Greta Garbo nació en un barrio
humilde de Estocolmo, el 18 de septiembre de 1905, y a corta edad su
belleza especial, su rostro inexpresivo, pero a la vez luminoso, la
catapultaron al modelaje.
Tal era la atracción que generaba ante las cámaras que, pese
a su personalidad seca y retraída, saltó al cine. Fue así como empezó
el primer gran mito del cine de Hollywood. Maravilló a grandes masas,
desafió todo los cánones de belleza y, de un día para otro, a los 36
años, le dio un portazo a su carrera, para encerrarse en un departamento
en Nueva York, donde murió el 15 de abril de 1990.
A 25 años del fallecimiento de la primera diva, entregamos
algunos aspectos de por qué Garbo es uno de los grandes mitos del cine
mundial.
“La Diva”
Garbo nunca entró en el juego de Hollywood, factor que la
hizo merecedora del apodo de “la Diva”. No daba entrevistas, no iba a
los estrenos y las pocas veces que salía de su casa, usaba seudónimos
para ocultares. En sus 16 años en Hollywood se cambió 11 veces de
domicilio.
Cuando grababa también exigía que se cerrara el plató y que el grueso del equipo no viera cuando ella filmaba.
Rostro perfecto
Varios fotógrafos y camarógrafos aseguran que la especial
belleza de Garbo radica en que su rostro era anatómicamente perfecto. La
separación de sus ojos era igual a la distancia entre la nariz y su
barbilla, igual que el puente de la nariz con el fin de la frente.
La mujer que nunca ríe
Garbo hizo 27 películas y sólo en una se aprecia a la actriz
riendo abiertamente. Se trata de Ninotchka, de 1939, el papel que más
le apasionó. Tal fue el fenómeno que generó ver a la estrella sonriendo,
que el gancho comercial del filme fue “la película donde Garbo ríe”.
Pero esta costumbre no solo la reservó para el cine, en las miles de
sesiones fotográficas, la divina tampoco sonreía. “Cualquier persona que
tiene una sonrisa perpetua en el rostro, oculta una rudeza que asusta”,
dijo la actriz.
Rumores de bisexualidad
La Garbo rompió los corazones de muchos, hombres y mujeres.
Si belleza distante y fría cautivaba no sólo al género masculino. En su
esplendor se conocieron algunos romances con actores, pero la única
pareja oficial que reconoció que al actor John Gilbert, relación que
terminó en 1927, cuando Garbo lo dejó plantado en el altar. Después de
eso, nunca se supo de relaciones, pero con el paso del tiempo se
revelaron datos y confesiones varias relaciones homosexuales que mantuvo
la diva. La conocida es con su archienemiga en Hollywood: la alemana
Marlene Dietrich, con quien tuvo una relación cuando ambas comenzaban
sus carreras, y el quiebre sentenció un odio que se mantuvo hasta el
final. También mantuvo una relación con la poetisa estadounidense
Mercedes de Acosta, quien reveló este vínculo en sus memorias. Garbo
siempre controló la relación y fue quien le puso fin. Esta ambigüedad
sexual quedó plasmada de cierta forma en la película La Reina Cristina
de Suecia, de 1933, en que la Garbo representó a una masculina monarca
que, incluso, se besaba en la boca con las mujeres de la corte.
Retiro a los 36 años
La mujer que representaba la máxima elegancia y el misterio,
a los 36 años, optó por terminar con su carrera y alejarse del mundo en
1941. No existe claridad respeto a los razones que detonaron esta
radical decisión, pero si quedó claro que Garbo cumplió su promesa de no
volver a las primeras planas. En 1954, de hecho, se le entregó un Oscar
honorífico, pero La Diva se negó a asistir y también a grabar un
saludo. Ni siquiera retiró la estatuilla.
Soledad absoluta
Quien otrora deslumbrara en los cines de todo el mundo y se
transformara en al mujer más bella y famosa del planeta, se encerró en
un lujoso departamento en Nueva York. Ahí se recluyó y sólo salía para
visitar Suecia o las montañas en Suiza. “Me gané la vida por ser joven,
por contener la belleza natural. Estuvo muy bien parar a tiempo. Hay
gente que va demasiado lejos. Envejecí rápido. Eso es lo que América
provoca. Por eso me gusta estar en Klosters (Suecia), en las montañas.
Cuando respiro este aire, me parece que el tiempo se detiene. Es como si
volviera a tener fuerzas”, declaró. En una de sus últimas entrevistas a
un periodista amigo, Garbo aseguró en 1988: “No me encuentro bien (…)
Sólo puedo dar unos pocos pasos. La mayor parte del tiempo permanezco en
mi casa, apenas como nada. Me siento triste. La vida que me rodea no es
real. Siento la sensación de irme muriendo poco a poco”. En la misma
conversación, el periodista agregó: “Parece cansada; sería mejor que se
fuera a casa. Esto la dejó a usted muerta”, y la actriz contestó:
“¿Muerta? Ya llevo muerta muchos años”.