Tras el anuncio de la expresidenta Cristina Kirchner sobre su postulación a vicepresidenta, tanto el oficialismo como la oposición analizan sus estrategias de cara a octubre.
La entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner junto al actual mandatario argentino, Mauricio Macri en Buenos Aires, el 2 de agosto de 2012.
Marcos Brindicci / Reuters
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Las elecciones presidenciales de octubre en Argentina se acercan y buena parte del mapa de candidaturas comienza, poco a poco, a despejar dudas. El anuncio de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner de que será candidata a vicepresidenta, acompañando una fórmula ampliada del peronismo encabezada por su exjefe de Gabinete, Alberto Fernández, movilizó a todo el arco político a apresurar reuniones para configurar alianzas y terminar de resolver sus diferencias.
Tanto el oficialismo como el sector del peronismo no kirchnerista o 'federal', analizan por estas horas cuál será su fórmula, en medio de presiones, personalismos y constantes contradicciones. Las últimas incógnitas deberán ser develadas en breve: el 22 de junio es la fecha límite para el cierre de listas de los partidos políticos de cara a las PASO (Elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) de agosto, es decir que, en menos de un mes, aparecerán los nombres y las alianzas que podrían definir el futuro del país sudamericano el domingo 27 de octubre.
Información y privacidad de Twitter AdsSuele decirse, con cierto grado de reduccionismo, que esta tierra está dividida por una 'grieta' política. Que existe una pugna ideológica en la sociedad, al parecer irreconciliable, y que cada una de las partes quiere un modelo de país bien diferente. A los ojos del bando rival, unos serían "la derecha neoliberal" aliada a Washington, y los otros, los 'populistas' que llevarían a la Argentina a "ser Venezuela". A esos dos 'bandos' los representan, por un lado, el actual presidente y líder del PRO, Mauricio Macri, aliado a la centenaria Unión Cívica Radical (UCR), y por el otro la exmandataria y líder del kirchnerismo, que ha declinado su postulación presidencial en busca de ampliar su frente electoral peronista.
Si bien Macri reconoció su intención de ser reelecto ya en marzo de 2018, y lo reafirma cada vez que puede, en su espacio, la alianza Cambiemos, comienzan a dudar de su figura porque las encuestas, dada la debacle económica que generó su gestión en estos cuatro años, muestran una estrepitosa caída en su imagen y en intención de voto. Las presiones internas, así como de importantes sectores empresarios, para que la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, ocupe su lugar aprovechando una imagen menos alicaída, hacen crujir al espacio gobernante. Sin embargo, tanto Vidal como Macri insisten en que la mandataria bonaerense intentará revalidar su gestión en la provincia.
La gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, en Casa Rosada, Buenos Aires, 10 de diciembre de 2015. / Marcos Brindicci / Reuters
Por el otro lado de la 'grieta', la figura de Cristina Fernández de Kirchner, que ha bajado su tono confrontativo en busca de la ansiada "unidad" de la oposición, cobra cada vez más fuerza, a pesar de las múltiples causas judiciales por corrupción que la tienen bajo una decena de procesamientos. Las encuestas dan como ganadora a la fórmula Fernández-Fernández (entre el 33 y el 35 %) con una diferencia cercana a los 10 puntos respecto del segundo candidato, que, por ahora, sería Macri (entre el 23 y el 24 %), en tanto que el peronismo no kirchnerista, que aún no definió a su candidato, no superaría los 10 puntos. Ante este escenario, el tándem de los Fernández enfrentaría a Macri en un eventual balotaje, que de acuerdo a los sondeos, daría como ganador al exjefe de Gabinete de Néstor y Cristina Kirchner.
Pero, ¿cómo se explica la veloz pérdida de confianza de buena parte del electorado en la alianza gobernante Cambiemos?
