Mia
Mía: así te llamas. ¿Qué más harmonía? Mía: luz del día; mía: rosas, llamas.
¡Qué aroma derramas en el alma mía si sé que me amas! ¡Oh Mía! ¡Oh Mía!
Tu sexo fundiste con mi sexo fuerte, fundiendo dos bronces.
Yo triste, tú triste... ¿No has de ser entonces mía hasta la muerte?
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