Fantasmas
Fantasmas de la noche, niñas tristes que escriben con las luces apagadas. Dragones del infierno las vigilan y en un castillo mueren encerradas.
Sus nombres se pronuncian como lirios.
Las miro cada tarde atareadas buscando el verso de hoja gris que diga aquel dolor de mar que no se acaba. Y un duelo, un no sé qué lejano, inmenso, como una horca entonces cierra mi alma. Mis niñas, la costumbre de buscar angustias como agujas mal se paga. Si hubieran hecho caso a sus madrastras. ¡Si no hubieran salido de sus casas! Sus senos se deshojarán. Tan sólo el frío irá a crecer en sus entrañas.
Delfina Acosta
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