillas y
levanta unas pesas mientras intenta cantar Boris Godunov… Una mujer
fuerte es una mujer “manos a la obra” limpiando el pozo negro de la
historia. Y mientras saca la porquería con la pala habla de que no le
importa llorar, porque abre los conductos de los ojos… Ni vomitar,
porque estimula los músculos del estómago… Y sigue dando paladas, con
lágrimas en la nariz. Una mujer fuerte es una mujer con una voz en la
cabeza, que le repite: “Te lo dije: sos fea, sos mala, sos tonta… nadie
más te va a querer nunca”. “¿Por qué no eres femenina, por qué no eres
suave y discreta… por qué no estás muerta…?”. Una mujer fuerte es una
mujer empeñada en hacer algo que los demás están empeñados en que no se
haga. Está empujando la tapa de plomo de un ataúd desde adentro. Está
intentando levantar con la cabeza la tapa de una alcantarilla. Está
intentando romper una pared de acero a cabezazos… Le duele la cabeza. La
gente que espera a que haga el agujero, le dice:”date prisa…¡eres tan
fuerte…!” Una mujer fuerte es una mujer que sangra por dentro. Una mujer
fuerte es una mujer que se hace a sí misma. Fuerte cada mañana mientras
se le sueltan los dientes y la espalda la destroza. “Cada niño, un
diente…”, solían decir antes. Y ahora “por cada batalla… una cicatriz”.
Una mujer fuerte es una masa de cicatrices que duelen cuando llueve. Y
de heridas que sangran cuando se las golpea. Y de recuerdos que se
levantan por la noche y recorren la casa de un lado a otro, calzando
botas… Una mujer fuerte es una mujer que ansía el amor como si fuera
oxígeno, para no ahogarse… Una mujer fuerte es una mujer que ama con
fuerza y llora con fuerza… Y se aterra con fuerza y tiene necesidades
fuertes… Una mujer fuerte es fuerte en palabras, en actos, en conexión,
en sentimientos… No es fuerte como la piedra sino como la loba
amamantando a sus cachorros. La fuerza no está en ella, pero la
representa como el viento llena una vela. Lo que la conforta es que los
demás la amen, tanto por su fuerza como por la debilidad de la que ésta
emana, como el relámpago de la nube. El relámpago deslumbra, llueve, las
nubes se dispersan Sólo permanece el agua de la conexión, fluyendo con
nosotras. Fuerte es lo que nos hacemos unas a otras. Hasta que no seamos
fuertes juntas una mujer fuerte es una mujer fuertemente asustada… |
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De: Amaly |
Enviado: 07/03/2017 09:43 |
Vengo desde el ayer desde el pasado oscuro y olvidado con las manos atadas por el tiempo con la boca sellada desde épocas remotas.
Vengo cargada de dolores antiguos, recogidos por siglos, arrastrando cadenas largas e indestructibles.
Vengo desde la oscuridad, del pozo del olvido con el silencio a cuestas, con el miedo ancestral que ha corroído mi alma desde el principio de los tiempos.
Vengo de ser esclava por milenios, esclava de maneras diferentes: sometida al deseo de mi raptor en Persia, esclavizada en Grecia bajo el poder romano, convertida en vestal en las tierras de Egipto, ofrecida a los dioses en ritos milenarios vendida en el desierto o canjeada como una mercancía.
Vengo de ser apedreada por adúltera en las calles de Jerusalén por una turba de hipócritas, pecadores de todas las especies que clamaban al cielo mi castigo.
He sido mutilada en muchos pueblos para privar mi cuerpo de placeres y convertida en animal de carga, trabajadora y paridora de la especie.
Me han violado sin límite en todos los rincones del planeta sin que cuente mi edad madura o tierna o importe mi color o mi estatura.
Debí servir ayer a los señores, prestarme a sus deseos, entregarme, donarme, destruirme, olvidarme de ser una entre miles
He sido barragana de un señor en Castilla, esposa de un marqués y concubina de un comerciante griego, prostituta en Bombay y en Filipinas y siempre ha sido igual mi tratamiento.
De unos y de otros siempre esclava, de unos y de otros dependiente, menor de edad en todos los asuntos, invisible en la historia más lejana y olvidada en la historia más reciente
Yo no tuve la luz del alfabeto. Durante largos siglos aboné con mis lágrimas la tierra que debí cultivar desde mi infancia.
