Cuando dices que me amas
Arrancar una flor, robar un beso;
encerrar en la jaula algún canario, destruir
a un insecto solitario o negarle al ratón algo
de queso; regañar a un pequeño por travieso,
no tenderle al mendigo nuestra mano, o insultar
a un anciano por anciano es ausencia de luz
en nuestro seso. Son acciones, sin duda, deplorables
que pudieran rayar en la locura e indignar a los
más indiferentes; pero peores, amor, y como
sables son tus llagas que ya no tienen cura,
cuando dices que me amas y me mientes...
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