"En las elecciones legislativas de fines de 2017, el presidente Macri tuvo un respaldo muy grande de la ciudadanía. Esas elecciones ampliaron la presencia de su fuerza política en el Congreso. En ese momento, la reelección de Macri aparecía como el escenario más posible. Pero en abril de 2018, a partir de la crisis cambiaria, que llevó al Gobierno a firmar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 57.000 millones de dólares, el crédito más grande que haya dado la entidad, todas las variables económicas sufrieron un muy fuerte deterioro, algunas como no lo habían hecho en los últimos 15 años. Eso impactó muy seriamente en los recursos de poder del presidente Macri, no solo respecto al respaldo en las encuestas, sino también en el vínculo que él tiene con los sectores que integran su coalición, gobernadores, sectores empresarios y sindicatos", explica a RT el politólogo argentino Nicolás Tereschuk.
Ante esa situación, la oposición, que estaba muy fragmentada y debilitada, empieza a unificarse y a fortalecerse un poco. Así lo describe el especialista: "Comienza a haber contactos entre dirigentes, en su mayoría peronistas, pero que estaban en distintas facciones, para confluir en una misma estrategia. Ahí aparece con fuerza la figura de Cristina, que surge como aquella dirigente que tiene más respaldo electoral. Mucho del debate público en la Argentina gira en torno a su figura, pero básicamente por el fracaso político que está experimentando Macri", sostiene Tereschuk.
Así fue cómo, de a poco, los números de las consultoras políticas fueron mostrando un deterioro cada vez más sostenido del oficialismo, aunque, a cinco meses de las elecciones generales, no hay nada definido. "Hubo un escenario en el que ganaba en primera vuelta, luego en segunda vuelta, y ahora estamos en una tercera etapa donde los análisis dan un final abierto", dice el politólogo y docente.
Es la economía, pero también la grieta
Para Ignacio Ramírez, sociólogo y consultor de opinión pública, hay dos datos que rigen la percepción política del electorado. Uno es la polarización y el otro es el malestar económico. En términos de coyuntura, Ramírez cree que el que más peso tiene es el segundo, que se agudiza de la mano de una fuerte inflación, así como la caída del consumo y la producción industrial.
De ahí los grandes esfuerzos del Gobierno para que esas variables no se deterioren, por ejemplo, contener al dólar interviniendo en el mercado cambiario a través del Banco Central.
"El malestar económico aumenta las posibilidades de la competitividad de la oposición y lastima las posibilidades del Gobierno —explica Ramírez—. Esta tendencia coincide con otra que es la polarización. A través de ésta se va consolidando un escenario binario, que tiene a dos grandes protagonistas, y a la vez limita o centrifuga cualquier tercera alternativa. En este caso se llama Roberto Lavagna (exministro de Economía de Néstor Kirchner) o Sergio Massa (exjefe de Gabinete de Cristina), pero podría ser cualquier otro. Hay poco margen en el mercado electoral para la penetración de un espacio que no tenga contornos tan claros como el del macrismo o el kirchnerismo ampliado".
Ante este panorama, el consultor político solo imagina "dos jugadores" en la cancha. "No veo un escenario de tres. Por su puesto que un tercero tendrá su cosecha electoral, pero habrá dos grandes protagonistas".
Sin lugar para terceros
Una incógnita interesante para analizar es cuáles son las razones que hacen que esa tercera alternativa, que suele enfocar su discurso a "cerrar la grieta", no haya podido hacer pie hasta ahora. El espacio Alternativa Federal, integrado por Massa, Lavagna, el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti; el de Salta, Juan Manuel Urtubey; y el senador Miguel Pichetto, se resiste a integrar un frente que incluya a la expresidenta.
Para el exdirector de la consultora Ibarómetro, la tercera alternativa queda desdibujada porque siempre tuvo dos hipótesis erradas: "Una era que se disolviera el kirchnerismo y así poder liderar el universo peronista. Eso quedó absolutamente descartado, ya que nuevamente convergieron Unidad Ciudadana, el espacio que llevó a Cristina Kirchner a ser senadora en 2017, y un sector del peronismo, que hoy conviven en un único espacio que acepta la presencia de Cristina Kirchner", en este caso, como vice de Alberto Fernández.
