Mientras muchos indagan por la fuente de la pandemia del COVID-19, hay quienes sostienen que esta plaga es un arma biológica de EE.UU. para dominar el mundo.
Es natural que a cada nueva crisis que aparece en el mundo le surja diferentes hipótesis, opiniones e interpretaciones por los motivos que le originaron y no hay duda de que la crisis del nuevo coronavirus, denominado COVID-19, y su prevalencia en el mundo no es una excepción y, es por eso que, ha llegado a suscitar entre una gran parte de la población mundial diversas conjeturas y conclusiones sobre las verdaderas causas de la creación y propagación de esta letal enfermedad, que dio la cara por primera vez en un mercado de mariscos de la ciudad china de Wuhan a fines de diciembre.
Una de las teorías que más se está barajando sobre las posibles razones de la aparición de este mortal patógeno es de una guerra biológica que alguna superpotencia mundial, como EE.UU. o China podrían haber estado detrás de la creación de su cepa y su posterior propagación con el único objetivo de materializar sus objetivos geoestratégicos y económicos a nivel mundial.
El investigador estadounidense experto en armas biológicas Francis Paul asegura que este coronavirus es un subconjunto de los virus llamados “agentes biológicos” que su ADN —ácido desoxirribonucleico que contiene las instrucciones genéticas usadas en el desarrollo y funcionamiento de todos los organismos vivos— es manipulado en los laboratorios científicos para mutar su estructura nociva en una más agresiva para los seres vivos y destinarlo así a actividades de guerras biológicas.
Entre los virus que se engendran mediante manipulación humana, este experto señala que el síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés) surgido en 2002 también en China y el síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS, por sus siglas en inglés) aparecido en 2012 en Arabia Saudí al igual que el carbunco, más conocido como ántrax, todos se han producido en laboratorios de la Universidad de Carolina del Norte.
En tal sentido, Paul sostiene que los experimentos e investigaciones sobre estos virus o armas biológicas se llevan a cabo en laboratorios llamados “niveles biológicos de salud” y en particular se desarrollan en los de Nivel 4. Cabe destacar que Estados Unidos cuenta con 12 laboratorios de este Nivel 4 en toda su red de laboratorios de este tipo.
Con estos datos conocidos, se puede decir con cierta certeza que el término de guerra biológica se refiere en gran medida al COVID-19, y, desde luego, esta afirmación no se basa en el resultado de varios análisis y artículos en concreto, sino que se fundamenta a partir de las declaraciones oficiales hechas por funcionarios chinos, incluido el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Jiao Lee-jan, en los últimos días.
Las autoridades chinas acusan a sus homólogos estadounidenses de haber creado este nuevo coronavirus en sus laboratorios pertinentes y, posteriormente, con el pretexto de la participación del equipo deportivo de las Fuerzas Armadas de EE.UU. en los Juegos Mundiales Militares de 2019 que se celebró en Wuhan entre los días 18 y 27 de octubre, habrían trasladado una cepa del letal patógeno a la referida urbe para libéralo allí con el fin de contagiar a una gran parte de los 13 millones de residentes en esta ciudad.
Algunos expertos dicen que China culpó a Estados Unidos de la propagación de la enfermedad por su incapacidad para contener el virus desde su inicio, pero si eso fuera cierto, los estadounidenses podrían haber argumentado fácilmente valiéndose de sus potentes centros de investigación científica para aclarar que el origen del germen era por causas naturales.
De hecho, en un primer momento se decía que este virus que contagio al ser humano provenía de los murciélagos, cuya carne de este mamífero pertenece a la cadena alimentaria de los humanos, pero con el paso del tiempo tomó fuerza la teoría de que este patógeno se habría creado en un laboratorio.
Los expertos y científicos coinciden en que este coronavirus, que pertenece a la generación del virus del SARS, puede considerarse un arma biológica, y concluyen que si el murciélago es la fuente del virus coronario, ¿por qué en los países donde la sopa de murciélago es una de las comidas principales, no se ha extendido el brote del COVID-19?
Son muchos los que opinan que estos coronavirus se han estado produciéndo desde los años sesenta en el contexto de la guerra biológica que los estadounidenses iniciaron con fines políticos, sociales y económicos, y, en este preciso momento, la dimensión económica de la teoría de la guerra biológica del COVID-19, emprendida por Washington es bastante prominente.
Desde antes de que el actual presidente de EE.UU., Donald Trump, ocupara la Casa Blanca, allá en enero de 2017, ya venía avisando durante sus campañas electorales de que si él llegaba al poder no dudaría en promover medidas drásticas para contrarrestar el poderío económico, tecnológico y militar de los chinos, ya que, según él, estos están a un paso de sobrepasar a los estadounidenses en los campos que estos últimos son una referencia vanguardista a nivel mundial.
