El botafumeiro (literalmente ‘esparcidor de humo’,
en gallego) es uno de los símbolos más conocidos y populares de la Catedral de
Santiago de Compostela, Galicia. Se trata de un enorme incensario. Su exhibición
se realiza en la Eucaristía del Peregrino de los domingos, aunque últimamente se
tiene por costumbre exhibirlo en la homóloga de los días diarios solamente si
los peregrinos realizan una ofrenda de alrededor de 300 €. El botafumeiro sólo
se puede admirar en la catedral en las misas solemnes. El resto de los días es
sustituido por otro incensario conocido como La Alcachofa, que también está
realizado en metal blanco.
El origen del
botafumeiro se sitúa en 1554. Fue construido gracias a una ofrenda del rey Luis
XI de Francia. El original estaba elaborado en plata y fue robado por las tropas
francesas en 1809 durante la Guerra de la Independencia. El incensario tuvo que
ser sustituido por otro más moderno y menos ostentoso. De la plata se pasó al
latón plateado.
Al igual que
otros incensarios de las iglesias, el botafumeiro tiene un origen litúrgico. Sin
embargo, este es especialmente grande debido al gran número de peregrinos que
llegan a Santiago, pesa unos 50 kilos y mide metro y medio de
altura.
Hay que pensar
que la Catedral de Santiago como todas las de peregrinación permitía a los
peregrinos dormir en el interior lo que provocaba un olor muy desagradable de
ahí la necesidad de tener un incensario tan grande.
El origen del
nombre es obviamente gallego, y significa literalmente en castellano
“echahumos
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