El entonces jefe de gabinete, Alberto Fernández, habla en el palacio presidencial de Buenos Aires, el 18 de julio de 2008. /Juan Mabromata / AFP
"La otra hipótesis era que el Gobierno se cayera tanto que admitiera que el tercero pasara a reemplazar al segundo. Es decir, que Massa o Lavagna compitan por un primer lugar con el kirchnerismo, sustituyendo al oficialismo. No ha pasado ni pareciera que vayan a pasar ninguna de las dos cosas", concluye Ramírez.
La "sangría" de Cambiemos
La jugada sorpresiva de Cristina Kirchner desnudó las conflictividades internas de una coalición oficialista que muestra fisuras. Hace dos semanas, el presidente del principal partido aliado, la Unión Cívica Radical, Alfredo Cornejo, dijo que no había que descartar "que Macri no sea candidato", y se mostró abierto a barajar otras opciones. "Ahora, el presidente está gastando tiempo y esfuerzo en ratificar su candidatura y en alinear a sus socios políticos detrás de su figura", dice Tereschuk. Y agrega que eso no era necesario cuando el actual mandatario estaba fuerte.
"Al perder peso el presidente, la oposición se va unificando y el oficialismo se va agrietando. Cuando a un presidente le va bien, todos quieren ir detrás de él. En este caso, estamos viendo que es al revés", señala el politólogo autor del libro 'La calesita argentina', sobre la repetición de los ciclos políticos en el país.
Un ejemplo de ello se ve en las elecciones provinciales, donde los candidatos oficialistas cosecharon resultados muy malos. Y algunos prefieren utilizar otros sellos partidarios para desvincularse de esa imagen negativa.
Sin embargo, el espacio que lidera el presidente Macri logra, a pesar de todo, mantener una base de votantes fidelizada. "Este marco de polarización implica que, pese al enojo económico, hay una especie de empate ideológico en la sociedad, que es el que le asegura un piso de competitividad al macrismo, aún en su peor momento", asegura el sociólogo.
La gran pregunta para el oficialismo es si en estos cinco meses que le quedan podrán mejorar las variables económicas y levantar así el nivel de aceptación del electorado. "Veremos si el gobierno consigue desafiarlas. Pero tiene su destino electoral muy comprometido y se lo ve desorientado", analiza Ignacio Ramírez.
Del lado del peronismo kirchnerista, las preocupaciones pasan por las causas judiciales que enfrenta la expresidenta. A ningún candidato le sirve, a los efectos de atraer votantes, tener que desfilar por los tribunales para responder por acusaciones de corrupción.
Un manifestante sostiene una foto de la ex presidenta argentina, Cristina Fernández, frente a un juzgado. 21 de mayo de 2019. / Agustin Marcarian / Reuters
Según la mirada de Tereschuk, los efectos que puedan tener esas causas en el electorado son por ahora una gran incógnita. "Tanto el oficialismo como el sistema de los principales medios de comunicación y el poder judicial han estado detrás de lo que conocemos en Sudamérica como 'lawfare', donde se utiliza la ley como arma política. Cristina Kirchner está teniendo múltiples juicios, donde también se han visto procedimientos arbitrarios, la utilización de espías ilegales, presuntas extorsiones. De alguna manera, los ciudadanos argentinos están siendo expuestos a esta situación hace ya algunos años. Pero me cuesta ver que algunos de esos juicios sean una gran novedad para la opinión pública sobre ese tema. Ya hay posiciones tomadas", analiza.
Y fuera de la grieta, ¿qué?
Ahora, ¿qué sucederá con aquel votante que, quizás por estar menos politizado o no definido hacia ninguno de los dos espacios, tenga que elegir entre uno u otro candidato?
"En el medio hay una zona de la opinión pública más desregulada —advierte Ramírez—. Hoy esa zona está sometida a dos tensiones: la tensión por la agenda económica y la otra, la que impulsa el Gobierno, que es la agenda moral. A lo largo de este año, el humor social de ese segmento está más impregnado del enojo económico y la decepción política con el gobierno que por la otra agenda. Pero de cualquier manera esta es una pelea abierta".
