El ministro de Pesca canadiense, Jonathan Wilkinson, ha denunciado que la práctica de extracción de aletas es "insostenible e inhumana".
Canadá se ha convertido este viernes en el primer país del G-20 en prohibir la importación y exportación de aletas de tiburón, dando un paso más hacia la preservación del medio ambiente.
El veto fue aprobado por el Senado canadiense como parte de la enmienda de la ley C-68, que modifica la Ley de Pesca, la que penaba el cercenamiento de las aletas de los escualos en el país desde 1994, sin embargo permitía la importación de aletas desde otras regiones sin regulaciones.
El ministro de Pesca, Jonathan Wilkinson que anunció la medida, se refirió a la práctica como "insostenible e inhumana". "Reconocemos la clara amenaza que representa el comercio de aletas de tiburón para la sostenibilidad de nuestros océanos", aseguró.
Canadá compró más de 148.000 kilos de aletas en el 2018, por más de 3,2 millones de dólares canadienses (2,4 millones de dólares estadounidenses), siendo China su principal proveedor. La ONU estima que 73 millones de tiburones son abatidos por sus aletas cada año.
Para la extracción, las tripulaciones de los barcos de pesca comercial capturan a los tiburones, les cortan las aletas y luego arrojan al mar a los escualos, que a menudo siguen vivos. Los animales mutilados se hunden en el lecho marino, donde mueren de asfixia o depredación.
Las aletas de tiburón se usan a menudo para elaborar una sopa que se sirve tradicionalmente en bodas y banquetes chinos.