He recorrido el mundo en millares de vidas que me han sido entregadas una a una .
Y he conocido a todos los hombres del planeta. Los grandes y pequeños, los bravos y cobardes, los viles, los honestos, los buenos, los terribles.
Mas casi todos llevan la marca de los tiempos. Unos manejan vidas como amos y señores, asfixian, aprisionan y aniquilan.
Otros dejan almas comercian con ideas, asustan o seducen, manipulan y oprimen.
Yo los conozco a todos, estuve cerca de unos y de otros, sirviendo cada día, recogiendo migajas, bajando la cerviz a cada paso, cumpliendo con mi karma.
He recorrido todos los caminos he arañado paredes y ensayado silencios tratando de cumplir con el mandato de ser como ellos quieren mas no lo he conseguido.
Jamás se permitió que yo escogiera el rumbo de mi vida. He caminado siempre en una disyuntiva ser santa o prostituta.
He conocido el odio de los inquisidores que a nombre de la santa madre iglesia condenaron mi cuerpo a su servicio y a las infames llamas de la hoguera.
Me han llamado de múltiples maneras: bruja, loca, adivina, pervertida, aliada de satán, esclava de la carne, seductora, ninfómana, culpable de los males de la tierra.
Pero seguí viviendo, arando, cosechando, cosiendo, construyendo, cocinando, tejiendo, curando, protegiendo, pariendo, criando, amamantando, cuidando y sobre todo amando
He poblado la tierra de amos y de esclavos, de ricos y mendigos, de genios y de idiotas, pero todos tuvieron el calor de mi vientre, mi sangre y su alimento y se llevaron un poco de mi vida.
Logré sobrevivir a la conquista brutal y despiadada de Castilla en las tierras de América pero perdí mis dioses y mi tierra y mi vientre parió gente mestiza después que el amo me tomó por la fuerza.
Y en este continente mancillado proseguí mi existencia cargada de dolores cotidianos, negra y esclava en medio de la hacienda me vi obligada a recibir al amo cuantas veces quisiera sin poder expresar ninguna queja.
Después fui costurera, campesina, sirvienta, labradora, madre de muchos hijos miserables, vendedora ambulante, curandera, cuidadora de niños o de ancianos, artesana de manos prodigiosas, tejedora, bordadora, obrera, maestra, secretaria, enfermera.
Siempre sirviendo a todos, convertida en abeja o sementera cumpliendo las tareas más ingratas moldeada como cántaro por las manos ajenas.
Y un día me dolí de mis angustias un día me cansé de mis trajines, abandoné el desierto y el océano, bajé de la montaña, atravesé las selvas y confines y convertí mi voz dulce y tranquila, en bocina del viento en grito universal y enloquecido.
Y convoqué a la viuda, a la casada, a la mujer del pueblo, a la soltera, a la madre angustiada, a la fea, a la recién parida, a la violada, a la triste, a la callada, a la hermosa, a la pobre, a la afligida, a la ignorante, a la fiel, a la engañada, a la prostituida.
Vinieron miles de mujeres juntas a escuchar mis arengas, se habló de los dolores milenarios, de las largas cadenas que los siglos nos cargaron a cuestas.
Y formamos con todas nuestras quejas, un caudaloso río que empezó a recorrer el universo ahogando la injusticia y el olvido
El mundo se quedó paralizado los hombres y mujeres no caminaron se pararon las máquinas, los tornos, los grandes edificios y las fábricas ministerios y hoteles, talleres y oficinas, hospitales y tiendas, hogares y cocinas.
Las mujeres, por fin, lo descubrimos.
¡Somos tan poderosas como ellos y somos muchas más sobre la tierra! ¡Más que el silencio y más que el sufrimiento! ¡Más que la infamia y más que la miseria!
Que este canto resuene en las lejanas tierras de Indochina en las arenas cálidas del África, en Alaska y América Latina, llamando a la igualdad entre los géneros a construir un mundo solidario –distinto, horizontal, sin poderíos a conjugar ternura, paz y vida, a beber de la ciencia sin distingos.
A derrotar el odio y los prejuicios, el poder de unos pocos, las mezquinas fronteras, a amasar con las manos de ambos sexos el pan de la existencia. Jenny Londoño, escritora, historiadora y socióloga ecuatoriana Maravillosa descripción de la historia de la mujer a través de los siglos
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