Para el sociólogo, cuando se habla de que Cristina rompió su techo y Macri perforó su piso de votantes fidelizados, significa que "en ese segmento más desregulado hubo algunos sectores que empezaron a inclinarse, o al menos a considerar, la posibilidad de votar al espacio de Cristina Fernández en clave económica. Es decir, no tanto por amor, sino con alguna clase de expectativa reparatoria".
Primarias abiertas, simultáneas y obligatorias: ¿qué se vota hoy en Argentina?
Publicado: 11 ago 2019 10:57 GMT | Última actualización: 11 ago 2019 11:08 GMT
Se las conoce como 'PASO', existen desde 2009 y se utilizaron por primera vez en 2011. En esta ocasión, hay primarias para presidente, diputados, senadores y gobernador en tres localidades. Además, una provincia vota sus generales.
Imagen ilustrativa
Ivan Alvarado / Reuters
¿Quiénes votan?
Votan los argentinos (nativos o por opción) de más de 16 años y los naturalizados mayores a 18 años. Esto es así desde una norma del año 2012, que se votó en el Congreso y que modificó la ley 26.774. El artículo 7, desde entonces, indica: "Los argentinos que hubiesen cumplido la edad de dieciséis (16) años, gozan de todos los derechos políticos conforme a la Constitución y a las leyes de la República". Hasta los 18 (como desde los 70) el voto es obligatorio, pero no se establecerán multas para quien no lo realice.
Para los demás, quien no vote sí recibirá la multa corriente (salvo que lo haya justificado debidamente como indica la ley), pero no perderá el derecho de votar en las elecciones generales, que se llevarán adelante el 27 de octubre de este mismo año.
En mayo, el tema del voto joven generó revuelo: un error hizo que no figuraran muchos de los y las jóvenes de entre 16 y 18 años, que deberían aparecer en el RENAPER (Registro Nacional de las Personas). A raíz de esto se organizó un 'empadronamiento masivo' y la Cámara Nacional Electoral extendió el plazo de reclamos. Días después, se informó que se había corregido la anomalía y se sumaron un millón y medio de jóvenes. El padrón puede consultarse online.
Respecto al voto de extranjeros, pueden votar autoridades locales y la instrumentación depende de cada una de las jurisdicciones (en algunas el empadronamiento es automático y en otras no).
Por ejemplo, para autoridades de la Provincia de Buenos Aires los requisitos son: ser mayor de edad, saber leer y escribir en idioma nacional, tener dos años de residencia inmediata en el municipio, pagar anualmente impuestos locales y estar inscriptos en un registro especial. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pueden votar a Jefe de Gobierno, diputados y Comuneros y deben estar anotados en el Tribunal Electoral de la Ciudad.
Sobre el voto enel exterior, hay habilitados más de 360.000 argentinos en el mundo, según el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto. Sin embargo, no votan para las PASO. Lo harán directamente en las generales del 27 de octubre y se estrenaría la modalidad de sufragio por Correo Postal si no aparecen nuevas resoluciones judiciales que lo impidan.
PASO con historia
El procedimiento de las primarias nació tras la "Ley de democratización de la representación política, la transparencia y equidad" (Ley 26571), promulgada en 2009, y estrenada en las elecciones de 2011. Luego se repitieron en 2013, 2015 y 2017. Esta será su quinta edición.
El objetivo -tal como lo indica su nombre- es 'democratizar' el procedimiento de elección de candidatos de los partidos políticos y que todo ciudadano o ciudadana tenga acceso a esa discusión.
Imagen ilustrativa / Martin Acosta / Reuters
En el artículo 19 de esa ley se explica el procedimiento: "Todas las agrupaciones políticas procederán en forma obligatoria a seleccionar sus candidatos a cargos públicos electivos nacionales (...) mediante elecciones primarias, en forma simultánea, en todo el territorio nacional, en un solo acto electivo, con voto secreto y obligatorio, aun en aquellos casos en que se presentare una sola lista".
