El fiscal argentino Alberto Nisman, encargado desde 2004 de la investigación del atentado terrorista a la sede de la AMIA en Buenos Aires en 1994, fue encontrado muerto en la noche del domingo 18 de enero de 2015. Luego de ser advertida por los custodios del fiscal de que su hijo no respondía las llamadas, su madre ingresó a la vivienda y encontró el cuerpo en el baño, con un disparo en la cabeza.
El caso pronto dividió al sistema político, los medios de comunicación y la opinión pública del país entre quienes aseguraban que Nisman había sido asesinado y quienes consideraban que su muerte había sido un suicidio.
Cinco años después la muerte de Nisman sigue sin esclarecerse. En el camino, la causa pasó de la órbita de la Ciudad de Buenos Aires, con la fiscal Viviana Fein a cargo de la investigación, a la órbita federal, con el fiscal Jorge Taiano al mando de las investigaciones.
Al tiempo que Fein no descartaba las hipótesis de suicidio o "inducción al suicidio", la Justicia Federal caratuló el hecho como un homicidio. En ese marco, en 2017 el juez Julián Ercolini decidió imputar a los cuatro custodios del fiscal por incumplimiento de sus deberes y a Diego Lagomarsino, el asesor informático que trabajaba para Nisman y que le facilitó el arma de la que salió el disparo, como "partícipe necesario" del crimen.
La incertidumbre se multiplicó en enero de 2020 cuando la plataforma Netflix estrenó la serie documental Nisman: el fiscal, la presidenta y el espía, del realizador británico Justin Webster. La película repasa las idas y vueltas de la investigación de la muerte de Nisman, los empantanamientos de la causa sobre el atentado a la sede de la AMIA y el desarrollo de la propia carrera judicial y mediática del fiscal.
Además, el filme presenta testimonios novedosos como los del exagente de inteligencia "Jaime" Stiuso y Allan Bogado, el agente del FBI James Bernazzani y el exjefe de la CIA en Buenos Aires Ross Newland. Todo esto hace que, a cinco años de la muerte, recordemos algunas preguntas clave por responder.
10 incógnitas sobre la muerte de Nisman
1 - ¿Alguien entró o salió de la casa de Alberto Nisman el domingo 18 de enero?
Según la fiscal Fein, cuando la madre del fiscal Nisman, Sara Garfunkel, acudió a ver si su hijo estaba bien debió abrir la puerta de servicio con un cerrajero, dado que tanto la principal (que tenía una clave de seguridad) como la de servicio estaban cerradas por dentro. Dentro, las pertenencias del fiscal estaban en orden y los documentos que estudiaba se encontraban en la mesa. Incluso, el documento de la denuncia que el fiscal estudiaba ese domingo estaba abierto exactamente en la misma página que se ve en una fotografía que Nisman envió al entonces dirigente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) Waldo Wolff en la tarde del sábado 17.
Las cámaras de seguridad del complejo Le Parc tampoco detectaron a nadie ingresar al departamento el domingo. De todos modos, nuevas pericias solicitadas por el fiscal Taiano comprobaron que en el edificio existían "puntos ciegos" que permitían moverse en las torres sin ser detectado por las cámaras.
En los días siguientes a la muerte también se especuló con la posibilidad de que alguien pudiera haber entrado o salido por un pasadizo entre el departamento y un espacio exterior en el que se conectan los aires acondicionados. Si bien se encontraron huellas de pisadas, no pudieron ser asociadas con una persona determinada y se especuló con que correspondieran a técnicos instaladores.
2 - ¿Se contaminaron las huellas en la escena del crimen?
Cuando en marzo de 2016 la Justicia argentina decidió quitar el caso Nisman de manos de la fiscal Viviana Fein para pasarla a la órbita federal, los miembros de la Cámara del Crimen que resolvió el traslado y algunos medios de comunicación acusaron a la fiscal inicial de haber permitido la contaminación de la escena del crimen.
Las acusaciones venían desde mayo de 2015, cuando el periodista Jorge Lanata mostró en su programa televisivo imágenes de la Policía Federal en la que se aparecen agentes limpiando el arma, recolectando huellas sin guantes o pisando la sangre del fiscal dentro del baño.
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