Es por ello que Trump comenzó nada más pisar la Casa Blanca una lucha sin cuartel de ámbito económico-comercial contra el gigante asiático y de cuyos efectos también sufrieron otros actores internacionales.
Es muy probable que Washington para llevar la delantera en el marco de su disputa comercial con los chinos decidiera debilitar a la potente economía del gigante asiático ante los ojos del mundo planteando introducir este nuevo coronavirus dentro del territorio chino con esperanza de que una vez que el brote hiciera mella entre la población local y se hiciera público sus resultados mortales, la maquinaria propagandística de los medios de comunicación estadounidense entrarían en juego para lanzar una campaña de desinformación en contra de Pekín haciendo creer a la opinión pública global que este patógeno se habría originado en el ya citado mercado de Wuhan, y el resto se iría sobre ruedas, porque todos los demás países rebajarían al mínimo posible sus contactos comerciales con China por temor a que sus conciudadanos se contagiaran de la letal afección.
A este primer paso dado por Washington contra Pekín, le seguiría los esfuerzos de Estados Unidos por monopolizar los resultados de todas las investigaciones en cursos de las grandes corporaciones farmacéuticas del país norteamericano para desarrollar la vacuna contra el nuevo coronavirus, si es que ya no está producida desde antes de que esta plaga se liberara en Wuhan, con el objetivo de enarbolar ante el mundo entero el poderío tecnológico de EE.UU., y de este modo, demostrar a la comunidad internacional que ellos todavía son la primera potencia mundial.
De hecho, si los laboratorios estadounidenses llegaran a desarrollar la vacuna efectiva para contener el COVID-19 antes de que los chinos lo consigan, es muy probable que la Casa Blanca use el antídoto como una medida de presión contra todos aquellos países que no se encuentran en su ámbito de influencia al tener en su mano el destino de cientos de millones de personas contagiadas que necesitarían de esta vacuna para currase.
Estados Unidos y China han pisado el acelerador esta semana en la búsqueda de una vacuna para combatir el nuevo coronavirus, que ha causado una pandemia global, según declaró recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS). Hasta la fecha, la cifra de contagios confirmados por todo el mundo es de 208 349 personas, incluyendo 8272 fallecidos.
En las últimas horas, han llegado noticias desde ambos países de pasos importantes de cara a la consecución de una vacuna y que estarían realizando ensayos clínicos con humanos.
Entonces, según la teoría del atentado biológico descrita por Paul cuyas armas se fabricaron produciéndose en los laboratorios estadounidenses bajo la atenta mirada de los oficiales médicos del Ejército de EE.UU. con la colaboración de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) del país norteamericano, se puede sugerir que la actual situación creada por la crisis del nuevo coronavirus es a toda vista una guerra biológica emprendida por Washington.
Un guerra biológica con dimensiones económicas-políticas que se rige bajo una política para beneficiar a las grandes empresas armamentísticas, ya sean militares o biológicas, y farmacéuticas de Estados Unidos, y sin importales ni siquiera la seguridad de la propia población estadounidense expuesta al contagio como el resto del mundo.
Un informe revelado este martes por la cadena de noticias libanesa Al Mayadeen advierte de que ciertos laboratorios secretos de Estados Unidos en el centro de Asia están modificando moscas y mosquitos genéticamente para propagar ‘virus mortales’ por todo el mundo.
La fuente libanesa menciona una investigación realizada por la periodista búlgara Dilyana Gaytandzhieva, que cita a fuentes del Departamento estadounidense de Defensa (el Pentágono), da a conocer que el Ejército de EE.UU. está violando la Convención de las Naciones Unidas sobre Armas Biológicas produciendo regularmente virus, bacterias y toxinas mortales, y exponiendo sistemáticamente a cientos de miles de personas a patógenos peligrosos y otras enfermedades incurables.
Los científicos, que utilizan la cobertura diplomática, trabajan en laboratorios del Pentágono en 25 países de todo el mundo. El financiamiento proviene de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA, por sus siglas en inglés) y de un programa militar de unos 2,1 mil millones de dólares llamado Programa de Participación Biológica Cooperativa, que se encuentra en países de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) como Georgia y Ucrania, así como en Oriente Medio, el Sudeste Asiático y África.
Los documentos muestran que EE.UU. ha robado estas mortales bacterias de fábricas de armas biológicas del exdictador Saddam Husein en Irak. En concreto, muestras de la bacteria turingisensis, que se utiliza a menudo como un plaguicida biológico, fueron recogidas por un comité de las Naciones Unidas liderado por EE.UU. en el 2003 en una fábrica de armas biológicas iraquí.
