A Jacinto Benavente
Figulinas
¡Qué bonita es la princesa! ¡Qué traviesa! ¡Qué bonita! ¡La princesa pequeñita de los cuadros de Watteau!
¡Yo la miro, yo la admiro, yo la adoro! Si suspira, yo suspiro; si ella llora, también lloro; si ella ríe, río yo.
Cuando alegre la contemplo, como ahora, me sonríe... Y otras veces su mirada en los aires se deslíe, pensativa...
¡Si parece que está viva la princesa de Watteau!
Al pasar la vista hiere, elegante, y ha de amarla quien la viere.
... Yo adivino en su semblante que ella goza, goza y quiere, vive y ama, sufre y muere... ¡Como yo!
Manuel Machado
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