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Tu infancia en menton
Sí, tu niñez ya fábula de fuentes. El tren y la mujer que llena el cielo. Tu soledad esquiva en los hoteles y tu máscara pura de otro signo. Es la niñez del mar y tu silencio donde los sabios vidrios se quebraban. Es tu yerta ignorancia donde estuvo mi torso limitado por el fuego. Norma de amor te di, hombre de Apolo, llanto con ruiseñor enajenado, pero, pasto de ruina, te afilabas para los breves sueños indecisos. Pensamiento de enfrente, luz de ayer, índices y señales del acaso. Tu cintura de arena sin sosiego atiende sólo rastros que no escalan. Pero yo he de buscar por los rincones tu alma tibia sin ti que no te entiende, con el dolor de Apolo detenido con que he roto la máscara que llevas. Allí, león, allí, furia del cielo, te dejaré pacer en mis mejillas; allí, caballo azul de mi locura, pulso de nebulosa y minutero, he de buscar las piedras de alacranes y los vestidos de tu madre niña, llanto de medianoche y paño roto que quitó luna de la sien del muerto. Sí, tu niñez ya fábula de fuentes. Alma extraña de mi hueco de venas, te he de buscar pequeña y sin raíces. ¡Amor de siempre, amor, amor de nunca! ¡Oh, sí! Yo quiero. ¡Amor, amor! Dejadme. No me tapen la boca los que buscan espigas de Saturno por la nieve o castran animales por un cielo, clínica y selva de la anatomía. Amor, amor, amor. Niñez del mar. Tu alma tibia sin ti que no te entiende. Amor, amor, un vuelo de la corza por el pecho sin fin de la blancura. Y tu niñez, amor, y tu niñez. El tren y la mujer que llena el cielo. Ni tú, ni yo, ni el aire, ni las hojas. Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.
Federico Garcia Lorca
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Fondo Estrellita
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