Lirio
Casi todo alma, vaga Gerineldos por esos jardines del rey, a lo lejos, junto a los macizos de arrayanes...
Besos de la reina dicen los morados cercos de sus ojos mustios, dos idilios muertos. Casi todo alma, se pierde en silencio, por el laberinto de arrayanes... ¡Besos! Solo, solo, solo, lejos, lejos, lejos... Como una humareda, como un pensamiento... Como esa persona extraña que vemos cruzar por las calles oscuras de un sueño.
Manuel Machado
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