Lo fue todo en los gobiernos socialistas y también en el PSOE. Hoy, con el corazón encogido y con un enorme dolor, la familia socialista despide al compañero Alfredo Pérez Rubalcaba. Ha sido tal su fuerza personal y política que nos cuesta mucho asimilar que Alfredo ya no está con nosotros.
Inteligente, culto, vital y cercano, Alfredo deja una huella imborrable en la política española reciente y en la historia de nuestro partido, un partido al que amaba, al que se afilió en 1974 con poco más de 20 años y del que llegó a ser secretario general.
Nuestro país tiene una enorme deuda con él. Alfredo dedicó su vida a trabajar por la democracia, la libertad y el fin de la violencia terrorista, una violencia que a lo largo de varias décadas ha dejado tantos muertos y tantas vidas rotas en nuestro país. Su principal obsesión fue la de acabar con ETA y a pesar de las muchas dificultades, Alfredo lidero el difícil proceso y lo logró.
Gracias, compañero Alfredo. Gracias por tu trabajo, por tu compromiso con la igualdad y la cohesión social, por tu vocación de servicio público y por tu altura de Estado. Gracias por haber contribuido a mejorar la vida de todos y todas.
Hasta siempre, Alfredo