Otra parte del reporte de la periodista —que difundió anteriormente una serie de informes sobre el contrabando de armas— habla de los ensayos militares con insectos, un tipo de guerra biológica para transmitir enfermedades a través de los insectos. Asegura que el Pentágono ya ha realizado este tipo de experimentos en Georgia y Rusia.
En 2014, el Centro Lugar, en Georgia, fue equipado con instalaciones para experimentar con insectos y lanzó un proyecto titulado “Expandiendo el conocimiento sobre el cifrado de las moscas pequeñas en Georgia y el Cáucaso”, aunque el plan cubría un área geográfica más grande que la mencionada.
Como resultado, las moscas voladoras se diseminaron en Tiflis, la capital de Georgia, y en 24 horas había insectos mordedores en los baños de toda la ciudad, algo inaudito en este país. Desde el lanzamiento del plan del Pentágono hace cuatro años, las moscas de Georgia también se han visto en la República de Daguestán, en Rusia, observa la investigación.
También señala que Estados Unidos ha estado estudiando el virus Corona, que tiene como objetivo mejorar la capacidad de los “patógenos” para expandirlos e intensificarlos. Los científicos creen que los murciélagos que portan el virus Corona son los que están causando el síndrome respiratorio en Oriente Medio.
Un informe revelado este martes por la cadena de noticias libanesa Al Mayadeen advierte de que ciertos laboratorios secretos de Estados Unidos en el centro de Asia están modificando moscas y mosquitos genéticamente para propagar ‘virus mortales’ por todo el mundo.
La fuente libanesa menciona una investigación realizada por la periodista búlgara Dilyana Gaytandzhieva, que cita a fuentes del Departamento estadounidense de Defensa (el Pentágono), da a conocer que el Ejército de EE.UU. está violando la Convención de las Naciones Unidas sobre Armas Biológicas produciendo regularmente virus, bacterias y toxinas mortales, y exponiendo sistemáticamente a cientos de miles de personas a patógenos peligrosos y otras enfermedades incurables.
Los científicos, que utilizan la cobertura diplomática, trabajan en laboratorios del Pentágono en 25 países de todo el mundo. El financiamiento proviene de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA, por sus siglas en inglés) y de un programa militar de unos 2,1 mil millones de dólares llamado Programa de Participación Biológica Cooperativa, que se encuentra en países de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) como Georgia y Ucrania, así como en Oriente Medio, el Sudeste Asiático y África.
Los documentos muestran que EE.UU. ha robado estas mortales bacterias de fábricas de armas biológicas del exdictador Saddam Husein en Irak. En concreto, muestras de la bacteria turingisensis, que se utiliza a menudo como un plaguicida biológico, fueron recogidas por un comité de las Naciones Unidas liderado por EE.UU. en el 2003 en una fábrica de armas biológicas iraquí.
Otra parte del reporte de la periodista —que difundió anteriormente una serie de informes sobre el contrabando de armas— habla de los ensayos militares con insectos, un tipo de guerra biológica para transmitir enfermedades a través de los insectos. Asegura que el Pentágono ya ha realizado este tipo de experimentos en Georgia y Rusia.
En 2014, el Centro Lugar, en Georgia, fue equipado con instalaciones para experimentar con insectos y lanzó un proyecto titulado “Expandiendo el conocimiento sobre el cifrado de las moscas pequeñas en Georgia y el Cáucaso”, aunque el plan cubría un área geográfica más grande que la mencionada.
Como resultado, las moscas voladoras se diseminaron en Tiflis, la capital de Georgia, y en 24 horas había insectos mordedores en los baños de toda la ciudad, algo inaudito en este país. Desde el lanzamiento del plan del Pentágono hace cuatro años, las moscas de Georgia también se han visto en la República de Daguestán, en Rusia, observa la investigación.
También señala que Estados Unidos ha estado estudiando el virus Corona, que tiene como objetivo mejorar la capacidad de los “patógenos” para expandirlos e intensificarlos. Los científicos creen que los murciélagos que portan el virus Corona son los que están causando el síndrome respiratorio en Oriente Medio.
¿Quién saca tajada de la epidemia de coronavirus en China?
Un hombre chino con traje de anticontagio fumiga una zona de la ciudad de Wuhan para disminuir el peligro del contagio del brote del nuevo coronavirus en esta urbe.
¿Qué se esconde detrás de la temida epidemia, originada por un nuevo coronavirus en China, que con su propagación está atemorizando a la población mundial?
