Nunca me olvidaré que cuando yo era muy niña todavía,
quizás unos 11 años, o menos,
tuve que ir a un osteópata por un problema en una pierna,
y en la sala de espera estaba
MOIRA SHEARER,
que se había hecho daño en la última escena de
THE RED SHOES,
cuando salta a una vía de tren.
Pude hablar con ella,
una de mis ídolos.
Me parece que fue uno de los gran momentos
de mi niñez.
Bapita