Ahora si vamos a adentrarnos en la ciudad Patrimonio de la Humanidad, para ver su monumento más conocido que comenzó siendo una basílica hispanovisigoda en honor a San Vicente Mártir construida en el siglo VI. Después fue convertida en mezquita por orden de los omeyas andaluces con los que sufrió numerosas reformas y ampliaciones, desde Abderramán I hasta Almanzor pasando por Hixem I, Mohamed I, Abderramán II, Alhakén II y Abderramán III. Más tarde Fernando III la transformó de nuevo para el cristianismo, reforma de cuya autorización se arrepintió declarando: “Habéis destruido lo que era único en el mundo y habéis puesto en su lugar lo que se puede ver en todas partes”.
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En el Patio de los Naranjos llamado así por los 98 naranjos que se plantaron en su interior, destaca la fuente de Santa María, sobre ella se dice que las mujeres que deseen casarse han de beber del caño más próximo al olivo por lo que también es conocida como fuente del Caño del Olivo.
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Estos son algunos de los arcos que forman el corredor que rodea dicho patio.
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Cuenta una de las leyendas sobre la Mezquita que un ángel se le apareció a Abderramán I y le anunció: “Tal será la obra que te consagre, Dios único y legítimo, que el mundo entero le tendrá envidia y dominará a los vientos y vencerá a los días infinitos“. Lógicamente se estaba refiriendo a la Mezquita de Córdoba.
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El minarete fue construido por Abderramán III y más tarde convertido en torre campanario.
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Con la foto más típica sobre la Mezquita saltamos sus muros para verla desde fuera. En la parte norte encontramos la Puerta del Perdón (entrada principal), la Puerta y Fuente del Caño Gordo y el retablo de la Virgen de los Faroles. El retablo fue pintado por Julio Romero de Torres después de que el anterior se perdiera en un incendio, pero el original se encuentra en el museo que lleva su nombre, mientras que la copia que ocupa este lugar fue realizada por su hijo.
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La Puerta de la Grada Redonda es de estilo churrigueresco por lo que es muy diferente al resto.
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En esta misma fachada tenemos otras puertas que si guardan el típico estilo mudéjar, la que vemos en la fotografía es la Puerta de San José.
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La fachada sur no tiene puertas, mostrando unos enormes contrafuertes para contener la presión que ejerce la construcción debido al desnivel existente por la presencia del río. Los balcones que podemos ver fueron abiertos en época cristiana.
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Con la Puerta de San Pedro o de La Paloma doy por finalizada la parte I del reportaje, no sin antes comentaros una curiosidad más, el muro de la quibla y por lo tanto el mihrab de la Mezquita cordobesa está orientado al Sur y no a la Meca como es costumbre en este tipo de templos, los razonamientos más románticos dicen que Abderramán lo eligió así para que mirase al río Guadalquivir, río que lo llevaba a su Damasco natal.
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