El mundo está siendo testigo de una histeria colectiva que se está extendiendo con una gran virulencia en cualquier rincón del globo terráqueo a causa de la propagación rápida y descontrolada del brote del nuevo coronavirus denominado COVID-19 que se originó en la ciudad china de Wuhan en diciembre de 2019.
Desde entonces, más de 82 452 personas han sido diagnosticadas a causa de esta enfermedad en varios países del mundo, de las cuales unas 2809 han fallecido y 32 756 se han recuperado de este virus que infecta las vías respiratorias y causa síntomas que van desde un cuadro leve de tos seca o fiebre a insuficiencia respiratoria aguda y neumonías potencialmente mortales como se viene registrándose hasta el momento.
No se sabe a ciencia cierta cómo llegó este virus a contagiar a los afectados en la urbe china de Wuhan, pero aparentemente, según las autoridades del gigante asiático, el primer contacto del citado virus con sus víctimas se habría producido en un mercado local de esta gran metrópoli con 11 millones de habitantes. De tal modo que la causa de la dolencia diagnosticada en los afectados fue identificada el 7 de enero como un nuevo coronavirus.
Las autoridades sanitarias chinas comunicaron días más tarde que el patógeno podía transmitirse de persona a persona, es decir, a través del contacto y a través pequeñas gotas de saliva que el portador del virus excreta al toser y contagia a personas de su entorno más cercano que se encuentran a una distancia de aproximadamente un metro como máximo.
Antes de nada, es necesario explicar que un coronavirus pertenece auna extensa familia de virus que afectan al ser humano y a varias especies de animales. Hasta ahora había seis conocidos que podían enfermar a una persona de las cuales cuatro causan el resfriado común, entre ellos está el del síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés) surgido en 2002 también en China y el síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS, sus siglas en inglés) aparecido en 2012 en Arabia Saudí.
Cabe destacar que los coronavirus que solo afectan a algunas especies pueden sufrir mutaciones genéticas que les permiten saltar a otras y volverse virulentos para el ser humano, como es el caso del SARS que causó más de 800 muertes y del MERS que mató a 850 personas. Las investigaciones realizadas en su momento apuntaron que el origen de ambos síndromes respiratorios está en los murciélagos y esta es la principal hipótesis que se baraja también para el nuevo coronavirus denominado COVID-19.
Hasta aquí los datos y las cifras de víctimas mortales publicadas y conocidas a causa de este brote de nuevo coronavirus por sí solas no deberían generar pánico entre la población mundial sino no fuera porque no existe tratamiento específico ni vacuna para curar a los diagnosticados con este patógeno.
Es de tal magnitud el temor generalizado entre la población mundial de llegar a contagiarse, en concreto, en los de aquellos países en los cuales se sabe de fuentes oficiales de la existencia y la propagación del brote entre sus habitantes, que las autoridades locales de estas naciones han decidido impulsar una campaña informativa a gran escala a fin de tranquilizar y calmar los ánimos de sus conciudadanos que se encuentran en alerta por las posibles consecuencias letales de la infección.
Son muchos los que están atemorizados por lo que pueda surgir en un futuro no muy lejano, debido a que la epidemia aparecida en Wuhan se convierta en una pandemia mortal a nivel mundial, que contamine a un mayor número de la población global dado que no existe a día de hoy un tratamiento específico para su cura, y eso a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha venido apuntando que la tasa de mortalidad del nuevo patógeno COVID-19 es baja, entre el 2 % y el 3 %, en comparación con virus similares, según los primeros datos disponibles. De hecho, al virus del SRAS se le atribuye una mortalidad de entre el 10 % y el 18 %, y el del MERS alcanza al 35 % de los enfermos notificados, según la OMS.
Llegados a este punto, a uno se le viene a la mente estas películas del género de ciencia ficción y terror producidas en su mayoría en la meca del cine hollywoodense que tratan sobre la extinción de la raza humana sobre la Tierra provocada por una apocalíptica pandemia originada por un patógeno que fue creado en algún laboratorio científico que investiga sobre las mutaciones genéticas de los seres vivos con patrocinio de los gobiernos.
Los guiones de los largometrajes apocalípticos de la industria filmográfica estadounidense describen un escenario terrorífico que en el mejor de los casos muestra a una gran parte de la población mundial diezmada por el contagio del patógeno, es decir que han muerto en masa, mientras que los supervienes buscan como sobrevivir en esta circunstancia y en el peor de los casos estos guiones enseñan una situación mucho más aterradora si cabe al mostrar las megas metrópolis vacías de gente y coches abandonados en medio de sus vías cuando a continuación en otra escena se ve a un grupo de personas huyendo de una avalancha enloquecida de individuos con caras ensangrentadas que les persiguen con el objetivo de alcanzarles para luego matarles solo para alimentarse, es decir, zombis que han sido infectado por el virus engendrado en los laboratorios antes mencionados.
