Escuche usté, amigo:
¿Ha estao usté en Sevilla?
¿Ha visto usté el Parque de María Luisa?
¿Que no lo conoce?, ¿Que no ha estao usté allí?
¡Pues usté no sabe lo que es un jardín!
No señó, no lo sabe usté, ¡se lo digo yo!
El Parque - el paraíso, está en la orilla
del río más juncal y más cañí
que hizo Dios pa lucirse haciendo ríos:
el Guadarquiví.
El río de la gracia y del salero
que en eso da lecciones hasta al mar,
porque el mar es más grande
y tié más agua, pero menos sal.
Un cachito de tierra o un cachito de gloria
se puso a echá flores, se puso a echá rosas,
claveles y azahares y nardos y aromas.
!Vamos, que las plantas se volvieron locas!
Y salió aquel Parque...
¡Ay, Jesú, qué cosa!
Como pa'l regalo de una reina mora,
o para que los ángeles tuvieran alfombra;
un mantón de Manila con mil bordaos,
donde los pajarillos no son pintaos,
sino de veras.
¡Hay ruiseñores que cantan por petenera!
Un mantón que deslumbra con su reflejos,
donde las rosas nacen entre azulejos,
y por hermosas,
también corren la fuente sobre la rosas.
¿Quién bordó ese pañuelo de pedrería?
El sol, ¡el sol bendito de Andalucía!
Pañuelo moro,
al que le dio por flecos sus rayos de oro.
En fin, que ése es un Parque neto, serrano,
andalú, con hechuras, juncal, gitano,
la maravilla,
el pañolón... de flores de mi Sevilla.
Pos mié usté una cosa que no va a creé:
ese jardinillo lo giso un francé.
¿Qué tendrá mi tierra, yo me jago cruces,
que hasta a los franceses les vuelve andaluces?
¿Qué dirá el gabacho cuando vaya al Boá?
Esto es cualquier cosa, pa jardín allá.
Él querrá de fijo, si se va a París,
jacer otro Parque como el que hizo aquí.
Y no va a salirle, ¡qué le va a salir!,
si el sol de su tierra parece un candil
y a las jembras dicen: madám... por gachí,
que vengan primero si quieren lucí
a aprender el Sena del Guadarquiví.
Los claveles del Parque de mi Sevilla
se suben ellos solos a la mantilla,
con las que en mayo nacen en su lindero
hay pa cubrir de rosas el mundo entero.
Ca naranjillo tiene diez ruiseñores
y es aquello una orgía de luz y flores.
Cuando entre los rosales que besa el río,
eh, pasa dándoles celos el mujerío,
aquello es gloria pura que Dios envía...
Vamos... ¡la borrachera de la alegría!
To se ríe: las flores, la tierra, er viento...
¡hasta el cielo parece que está contento!....
que el cielo en estas tardes dice a Sevilla:
¡Buen jardinillo tienes!...
¡Anda, chiquilla!...
Dios mismo es quien t'ha dao tu pañolón...
¡Vaya si estás serrana con el mantón!
¿Y usté no ha estao nunca en el Parque aquel?
Pues usté no sabe lo que es un vergel.
No señó, no lo sabe usté, ¡se lo digo yo!