RENÉE LAFONT, periodista francesa FUSILADA por los fascistas en Córdoba cuando cubría la guerra de España
Once meses antes de la muerte de Gerda Taro, la fotógrafa que llegó a España a cubrir la Guerra Civil junto a Robert Capa, la corresponsal francesa Renée Lafont fue fusilada por los franquistas y enterrada en la fosa común del cementerio de la Salud, en Córdoba. Francisco Moreno Gómez considera que se trató de la primera mujer periodista que murió cubriendo una guerra. Apasionada de España y de su cultura, que procuró promocionar siempre, le valió el aprecio y el agradecimiento de muchos escritores españoles.
Era una mujer de un indudable atractivo centrado en una intensa mirada, entre decidida y soñadora y con todo el ímpetu de la juventud. Traductora al francés de Vicente Blasco Ibáñez, en 1914 en ABC es descrita como una espiritual novelista francesa muy conocida en España por su hispanofilia y por la traducción de los autores españoles más importantes del momento.
Renée Lafont, acreditada como periodista, estaba cubriendo la guerra en España para el periódico francés “Le Populaire”. El 29 de agosto de 1936, Lafont se acercó a la línea del frente y se perdió. La periodista, junto a su chófer y a su traductor, llegaron a la zona de Las Cumbres, en Alcolea (Córdoba), una zona controlada por los militares rebeldes, que la descubrieron; sus tres pasajeros se asustaron, salieron del coche y se escondieron en una alcantarilla. Tras un tiroteo, un destacamento fascista capturó a Renée Lafont, herida en una pierna.
Renée fue juzgada por un Tribunal Militar. Los sublevados le habían encontrado documentos con la hoz y el martillo, y el tribunal franquista la condenó a muerte. Cuando los presos transportados en un camión al cementerio supieron a dónde iban comenzaron a gritar. Renée Lafont saltó del vehículo cuando se dio cuenta de lo que iba a pasar, pero fue abatida inmediatamente. Minutos después se escucharon las descargas de los fusilamientos junto a la tapia del cementerio. Por la mañana los sepultureros trasladaron los cuerpos al interior. Fusilada el 1 de septiembre de 1936, su cuerpo sería inhumado en un lugar desconocido, probablemente una de las numerosas fosas comunes abiertas entonces.
Poco después, varios medios franceses le rindieron homenaje en sus páginas. En 1937, el Congreso del Partido Socialista Francés reunido en Marsella le rindió homenaje. El Gobierno francés, controlado por el Frente Popular de Leon Blum, no protestó por el fusilamiento de una de sus ciudadanas. Desde 1937 hasta la fecha, no queda constancia de nada que no sean sus muchas obras. Su cuerpo sigue enterrado junto a más de otras 2000 personas en un fosa común en algún lugar de Córdoba. Desde hace 80 años.
Pues lo siento por los fascista, no lo olvidaremos.
80 años después de la guerra civil española el conflicto sigue vivo: las estanterías de las librerías están llenas de textos sobre la misma, se siguen haciendo y reponiendo innumerables películas sobre el conflicto y también nuevas obras de teatro sobre alguno de sus aspectos. En la batalla política de hoy en día, algunos se arrojan calificativos relacionados más con nuestra historia reciente (“franquistas” y “comunistas”) que con la verdadera ideología de los votantes.
La mayor parte de los que la vivieron han desaparecido por la edad. Ahora, son sus hijos y sus nietos los que se la echan en cara. Pero ¿saben de lo que están hablando?. Muchos historiadores opinan que es mejor no olvidar, para que no se repita, aunque sí es preciso perdonar. Las palabras del presidente de la República, Manual Azaña -“paz, piedad, perdón”- siguen vigentes.
DATOS SOBRE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
Fue un conflicto desencadenado en España el 18 de julio de 1936, tras el fracaso parcial de un golpe de Estado llevado a cabo por el Ejército contra el Gobierno legítimo y democrático de la Segunda República. Estalló en un contexto de una economía atrasada, una estructura social muy desigual y la polarización de la sociedad en dos bandos.
Tuvo múltiples facetas: la lucha de clases, la guerra de religión, los enfrentamientos entre nacionalismos opuestos, la lucha entre la dictadura militar y la democracia republicana o entre fascismo y comunismo, las peleas en el campo entre jornaleros y señoritos, etcétera.
Los antecedentes al estallido de la guerra fueron los asesinatos del teniente de la Guardia de Asalto, José Castillo (republicano) y del diputado José Calvo Sotelo (monárquico), el 12 y el 13 de julio de 1936.
Los enfrentamientos entre las izquierdas y las derechas entre febrero y julio de 1936 llevaron a la percepción de que el Gobierno del Frente Popular no podía manejar la situación, lo que pudo servir como uno de los pretextos para el posterior golpe militar y fascista.
Una milicia de hombres y mujeres republicanos marchan al principio de la guerra.
Fue el 8 de marzo cuando tuvo lugar en Madrid una reunión de varios generales que acordaron el alzamiento militar para derribar al Frente Popular, la coalición de partidos que sustentaba al gobierno de la Segunda República.
