Fue en el año 1533, siendo tan solo una jovencita de catorce años, cuando la duquesa Catalina di Medici fue prometida por su tío, el Papa Clemente VII, con el segundo hijo del rey de francés Francisco I. Cuentan que Francisco I aceptó el matrimonio con su hijo Enrique, en esos momentos duque de Orleáns y tan solo hermano del delfín, porque Catalina poseía una de las dotes más ricas y apetecibles de toda Europa, y las arcas francesas estaban en ese momento casi vacías.