El coto de Doñana perdió su vinculación con la Casa de Medina Sidonia, a la que había pertenecido durante cuatro siglos, en el año 1900. Entonces, Joaquín Álvarez de Toledo y Caro, el XIX duque de Medina Sidonia, se lo vendió al bodeguero de ascendencia irlandesa Guillermo Garvey Capdepón, que invirtió tiempo y dinero en devolver a aquel espacio el esplendor que había ido perdiendo con el tiempo.
En 1952, invitados por el marqués de Bonanza, Mauricio González-Gordon, uno de los tres propietarios que tenía entonces el coto, los naturalistas José Antonio Valverde y Francisco Bernis visitaron Doñana para realizar el primer anillamiento de aves en este espacio natural, lo que atrajo a numerosos ornitólogos y conservacionistas europeos y despertó el interés de las instituciones por el entorno.
Tras sucesivas campañas de anillamiento, José Antonio Valverde lideró una estrategia de comunicación y proyección exterior de los valores naturales de Doñana, que culminó con la organización de una colecta internacional que haría posible la adquisición de la primera finca destinada directamente a la conservación y la investigación. La mencionada colecta fue el origen de WWF e hizo posible la creación de la Estación Biológica de Doñana, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en 1964.
El trabajo de Valverde no cesó. Y fruto, en buena parte, de su insistencia, el 16 de octubre de 1969 se aprobó el decreto de creación del Parque Nacional de Doñana, que afectaba a unas 35.000 hectáreas de terreno pertenecientes a los municipios de Almonte e Hinojos, en Huelva, y de Aznalcázar y La Puebla del Río, en Sevilla.