Los artífices principales del Golpe de Estado del 17 y 18 de julio de 1937 fueron, entre otros, los generales Emilio Mola, José Sanjurjo, Gonzalo Queipo de Llano y Francisco Franco. Fue un alzamiento que no triunfó en las grandes ciudades pero sí en las zonas rurales. Al no triunfar pero tampoco ser derrotado, derivó en una guerra civil que duró tres años de enfrentamiento fraticida entre españoles. Tras diversas vicisitudes, Franco se quedó al mando absoluto de la rebelión.
Juan March, uno de los empresarios más ricos de España entonces, financió y apoyó el golpe.
Hubo una enorme represión en ambos bandos. En la zona sublevada se dirigió principalmente contra los militantes obreros y campesinos, aunque también contra algunos intelectuales, como Federico García Lorca. Esta represión estuvo organizada por las autoridades militares y duró todo el conflicto.
En la zona republicana los grupos que sufrieron la violencia fueron sobre todo sacerdotes y las clases adineradas. Estos actos tuvieron lugar al principio de la guerra y los llevaron a cabo, en la mayoría de los casos, grupos incontrolados.
Francia y Reino Unido firmaron el Pacto de No Intervención, con el que se evitaba la intervención extranjera en la guerra. Ni la Alemania nazi de Hitler ni el Portugal de Salazar lo respetaron.
Un soldado francés ayuda a una familia española que huye de la guerra
Las potencias fascistas de Mussolini y Hitler apoyaron al bando nacional, mientras que la URSS apoyó al bando republicano. Las democracias occidentales dejaron sola a la República española. La ayuda soviética fue más dispersa y de menor calidad que la que recibió Franco.
Hitler ofreció en secreto apoyo aéreo a Franco para sus tropas terrestres. Esta fuerza de intervención fue la Legión Cóndor. Así, el canciller alemán pudo mejorar la calidad de sus aparatos y reparar los defectos de sus fuerzas aéreas. Además, Portugal permitió el libre paso de armas para el ejército de Franco por el territorio luso. La acción más terrible de la aviación fascista fue el bombardeo de Guernica, el 26 de abril de 1937. Se calcula que el 70% de los edificios quedaron destruidos.
Las Brigadas Internacionales fueron grupos de voluntarios reclutados por la Internacional Comunista en países de todo el mundo. Fueron alrededor de 40.000 y tuvieron un papel importante, sobre todo en la defensa de Madrid y las batallas de Teruel y del Jarama. Abandonaron España en octubre de 1938.
Artistas e intelectuales extranjeros apoyaron la causa republicana. Ernest Hemingway trabajó como reportero y fotógrafo durante el conflicto y George Orwell luchó en el lado republicano, aunque quedó desilusionado por la rivalidad entre las filas de izquierdas.
La renta nacional y per cápita del país no recuperó el nivel de 1936 hasta finales de la década de 1950.
Un ejemplo de la violencia y la represión fue la masacre en la plaza de toros de Badajoz, en la que el ejército sublevado asesinó a entre entre 1800 y 4000 - los datos no se han clarificado- civiles y militares defensores de la Segunda República.
La Iglesia católica apoyó el levantamiento, calificando la guerra como una "cruzada" o "guerra santa" en defensa de la religión. Así dieron al bando sublevado una legitimidad religiosa importante.
Madrid fue el gran bastión republicano. La capital resistió hasta los días finales de la Guerra. Aquí nació el lema "No pasarán" de Pasionaria y el verso "Madrid, capital de la gloria", de Rafael Alberti. Cuando Madrid cae y las tropas de Franco la ocupan, una cantante, Celia Gámez, entonó el "Ya hemos pasao", que contestaba a Pasionaria.
La Desbandá fue una masacre en la carretera Málaga-Almería cometida por las tropas franquistas el 8 de febrero de 1937, en la que una multitud de refugiados que andaban por la carretera huyendo hacia Almería, fue atacada causando la muerte a entre 3.000 y 5.000 civiles.
La gran batalla de la Guerra Civil es del Ebro, una ofensiva del bando republicano en la que logró avanzar hasta que Franco contraatacó, haciéndose con la victoria. Se produjo de julio a noviembre de 1938. Murieron miles y miles de españoles. Fue el principio del fin de la resistencia antifascista.
En 1939 se creó una Junta de Defensa para negociar el fin de la guerra con Franco, quien sólo admite la rendición. A finales de marzo las tropas nacionales entraron en Madrid y Almería y el 1 de abril Franco dio por concluida la guerra con el siguiente mensaje: "En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado".
Tropas republicanas capturadas por los nacionalistas al final de la guerra
Uno de los motivos de la derrota republicana fueron las divisiones internas entre socialistas, comunistas y anarquistas.
Las víctimas producidas por los sublevados fueron ignoradas durante el franquismo y aún hoy existen muchas dificultades para cuantificarlas e identificarlas. Muchas están dispersas por las cunetas de las carreteras españolas.
España, con más de 114.000 desaparecidos es el segundo país del mundo (tras Camboya) con el mayor número de personas víctimas de desapariciones forzadas cuyos restos no han sido recuperados o identificados, según la asociación Jueces para la Democracia.
Y cuatro datos demoledores para acabar, que aún hoy son discutidos:
Aunque se han dado cifras muy dispares al cuantificar las pérdidas, se calcula que hubo alrededor de 500.000 muertos durante la guerra.