"Es un signo de mezquindad y falta de gusto
utilizar un juego de tazas
ya gastado para la ceremonia del té."
Los utensilios nuevos son más convenientes.
Algunas personas pueden pensar que más
vale emplear utensilios ya gastados
debido al carácter de su origen. Estas dos
concepciones son igualmente erróneas.
Los objetos antiguos han sido empleados
por personas, ciertamente modestas, pero
su gran antigüedad les confiere una cierta nobleza.
Os utensilios viejos handado prueba
de su calidad en las manos de gente de alto rango.
Es por haber sido detentadas y usadas
por su propietario que ha acrecentado su valor.
Uno puede tener un razonamiento semejante
sobre el deber del Samurai. Un hombre de origen
modesto que logra cierto renombre y
alcanza una posición social elevada, está dotado
manifiestamente de cualidades sobresalientes.
Sin embargo, habrá gente que siempre encontrará
desagradable codearse con un hombre de
genealogía dudosa, que rehúsa siempre considerar
como un oficial superior al que no era hasta
ahora más que un simple soldado.
Fundamentalmente, un hombre que ha descollado
del montón, sólo ha podido hacerlo debido
a que poseía más habilidad y mérito que los que
están colocaos inicialmente en un escalón elevado.
Por ello debemos siempre testimoniarles un mayor
respeto.
Cuando uno busca algo esencial que realizar, hay que
saberse mantener lejos del Señor de un feudo,
de las personalidades oficiales y de los consejeros.
Cuando uno pasa el tiempo "girando en torno"
a sus superiores y a estar suspendido de sus labios, se
hace difícil llevar a cabo los proyectos.
Es una máxima que no ha de ser olvidada.
Está mal murmurar, sin embargo, tampoco es mejor
alabar a alguien en todo momento.
Un Samurai debe conocer su talla, observar la
disciplina sin distraerse y hablar lo menos posible.
Un hombre valeroso debe permanecer impávido
y jamás dar la impresión de estar desbordado.
Sólo las personas insignificantes, cuyo carácter se
revela agresivo, buscan la fama a cualquier
precio y chocan con todos los que frecuentan.
En un debate o una discusión algunas veces hay
que saber perder pronto para hacerlo con
elegancia. Del mismo modo, si en la lucha Sumo,
para ganar a cualquier precio, uno se pone
a hacer trampas, se vuelve peor que un vencido
y es, al mismo tiempo, derrotado y
carente de elegancia.