... Me doy un baño y me perfumo, como dice la canción del Gran Combo, y desde allí el ritual para todos es diferente, pues “un gran desayuno”, por lo menos en mi caso, es solo el premio para el fin de semana. Para mí las primeras horas de la mañana son básicas en cómo será el resto del día. Adquirí el hábito reciente de tomar jugo de apio en ayunas y después de unos minutos agua caliente con limón que, como mi mamá dice, es lo más sano para quitar la acidez y hasta las arrugas.
El desayuno de alguna forma se ha vuelto no solo una inyección de energía necesaria sino una pequeña botica de los remedios caseros de las abuelas. Somos muchas personas las que hoy tenemos hábitos más orgánicos y sencillos; agua con linaza, zumos de frutas y verduras o un buen té verde para comenzar.
Soy de desayunos ligeros entre semana, me va mejor ir comiendo de a poco para no acabar enterrada en mi escritorio. No hay nada mejor que una arepa con puré de aguacate encima o una avena y frutas, pero pongo mi estómago de fiesta cada vez que estoy en la Costa y me dan mis carimañolas y arepas de huevo, o en el Valle del Cauca me reciben con un par de pandebonos. Y ni qué decir del desayuno del Cesar con yuca y chicharrón. Los huevos son religiosos, pero cualquier pecado extra es una dicha.
Pero llega el fin de semana y sale a relucir la nevera completa. El desayuno de fin de semana es un espacio de familia y amigos, de sacar sartenes y tiempo para poder comer en paz. Cada región tiene su especialidad: pan fresco, arepas crocantes, huevos en cualquier versión, salchichas, chorizos, chicharrones, tamales, pasteles y hasta changua son memorables para compartir la mesa. Súmenle unas deliciosas mimosas, café recién molido y jugos frescos y así el plan se extiende a toda la mañana. Pero si definitivamente el domingo no es el día de cocinar, siempre habrá el plan del brunch, el domicilio en la cama, la tienda del barrio o la panadería.
Cada ciudad tiene sus sitios estrella. Si están en Bogotá, hay varios lugares donde desayunar es un muy buen plan de periódico, vecinos y tranquilidad:
Árbol del Pan
Arepas la Reina
Ázimos
Agadón Restaurante (domingos)
Canasto Picnic
Castellana 104
Café Monstruo
Desayunadero el Cañón del Chicamocha
La Plaza de la Perseverancia
La Puerta Falsa
Y el clásico de mi abuela, Yanuba.
“Yo me levanto por la mañana, me doy un baño y me perfumo, me como un buen desayuno y no hago más na’, más na’”
Fuente SEMANA.COM