El gigante asiático ya antes de la llegada al poder de Trump cooperaba con los países de América Latina. Pero durante los últimos años su interés en la región ha crecido. Sobre todo después de que una serie de socios diplomáticos dejaran de reconocer a Taiwán y se situasen en la línea de Pekín, explica a Sputnik el vicedirector del Instituto de países de Asia y África de la Universidad Estatal de Moscú, Andréi Karnéyev.

No hay duda de que bajo las condiciones actuales se están creando oportunidades adicionales para China. Y aquí es visible la inconsistencia de la política estadounidense: de hecho, Estados Unidos presenta un regalo a su principal competidor geopolítico, y se trata de la región, que tradicionalmente está dentro del alcance de los intereses estadounidenses, agregó Karnéyev.

Fa Hesheng, director del Instituto de América Latina de la Universidad de Anhui (China) cree que el vacío que están dejando los estadounidenses no tiene por qué ocuparlo China, si bien el espacio para que China opere en América Latina "sin duda está creciendo". Explica a Sputnik que "el aislacionismo" que está demostrando Estados Unidos es de carácter político y que los congresistas estadounidenses —no solo demócratas, sino también algunos republicanos— se posicionan en contra de esa tendencia aislacionista que se manifiesta reforzando la frontera con México.

"Por eso esa tendencia aislacionista puede ser de carácter temporal y probablemente no es parte de una estrategia a largo plazo", señala.

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Al fin y al cabo, prosigue, las relaciones entre Estados Unidos y América Latina son demasiado estrechas. Motivo por el que Washington "se opondrá a la presencia de Rusia y China" en la región y, por tanto, no reducirá las inversiones estratégicas en los países latinoamericanos.

"Que EEUU no esté listo para reducir [la inversión] estratégica lo demuestra lo que está ocurriendo en Venezuela. ¿Por qué EEUU apoya a Guaidó? Si EEUU ya hubiese rechazado seguir influyendo estratégicamente, no habría necesidad alguna [para apoyarlo]", dice.

Las inversiones chinas en los países latinoamericanos suavizan la gravedad de los problemas que experimenta la región, señala Hesheng. Incluso en países grandes como Brasil y Argentina, dice, las inversiones chinas son muy valiosas porque el crecimiento económico de los países en desarrollo se mide por el nivel de las inversiones al no tener mucha capacidad de compra. En este sentido, la producción agrícola latinoamericana tiene en el enorme mercado chino un gran comprador, añade.

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"La presencia de China en América Latina, sobre todo con la aparición de la iniciativa 'Un cinturón, una ruta' puede aumentar la integración [de China] en América Latina. Su presencia permitirá que la región prospere. Las inversiones, los diversos proyectos y los intercambios humanitarios no solo permiten que la relación entre China y América Latina evolucione. También tienen importantes consecuencias en el desarrollo y la prosperidad de la sociedad latinoamericana", concluye Hesheng.

Christopher Bovis es doctor en Ciencias Jurídicas y profesor de la escuela de negocios de la Universidad de Hull (Reino Unido). Explica a Sputnik que los aranceles que pesarán sobre las importaciones chinas a EEUU afectarán a una inmensa parte de los productos finales chinos o casi finales.

"Los aranceles solo serán una medida de proteccionismo, y la capacidad de la economía china para hacer frente a los aumentos ha quedado más que demostrada en el pasado. Sin embargo, si los aranceles se convierten en una barrera al comercio en lugar de en un instrumento comercial equilibrante, seremos testigos de la nueva era de las guerras comerciales, y con consecuencias sin precedentes", advierte.

Las guerras comerciales que se basan en la subida de aranceles, explica, se quiera o no influyen negativamente en los precios de bienes y servicios. A la larga, el proteccionismo, dice, es "una amenaza para los consumidores" y "perjudica negativamente los efectos positivos de la globalización".

Bovis cree que los aranceles no son una forma justificable de proteger la economía de un país en las relaciones internacionales modernas, por lo que son "herramientas antiguas".

"Vivimos en la época de las cero tarifas entre bloques comerciales", reivindica.

Las tarifas pueden influir a corto plazo y positivamente en la economía de un país, pero a medio y a largo plazo las perspectivas no son nada halagüeñas: las naciones se aíslan y pierden competitividad. Una cosa la tiene clara: "el consumidor es quien siempre sale perdiendo".

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Bovis añade que la influencia financiera de China es suficiente para que el país reaccione a cualquier aumento de tarifas por parte de Estados Unidos. "A su disposición tiene un saldo comercial positivo capaz de compensar cualesquiera que sean las consecuencias negativas de ese aumento", explica.