Volviendo al caso del pánico mundial por la propagación del nuevo coronavirus denominado COVID-19 no es difícil de imaginar la situación descrita en el párrafo anterior y más cuando hay bulos que van pasando de mano a mano entre los usuarios de las redes sociales que apuntan a la posibilidad de que los gobiernos de Estados Unidos y China han estado de algún modo vinculados con la aparición de este patógeno.
No se sabe a ciencia cierta el origen de estas noticias que solo aumenta la angustia mundial, pero lo que es cierto es que quien haya inventado tal bulo habrá basado sus suposiciones sobre los hechos que todos conocen de sobra por los medios de comunicación, es decir, la imparable ansias de las superpotencias, como es el caso de EE.UU. y China, de querer avanzar en los sectores tecnológico, económico, industrial y militar para ponerse por delante del adversario que no dudan en emplear cualquier medio para lograr sus objetivos.
Es por ello que algunos usuarios de las redes sociales conjeturan con que este nuevo coronavirus se habría producido en algún laboratorio militar chino que por algún motivo a los científicos se les habría escapado de entre sus manos la cepa del virus que infectó a posteriori la ciudad de Wuhan, mientras que otros internautas sostienen que la fuente del brote se habría originado en un laboratorio bioquímico estadounidense, ya que, según estos últimos usuarios, el Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono), bajo órdenes de la Casa Blanca, estaría detrás del proyecto de este engendro mortal con el único fin de instrumentalizarlo a niveles propagandísticas en contra de sus adversarios extranjeros tanto si se trata de usarlo en el campo de batalla como si se trata de explotarlo en el campo político, en este último caso a través de la poderosa maquinaria administrativa del Gobierno de Estados Unidos.
De hecho, Washington ha querido aprovecharse políticamente de los casos de contagio habidos en Irán que las autoridades persas han venido informando de ello desde que se conociera los primeros infectados entre la población por el nuevo coronavirus que a fecha de hoy la cifra de contaminadas es de 245 personas, de las cuales han muerto unas 26 y otras 61 que han sido dadas de alta de los hospitales donde estaban bajo cuarentena.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, en su habitual retórica antiraní, ha querido transmitir el pánico entre la población persa al alegar que el Gobierno de Irán, presidido por su homólogo Hasan Rohani, ha estado escondiendo la verdadera magnitud de la catástrofe que supone el contagio del virus a su pueblo.
Mientras Trump ha buscado generar un miedo generalizado entre el pueblo persa, sin que revelara las cifras de los propios infectados dentro de su país, resulta que una empresa de biotecnología de EE.UU., llamada Moderna Inc. con sede en Norwood, Massachusetts, ha enviado hace unos tres días el primer lote de su vacuna de coronavirus, denominada mRNA-1273, rápidamente desarrollada y experimental, al Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés) para que los investigadores efectúen las primeras pruebas en humanos para analizar si podría ayudar a suprimir la epidemia originada en China.
Teniendo en cuenta que solo han pasado menos de dos meses desde que Pekín alertara sobre el contagio del este nuevo coronavirus es muy sorprendente que en tan poco tiempo una compañía farmacéutica estadounidense haya podido dar con la vacuna que pudiera salvar la vida de los infectados con este patógeno.
Desde luego, lo que está claro es el hecho de que las empresas bursátiles de EE.UU. no han perdido ni un minuto por interesarse para adquirir acciones de Moderna Inc, puesto que una hora y media después de la apertura de la bolsa neoyorquina el pasado 25 de febrero, los títulos de la farmacéutica, que cotiza en el mercado tecnológico de Nasdaq, subían un 13,50 % hasta situarse en los 21,36 dólares por acción.
De allí que, a uno le surge la idea de que en realidad la cepa de este temido coronavirus que su propagación se ha extendido en más de 40 países, en qué laboratorio del mundo podría haber sido creado a partir de la manipulación genética de alguna célula animal, en uno de EE.UU. o de China, o simplemente su transmisión habrá sido producto de puro azar de la madre naturaleza.
El nuevo coronavirus Covid-19 podría haberse originado en EE.UU., sugirió el sábado un informe de la estación de televisión TV Asahi Corporation de Japón.
El informe sospecha de que algunos de los 14 000 estadounidenses que murieron de influenza en la última década podrían haber contraído el coronavirus de manera desconocida, avivando así, los temores y las especulaciones de que el nuevo Covid-19 podría haber surgido en EE.UU.
La televisora sugiere que el Gobierno de Estados Unidos puede no haber comprendido ni estado al tanto de su propagación en el país.