Además, esa misma norma modificó los requerimientos de los partidos políticos para poder presentarse en las elecciones nacionales (es decir, cambió la cantidad mínima de afiliados) y la ley de financiamiento (26.215). Actualmente pueden revisarse online los aportes declarados.
Paridad de estreno
En estas elecciones también hace su entrada triunfal una nueva norma: la de la paridad. La ley 27.412, que se promulgó en 2017, indica que las listas de candidatos a diputados y senadores nacionales deben tener mujeres y varones intercalados, desde el primer candidato titular hasta el último suplente. La regla es requisito excluyente para la oficialización de las listas.
En junio de este año, de hecho, la Justicia estableció que si una diputada del Congreso renuncia, su lugar debe ser ocupado por otra mujer para respetar la paridad.
Vedas y resultados
La mayor parte de los espacios no presenta más de un precandidato por categoría. Eso hace que las PASO, en esta ocasión, funcionen más bien como un termómetro de cara a las elecciones generales y un filtro para todo espacio que no supere el piso del 1,5 %.
Desde el pasado 3 de agosto rige la prohibición de publicar o difundir encuestas o sondeosde opinión, y desde el 9 de agosto a las 8:00 de la mañana (48 horas antes de las PASO) está vigente la veda electoral: no se pueden realizar "actos públicos de proselitismo".
Las escuelas habilitadas para votar en las 24 provincias del país estarán abiertas desde las 8:00 de la mañana y hasta las 6:00 de la tarde. Hay 14.546 centros de votación habilitados y un total de 100.185 mesas, según indicó a este medio la Dirección Nacional Electoral (DINE).
Los primeros resultados pueden publicarse desde las 9:00 de la noche (tres horas después del cierre de urnas) y están a cargo de la DINE. El organismo, dependiente del ejecutivo, tiene la responsabilidad de realizar el conteo provisorio. Esta año estrenarán nuevo sistema de transmisión para este procedimiento, un cambio que hasta el último día del comicio generó polémicas entre oficialismo y oposición. Tuvo que intervenir la Justicia Electoral, que designó veedores para el escrutinio.
El conteo definitivo se inicia 48 horas después de las elecciones, incorpora los potenciales reclamos que tengan los partidos políticos tras el escrutinio provisorio y está 100 % a cargo del Poder Judicial.
El candidato a presidente del Frente de Todos, Alberto Fernández. Foto: AFP.
Son muchas las visitas de los últimos días y en el departamento de Alberto Fernández, en Puerto Madero, ya no quedan reservas de agua mineral. La cafetera por algún motivo no arranca, así que el contundente ganador de las PASO del domingo pasado termina sirviendo tres vasos de gaseosa de pomelo para acompañar la charla que se extenderá por una hora y recorrerá varios temas.
Pese al cansancio que lleva acumulado —en la campaña, en esta semana complicada—, Fernández se esmera en responder cada pregunta, repartiendo apenas la atención con cada cartelito anunciando mensajes o llamados que aparecen en su celular, que no sabe de pausas.
Recién hacia el final sonará el portero. “Dicen que es Mauricio”, se sorprende su vocero. “Ah, sí. Es el paseador de Dylan”, le explica Fernández. No era la primicia del año, Mauricio pasea el perro de Alberto Fernández, pero la estrella canina de las redes no estaba en casa, así no había distracciones para la charla.
—Se acaba de confirmar la renuncia del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, ¿Cómo lo analiza?
—Lo único que diría al respecto es que la gestión de Dujovne fue un gran fracaso y que termina dejando al país envuelto en una gran crisis.
—Lo abultado de la diferencia que obtuvo en las PASO dejó este cuadro de un gobierno muy debilitado y una situación de inestabilidad en los mercados financieros. ¿Qué opina a propósito de la denuncia que hizo Martín Redrado acerca de que fue Mauricio Macri quien le dio la orden al Banco Central de no intervenir para que subiera el dólar y de esa manera castigar a los votantes?
