A un ángel
A un Ángel le pregunté, ¿Cuál es el peor castigo? Y el Ángel me respondió;
Que entregues tu corazón, Y las puertas estén cerradas. Que entregues tu alma, Y no haya brillo en sus ojos. Que entregues tus besos, Y roces unos labios fríos. Que entregues tus manos, Y te encuentres siempre caída. Que entregues tu sonrisa, Y no te reflejes en su rostro. Que entregues tus caricias, Y no recibas un cálido abrazo. Que entregues tu llanto, Y no tengas consuelo. Que entregues tus sueños, Y no exista futuro. Que entregues tus palabras, Y obtengas un vacío. Que entregues tu integridad, Y ganes debilidad. Que entregues tu espalda, Y cargues con tu lamento. Que entregues tu oído, Y no existan palabras. Que entregues tu olfato, Y no haya fragancia. Que entregues tu cuerpo, Y no haya valor. Que entregues tus pies, Y camines un desierto de agonía.
¡Tú me preguntas! ¿Cuál es el peor castigo? Y yo te respondo; Amar... y no ser amado.
Colaboración de Belén Velasco Ecuador
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