Según varios usuarios de la red social china Weibo, los delegados norteamericanos que participaron en los Juegos Mundiales Militares que se celebraron en Wuhan, en octubre, fueron quien introdujeron el virus en China.
“Quizás se produjo una mutación en el virus, lo que lo hizo más mortal y contagioso, y causó un brote generalizado”,señala el medio.
El 14 de febrero, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EE. UU. dijeron que comenzarían a evaluar a las personas con enfermedad similar a la influenza para detectar el nuevo coronavirus en los laboratorios de salud pública de Los Ángeles, San Francisco, Seattle, Chicago y Nueva York Ciudad.
Shen Yi, profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Fudan, con sede en Shanghai, señaló que los virólogos globales están trabajando para rastrear el origen de coronavirus, incluidas las agencias de inteligencia.
Las autoridades estadounidenses han confirmado hasta el momento 35 casos del nuevo coronavirus en el país.
Los medios informaron que los CDC de EE. UU. han estado trabajando con el sector de la salud para aumentar la preparación antes de que el virus “se establezca en los Estados Unidos”.
China ha anunciado este sábado que la cifra de fallecidos por el coronavirus en el país ha subido a 2345, por otros 109 nuevos decesos registrados el viernes.
La Cancillería china dice que el Ejército de EE.UU. podría haber llevado el coronavirus a la ciudad china de Wuhan, que fue la más afectada por el brote.
“¿Cuándo comenzó el paciente cero en Estados Unidos? ¿Cuántas personas están infectadas? ¿Cómo se llaman los hospitales? Podría ser el Ejército de EE.UU. lo que llevó la epidemia a Wuhan. ¡Sé transparente! ¡Haz públicos tus datos! ¡Nos debe una explicación!”, ha escrito este jueves el portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Zhao Lijian, en su cuenta en Twitter.
El portavoz chino ha agregado también que el director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EE.UU., Robert Redfield, admitió el miércoles, durante el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, que algunos estadounidenses que aparentemente murieron de influenza tuvieron un resultado positivo para el nuevo coronavirus en el diagnóstico póstumo.
“Algunas muertes por influenza se infectaron en realidad con COVID-19, admitió Robert Redfield de CDC de EE.UU. en la Cámara de Representantes. Estados Unidos reportó 34 millones de casos de influenza y 20 000 muertes. ¿Cuántos están relacionados con COVID-19?”, ha explicado.
Asimismo, Zhao ha citado a Redfield, quien dijo que “algunos casos que fueron diagnosticados previamente como gripe en los Estados Unidos fueron en realidad COVID-19”.
Ante este panorama, el vocero ha catalogado “absolutamente INCORRECTO e INAPROPIADO” llamar a este virus como el “coronavirus chino” cuando su origen es en realidad en EE.UU.
Pese a que a finales de diciembre pasado comenzó el nuevo coronavirus en la ciudad china de Wuhan, el origen del brote del virus aún permanece un enigma.
EE.UU. recurre a cualquier mecanismo, incluidas las armas biológicas, para hundir a sus rivales como China y salir así indemne de los conflictos que está inmerso.
“No se puede confiar en que ni un hombre, ni una multitud, ni una nación, actúen humanamente o piensen con sensatez bajo la influencia de un gran miedo”.
Bertrand Russell
Este es uno de los documentos más completos en América sobre el fenómeno mencionado al cohesionar categorías políticas, médicas, sociales, económicas, humanas, militares, con información reservada, ya que la inmensa mayoría de medios se han centrado de modo importante en la salud (datos, amenazas y prevención), aunque sin indagar en su probable origen artificial, en quién se beneficia efectivamente, los daños en la salud mental o económica,la histeria colectiva y el futuro presente de esta pandemia.
Así, es preciso describir sucintamente dichos aspectos que permiten comprender de modo más integral este fenómeno.
1. La guerra biológica
Actualmente uno de los campos donde se intenta obtener la supremacía hegemónica en el orbe escapa a todas las doctrinas éticas y corresponde a la guerra biológica.
Cabe destacar, en este caso concreto, que en Wuhan funciona uno de los más sofisticados laboratorios biológicos del máximo nivel de bioseguridad 4, Wuhan BSL-4, perteneciente al Instituto de Virología de Wuhan, que experimenta con agentes biológicos que representan un alto riesgo individual de contagio.
Este laboratorio trabaja con los patógenos más peligrosos del mundo, incluyendo varios coronavirus, como SARS-CoV (Síndrome Respiratorio Agudo y Grave), MERS-CoV (Síndrome Respiratorio del Medio Oriente) y muchos otros tipos de virus bajo la supervisión no solo del Gobierno chino sino de la misma OMS, participando virólogos de EE.UU., Canadá y el Reino Unido.
