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De: Amaly (Mensaje original) |
Enviado: 09/03/2011 18:01 |
Mi Pelo
En los rizos de mi pelo te enredastes una tarde en que los dos paseando nos encontramos de frente, y yo me quedé prendida de tus grandes ojos verdes.
Mi pelo negro azabache, te tenian cautivado, lo acariciabas con mimo, con tus bellos dedos largos, haciendo tirabuzones. Yo, sonreia placentera, pues de verdad me agradaba y decidimos seguir caminando por las acera, en silencio, sin hablar, por no romper el encanto, de aquella tarde serena que tu y yo nos encontramos.
Mi pelo se te enredó, mientras yo me iba enredando en tus ojos verde oliva. Nos enredamos los dos y me entregué a tus caricias. Y seguimos caminando hasta la Plaza del Potro, allí me distes un beso y un poema me susurraste al oido, que me hizo estremecer. Y seguimos adelante, y junto a la Cruz del Rastro, en el mismo humilladero inclinando la rodilla me recistastes un verso de Fray Luis de Leon. Extasiada y embriagada, admirando la poesía, sin darme cuenta siquiera, te dije que te quería. Me cogistes por la cintura y me llevastes hasta la Ribera y junto al Guadalquivir,me contastes la leyenda de una mujer que en su día la llamaron la MalMuerta, y en la torre todavía se oyen sus voces de queja.
Y seguimos caminando, yendo hacia el Puente Romano.
Allí estaba su triunfo, Triunfo de San Rafael, y cogidos de la mano, el momento era solemne, los dos allí nos besamos. Rezamos una oración y nos sentimos casados.
Y para siempre en mi pelo te quedastes enredado.
A.Medina García
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De: Amaly |
Enviado: 07/11/2016 09:15 |
Mi Pelo
En los rizos de mi pelo te enredastes una tarde en que los dos paseando nos encontramos de frente, y yo me quedé prendida de tus grandes ojos verdes.
Mi pelo negro azabache, te tenian cautivado, lo acariciabas con mimo, con tus bellos dedos largos, haciendo tirabuzones. Yo, sonreia placentera, pues de verdad me agradaba y decidimos seguir caminando por las acera, en silencio, sin hablar, por no romper el encanto, de aquella tarde serena que tu y yo nos encontramos.
Mi pelo se te enredó, mientras yo me iba enredando en tus ojos verde oliva. Nos enredamos los dos y me entregué a tus caricias. Y seguimos caminando hasta la Plaza del Potro, allí me distes un beso y un poema me susurraste al oido, que me hizo estremecer. Y seguimos adelante, y junto a la Cruz del Rastro, en el mismo humilladero inclinando la rodilla me recistastes un verso de Fray Luis de Leon. Extasiada y embriagada, admirando la poesía, sin darme cuenta siquiera, te dije que te quería. Me cogistes por la cintura y me llevastes hasta la Ribera y junto al Guadalquivir,me contastes la leyenda de una mujer que en su día la llamaron la MalMuerta, y en la torre todavía se oyen sus voces de queja.
Y seguimos caminando, yendo hacia el Puente Romano.
Allí estaba su triunfo, Triunfo de San Rafael, y cogidos de la mano, el momento era solemne, los dos allí nos besamos. Rezamos una oración y nos sentimos casados.
Y para siempre en mi pelo te quedastes enredado.
A.Medina García
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De: Amaly |
Enviado: 17/04/2019 10:37 |
Mi Pelo
En los rizos de mi pelo te enredastes una tarde en que los dos paseando nos encontramos de frente, y yo me quedé prendida de tus grandes ojos verdes.
Mi pelo negro azabache, te tenian cautivado, lo acariciabas con mimo, con tus bellos dedos largos, haciendo tirabuzones. Yo, sonreia placentera, pues de verdad me agradaba y decidimos seguir caminando por las acera, en silencio, sin hablar, por no romper el encanto, de aquella tarde serena que tu y yo nos encontramos.
Mi pelo se te enredó, mientras yo me iba enredando en tus ojos verde oliva. Nos enredamos los dos y me entregué a tus caricias. Y seguimos caminando hasta la Plaza del Potro, allí me distes un beso y un poema me susurraste al oido, que me hizo estremecer. Y seguimos adelante, y junto a la Cruz del Rastro, en el mismo humilladero inclinando la rodilla me recistastes un verso de Fray Luis de Leon. Extasiada y embriagada, admirando la poesía, sin darme cuenta siquiera, te dije que te quería. Me cogistes por la cintura y me llevastes hasta la Ribera y junto al Guadalquivir,me contastes la leyenda de una mujer que en su día la llamaron la MalMuerta, y en la torre todavía se oyen sus voces de queja.
Y seguimos caminando, yendo hacia el Puente Romano.
Allí estaba su triunfo, Triunfo de San Rafael, y cogidos de la mano, el momento era solemne, los dos allí nos besamos. Rezamos una oración y nos sentimos casados.
Y para siempre en mi pelo te quedastes enredado.
A.Medina García
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