—Si bien es cierto que yo hablo con Martín, no tengo la menor idea de ese dato. Él debe tener el dato que yo no tengo, con lo cual no puedo decir nada, no lo sé. Pero si eso ocurrió es un gesto de enorme irresponsabilidad porque al día siguiente tuvimos que salir todos a parar el desmadre que se había generado. Pero no sé si eso ocurrió o no ocurrió, francamente a mí no me consta, pero si ocurrió es muy grave.
—Sería afín con la conferencia de prensa del Presidente del lunes.
—Sí, tendría lógica. Suena posible que eso haya ocurrido. Eso no le quita la dosis de responsabilidad que eso genera. Hay que tener presente que cada vez que la moneda se devalúa crece la pobreza y la verdad es querer castigar a la gente por cómo votó, descuidando que estás empujando un montón de gente a la pobreza, es de una crueldad enorme, imperdonable.
—Viene reclamando que Macri deje de actuar como candidato y empiece a actuar como presidente, ¿cuándo le pareció durante esta semana que actuó así?
—Me parece que lo que propone da cuenta de eso. Por ejemplo, la medida de baja de impuestos de ganancias, de IVA. Son medidas que tienen sentido porque de algún modo tienden a la promoción del consumo, pero que sean dictadas en este contexto es muy grave. Nosotros teníamos en la plataforma la idea de reducir el IVA para la canasta básica. Pero era dentro de un plan de acuerdo general. Y la verdad es que no nos planteamos una reducción o una corrección en ganancias como lo que acaba de hacer, porque ambas cosas le generan a las provincias un problema de desfinanciamiento grave. El cálculo que hacemos es que ahí entran en crisis 1.500 millones de dólares.
—¿De recursos coparticipables?
—Exactamente, es lo que las provincias dejan de cobrar y para algunas es de una gravedad enorme. Por eso me suena que debió haber tenido otra prudencia el Gobierno.
—¿Y cómo tendría que actuar un presidente en esta situación tan crítica?
—Es complicado tener ese doble rol de presidente y de candidato. Pero el Presidente debería hacer un esfuerzo y entender que estas medidas las tienen que hacer teniendo en cuenta este contexto. Nosotros logramos dar un mensaje tranquilizador, pero frente a un enfermo en estado crítico no es que hemos resuelto el problema. Hemos calmado un poco el dolor pero nos damos cuenta que hay un problema serio. No hay una enfermedad sin curar todavía.
—En lo que tenía algo de razón el gobierno es que lo que usted dijera tranquilizaría a los mercados. Habló y bajó el dólar y el riesgo país.
—Y bueno, es que como le dije al Presidente el día que me llamó: todo esto que ocurrió es la profecía autocumplida. Si se la pasaron todo el tiempo diciendo que nosotros íbamos a promover una economía como la de Venezuela, el día que se dio el resultado, los mercados reaccionan con reaccionan.
—Usted marcó que el valor del dólar era de 60 pesos.
—No, lo que ocurrió fue esto. Me preguntaron por una declaración que había hecho Emmanuel Alvarez Agis, que había dicho que el dólar a 60 pesos era un precio razonable. Lo que yo planteé es que el dólar a 60 pesos reconoce el retraso que había tenido en relación a la inflación y que en esos términos parece haber alcanzado un equilibrio razonable. Obviamente, lo mejor es que el dólar cueste menos de 60 pesos, pero la verdad que cuando dije eso el dólar estaba costando 67. Y lo bajamos a 60 que ahora está en 58, bajó un poco más. Durante toda la campaña yo lo que planteé era que estaban generando una ficción pagando altísimos intereses contra un dólar que no expresaba su verdadero valor.
—Esta subida seguramente tendrá una incidencia directa en varios precios, por ejemplo en los alimentos, lo que causará nuevos problemas para la gente.
—Es que virtualmente los precios de los alimentos han crecido alrededor de un 25,30 por ciento como consecuencia de la devaluación. Y la quita del IVA es prácticamente tratar de equilibrar el aumento de ese precio y aun así no lo logra. El aumento se va a volcar sobre los alimentos y va a ser un golpe duro para la inflación. Habíamos hecho un cálculo con Axel (Kicillof) y nos daba que si el dólar estaba en 57, la tasa de inflación de este año iba a superar los 50 puntos.
