Los puentes
Nuevos puentes de Praga, habéis nacido en la vieja ciudad, rosa y ceniza, para que el hombre nuevo pase el río. Mil años gastaron los ojos de los dioses de piedra que desde el viejo Puente Carlos han visto ir y venir y no volver las viejas vidas, desde Malá Strana los pies que hacia Moravia se dirigieron, los pesados pies del tiempo, los pies del viejo cementerio judío bajo veinte capas de tiempo y polvo pasaron y bailaron sobre el puente, mientras las aguas color de humo corrían del pasado, hacia la piedra.
Moldava, poco a poco te ibas haciendo estatua, estatua gris de un río que moría con su vieja corona de hierro en la frente, pero de pronto el viento de la historia sacude tus pies y tus rodillas, y cantas, rio, y bailas, y caminas con una nueva vida. Las usinas trabajan de otro modo. El retrato olvidado del pueblo en las ventanas sonríe saludando, y he aquí ahora los nuevos puentes: la claridad los llena, su rectitud invita y dice: "Pueblo, adelante, hacia todos los años que vienen, hacia todas las tierras del trigo, hacia el tesoro negro de la mina repartido entre todos los hombres".
Y pasa el río bajo los nuevos puentes cantando con la historia palabras puras que llenarán la tierra.
No son pies invasores los que cruzan los nuevos puentes, ni los crueles carros del odio y de la guerra: son pies pequeños de niños, firmes pasos de obrero. Sobre los nuevos puentes pasas, oh primavera, con tu cesta de pan y tu vestido fresco, mientras el hombre, el agua, el viento amanecen cantando.
Pablo Neruda
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