La transferencia de la patente del 2019-nCoV 2015 del Departamento de Justicia de EE.UU. al laboratorio de Wuhan BSL-4, ratificando que el coronavirus 2019-nCoV fue conocido por primera vez en 1965, autorizó no solamente a los científicos chinos para investigar este patógeno que podía mutar durante los experimentos. En 2018, en el sur de China, los virólogos descubrieron 89 nuevos coronavirus procedentes de murciélago, según la revista norteamericana Journal of Virology (13 de junio 2018), que tenían el mismo receptor que el CoV-MERS, investigación financiada tanto por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de China como la USAID (CIA) y el Instituto Nacional de Salud de EE.UU., que siempre compartió información de los avances en la investigación sobre enfermedades infecciosas y armas biológicas con el Pentágono, agravado por cooperación en el desarrollo de insectos asesinos para transportar virus modificados genéticamente e insertarlos en tres tipos de insectos: pulgas, chicharras y aleuródidos (1).
Lo anterior abre la posibilidad de filtración deliberada del 2019-nCoV o por descuido de los virólogos chinosu occidentales.
2. El efecto económico
Debe obligar un análisis urgente la coincidencia entre la campaña mediática alertando de una enfermedad mortal en China y la disminución extraordinaria en la demanda de productos orientales.
Como se sabe la rivalidad entre USA y China por el mercado mundial, la inmensa deuda del primero con el segundo, la gran acogida de los productos chinos en América Latina pese a una propaganda extraordinaria contra éstos, han reubicado a las potencias lo cual ha perjudicado el comercio de la nación norteamericana.
Ahora que el dólar se ha disparado de modo extremo y artificial, no es descabellado pensar en este virus como espada filosa, tendencia que se ratifica cuando el secretario de Comercio de EE.UU., de modo desafiante, afirmó en Fox News que la enfermedad podría ayudar a la agenda América Primero al afectar a China económicamente retornando el empleo a su país.
Cabe destacar la “generosidad” de la Unión Europea quien movilizará 25 000 millones de euros para afrontar la crisis del Covid-19, aunque para salvar a los Bancos (2008) emitió 2 billones de euros.
3. La intención política y militar
Actualmente los innumerables conflictos que enfrenta EE.UU. en Corea del Norte, Siria, Irak, Afganistán, Rusia, China, Venezuela, Irán, Yemen, Libia, Ucrania, Palestina, entre otros, lo obligan a crear nuevas formas de salir de dichos pantanos como nuevos mecanismos bélicos en el espacio, armas de destrucción masiva, espionaje, chantajes y guerra biológica.
Por dicha razón de peso, no extrañaría sembrar un virus de tal envergadura a través de sus asociados en pleno centro de la actividad comercial y bélica de su oponente (2).
4. El efecto Mediático
Respecto al origen del coronavirus, la inmensa difusión sobre la creencia que fue contagiado en un mercado de productos exóticos del mar o animales fue rechazada por la Organización Mundial de Salud (OMS) y ahora muchos científicos de prestigio internacional han lanzado la idea que el virus fue el resultado de la bioingeniería. Francis Boyle, de la Universidad de Illinois, ha determinado que “2019 Wuhan Coronavirus es un arma ofensiva de guerra biológica (y) la Organización Mundial de Salud sabe perfectamente qué es lo que está pasando en Wuhan”, ratificado porque los medios de comunicación globalizados ignoraron esta información y la de una empresa de biotecnología de EE.UU., Moderna Inc. (Norwood, Massachusetts), enviando el primer lote de su vacuna de coronavirus, denominada mRNA-1273 al Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) para que los investigadores efectúen las primeras pruebas en humanos.
Global Research ha sostenido que este virus mantiene características únicas y muy similares a las epidemias del SARS y el MERS, y “tiene material genético nunca antes identificado y que no está vinculado a ningún virus animal o humano conocido”.
En síntesis, la insistente campaña organizada a través de una mediática sostenida por parte de las agencias de inteligencia que manipulan las tres grandes empresas que controlan el mercado mundial de la información (AP, Reuters, France Press), ha logrado asimismo un triple efecto: creer que China es el causante de la enfermedad para que, además de culparlo, su economía colapse; hacer creer que toda la Humanidad está en peligro de desaparecer y ocultar el análisis científico social del fenómeno.
5. La ciencia médica
El coronavirus pertenece auna extensa familia de virus que afectan al ser humano y a varias especies de animales. Hasta ahora había seis conocidos que podían enfermar a una persona de las cuales cuatro causan el resfriado común, entre ellos, el del síndrome respiratorio agudo grave (SARS), impactando China en 2002 y el síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS), aparecido en 2012 en Arabia Saudí. Las investigaciones realizadas en su momento apuntaron que el origen de ambos síndromes respiratorios está en los murciélagos y éste ha sido un importante elemento que se baraja también para el nuevo coronavirus denominado COVID-19.