—¿La subida de las retenciones se podría utilizar para bajar el precio de los alimentos?
—En algún caso puede ser, como en el caso del trigo. Pero hay productos que tienen retenciones y que no influyen en el consumo argentino, como la soja. Hay que ser muy cuidadoso porque tenemos que empezar una etapa donde el gran objetivo sea la exportación, con lo cual tenemos que ser muy cuidadosos para alentar exportaciones. Digo esto porque el nivel de deuda que nos han dejado nos obliga a conseguir dólares y los dólares sólo se consiguen con exportaciones. Hay que ser cuidadosos con el tema de las retenciones, que no se conviertan en un elemento de desaliento.
—¿No las subiría?
—Creo que no se pueden subir más, pero con el dólar a este precio está muy compensada la producción. Los exportadores están muy beneficiados.
—De alguna manera en esta emergencia el Gobierno debería controlar que no sigan subiendo los precios de los alimentos ¿Cómo tendría que hacerlo?
—Si revisan lo que yo vine planteando, hablaba de promover el consumo, algo que de algún modo Macri hace bajando ganancias, y decía tenemos que aumentar salarios y aumentar jubilaciones. Pero todo esto en un marco de acuerdo. Hay que acordar que se pueda hacer esto con el compromiso de empresarios, sindicalistas y del Estado, de mantener un status quo en materia de precios. Porque el riesgo es que se promueva la demanda y que los precios vuelvan a subir. Por eso, el marco de acuerdo que yo proponía hoy no existe y esto es lo riesgoso. No estás aumentando salarios sino que lo estás aumentando indirectamente. ¿De qué modo? Bajando ganancias y bajando IVA. Eso quiere decir que queda más plata en el bolsillo de la gente para que gaste, pero no está el otro acuerdo. Eso es lo preocupante. Ojalá que esté equivocado yo, pero el riesgo de que se dispare la inflación existe.
—Cuando habló de que Macri se comporte como presidente y no como candidato, dijo que debía asumir que el acuerdo con el Fondo no se cumplía y debía comenzar a renegociar uno nuevo. ¿Cuáles deberían ser los términos de ese nuevo acuerdo?
—En eso me gustaría que el Presidente nos consulte a quienes somos candidatos opositores. Me siento muy incómodo teniendo que ser yo el que explica los incumplimientos de Macri. Por eso le pido que se haga cargo. Habló de mí o de Roberto Lavagna o de cualquier candidato que quedó en carrera. Es injusto que tengamos que explicarle al Fondo por qué Macri incumplió el acuerdo. Las proyecciones de inflación no se cumplieron, las proyecciones de crecimiento no se cumplieron, las proyecciones fiscales no se cumplieron y además empeoran a partir de este estado de cosas. Y de las medidas que Macri acaba de adoptar. Por ese motivo le planteé al Presidente que empiece a negociar porque él se va a tener que hacer cargo de explicarle al Fondo porqué no cumplió. Y no yo, porque la verdad es que yo al Fondo ya le avisé que este programa era incumplible cuando me reuní con ellos.
—¿Le parece que este gobierno está en condiciones de iniciar una renegociación?
—Y bueno, es el Gobierno que entró al mundo, que el G20 aplaude, está mucho mejor que yo, según dice él. Me lo dijo el otro día: “Bueno, te das cuenta que nosotros logramos entrar al mundo”. Le dije: “Termínala con eso porque si hubieras entrado al mundo hubieran venido inversiones, lo único que recibiste en el G20 son palmadas en la espalda, nadie trajo nada”.
—¿Tiene previsto realizar algún viaje, por ejemplo a Estados Unidos?
—No en lo inmediato. Lo que creo es que lo mejor es llevar tranquilidad y me parece que el mundo ya se dio cuenta de que el problema no soy yo sino que es Macri. Finalmente hizo falta que yo explicara mínimamente las cosas para que el mundo se calmara y ahora la preocupación es cómo va a hacer Macri para llevar adelante todo esto. Quiero ayudarlo a que haga las cosas bien porque yo, más allá de las diferencias muy grandes que tenemos, me doy cuenta que él está viviendo una situación que yo no quisiera vivir. Es la de un presidente que acaba de pasar una elección que definió candidatura pero no definió un presidente de reemplazo. Mientras tanto él tiene que hacerse cargo y yo quiero hacérselo lo más fácil posible. Lo que quisiera también es que él le haga a los argentinos las cosas lo más fácil y por eso le digo “piénsate presidente, no te pienses candidato, porque si vas a actuar como candidato te vas a tentar en hacer cosas que van a hacer más daño todavía”.
—Estuvo recibiendo a varios empresarios, por ejemplo, vio al dueño de Mercado Libre, Marcos Galperín, y conversó con el CEO de Clarín, Héctor Magnetto. ¿Qué es lo que le dicen en esas reuniones?
—En la campaña también hablé con muchos empresarios, lo que pasa es que no lo difundía. Ellos tienen una gran preocupación y advierten que en el problema que se ha creado no tenemos nada que ver nosotros. En realidad, este es un problema que se inicia en marzo de 2018. En esos momentos, Cristina estaba cuidando a su nieta, yo estaba dando clases en la facultad y Axel estaba con su Clio dando vueltas por la plaza. No teníamos nada que ver y la crisis les explotó. Y ahora la crisis sigue profundizándose y no es por nuestra culpa, es porque el Gobierno no le encuentra la vuelta. Tenemos que llevar tranquilidad y la tranquilidad es preservar la institucionalidad, garantizar que el Presidente termine su mandato normalmente. Que dejen de hablar los que están alrededor del Presidente.
—¿Se refiere a Elisa Carrió?
—Por ejemplo. Me parece bien que quiera recibir con los brazos abiertos a los ricos que están esquiando o veranean en Europa, pero la verdad es que la cosa es lo suficientemente grave como para que hable un poco en serio alguna vez. Pero también a Pichetto, que dice “Alberto Fernández quería un dólar a 70”. Yo nunca quise un dólar a 70, quiero un dólar real que le dé competitividad a la Argentina.
—En esta realidad económica tan compleja que le va a tocar heredar si las urnas lo ratifican como presidente, ¿qué rol le tocará jugar a los trabajadores en ese acuerdo que plantea?
—Enorme. Después de hablar con el Presidente, hablé con Héctor Daer y le pedí que hablara con todo el sindicalismo de todas las centrales —también iba a llamar a Sergio Palazzo y a Hugo Moyano pero todavía no tuve tiempo— para decirles “miren que estamos en una situación crítica, tratemos de mantener la calma social”. Y la verdad es que cuando tú recorres al interior te das cuenta el enorme esfuerzo que están haciendo las intendencias para sostener la tranquilidad, no solamente con subsidios también con el apoyo a las pymes, para que no generen más desempleo. Es impresionante el modo en que el Estado nacional se desentendió del problema y las intendencias fueron el socorro de la gente.
—¿Entiende que un paro o una protesta sería contraproducente en este momento?
—Cualquier cosa que intranquilice el clima social es preocupante, mejor que no ocurra. Porque además a río revuelto a veces los que ganan son los más malvados. Entonces, cuanto más tranquilidad podamos tener mejor.
—Es importante lo que marca sobre la red de ayuda que llevan adelante las intendencias porque si ya en la campaña hablaban de comedores desbordados hay que pensar en una situación todavía más complicada en los próximos meses.
—Es tremendo. Estuve en Tucumán con Juan Manzur y me mostraba la cantidad, hay alrededor de 130, cocinas comunitarias las llaman, porque en verdad preparan viandas para que la gente se las lleve a su casa y coman, así tratan de mantener las familias unidas en sus casas, y no que los chicos vayan a un lado y los padres coman el otro. Es un esfuerzo enorme lo que están haciendo y que de verdad tanto esfuerzo sería bueno que no se desperdicie con conflictividad social.
“El mundo ya se dio cuenta de que el problema es Macri”. Foto: Soy Chile.