Al respecto, el trabajo del científico nariñense Fabio Arévalo entrega una sinopsis clara y sustentada frente al fenómeno en mención y la prevención necesaria ante este flagelo (3).
6. La bondad y maldad humana
Desde la Humanología como disciplina científica se ha establecido parámetros muy precisos respecto al comportamiento destructivo o proactivo.
Las élites mundiales plutocráticas actúan de forma diferente a las personas comunes ya que su mentalidad de ganancia oscurece los principios morales y, por tanto, no trepidan en matar, engañar, silenciar, destruir, enfermar, a quienes se oponen a sus designios.
Lo anterior convalida la tesis de que es posible urdir cualquier mecanismo para hundir al competidor sin importar el número de víctimas o familias destruidas, tal como ocurrió con la guerra de Irak con más de un millón y medio de muertos, sin razón alguna más que la ambición. Por tanto, el espíritu maligno existe y es fuente de situaciones como la guerra biológica.
Conclusiones
De la unidad coherente de los acápites empleados, todos con información comprobada, surgen dos hipótesis básicas sobre el origen del Coronavirus y por tanto su resolución: una, desde la ciencia médica como una enfermedad que nace demurciélagos o mutaciones, la cual no tendría cura en este momento, excepto prevención y tratamientos. La segunda, su nacimiento es a partir de la red que se teje en los más oscuros laboratorios de guerra biológica, provocando experimentación y muertes por doquier especialmente en países contradictores del modelo consumista capitalista, aunque el control total de estas armas es imposible afectando a ellos mismos.
Lo súbito (y puede darse como predicción), sería que la pandemia pronto se aplacara y quedase como una alerta que produjo resultados desligados de la salud básicamente.
Tal vez sea la nueva oportunidad para que las clases dirigentes de las potencias y otros países involucrados en la guerra biológica comprendan el daño que pueden causar a la Humanidad y que su aplicación puede extinguir la vida definitivamente. Hoy, prevenir fundado en la generosidad y bondad, es la obligación humana presente a esta tarea de investigación urgente.
El virus que ha cobrado la vida de muchas personas se ha propagado casi al mismo ritmo que las informaciones falsas que se viralizan a través de las redes sociales.
Estas son algunas de las informaciones falsas sobre el coronavirus que circulan en Internet:
1. Vídeos de sopa de murciélago
Desde un inicio, la gente especuló en internet sobre el origen del coronavirus, lo cual llevó a la difusión del vídeo de una mujer china sonriente, sosteniendo un murciélago cocido ante la cámara y diciendo que sabe “a carne de pollo” en Wuhan.
Pero el vídeo no fue filmado en Wuhan ni en China. Originalmente fue grabado en 2016 y muestra al popular presentador Mengyun Wang durante un viaje a Palau, un archipiélago en el océano Pacífico occidental.
2. El vídeo de la enfermera de Wuhan
Según los subtítulos en inglés, la mujer es enfermera en un hospital de Wuhan. Sin embargo, ella no dice ser ni enfermera ni doctora en el vídeo.
Debido a un bloqueo por parte de las autoridades es difícil verificar vídeos de la provincia, pero la mujer hace una serie de afirmaciones sin fundamento sobre el virus, por lo que es poco probable que sea enfermera o paramédico.
Cuando Estados Unidos informó de su primer caso del coronavirus la semana pasada, comenzaron a circular en Twitter y Facebook varios documentos de patentes que a primera vista parecen sugerir que los expertos han estado al tanto del virus durante años.
Uno de los primeros usuarios en presentar estas acusaciones fue el teórico de la conspiración y youtuber Jordan Sather.
En un largo hilo que ha sido retuiteado miles de veces, compartió un enlace a una patente de 2015 presentada por el Instituto Pirbright en Surrey, Reino Unido, que habla sobre el desarrollo de una versión del coronavirus para su uso potencial como vacuna para prevenir o tratar las enfermedades de vías respiratorias.
En cuanto a las especulaciones sobre la Fundación Bill y Melinda Gates, la portavoz de Pirbright, Teresa Maughan, dijo a Buzzfeed News que el trabajo del instituto con el virus de la bronquitis infecciosa no fue financiado por esta fundación.
4. Conspiraciones de “armas biológicas”
Otra afirmación sin fundamento que se ha vuelto viral en línea sugiere que el virus era parte del “programa de armas biológicas encubiertas” de China y que podría haberse filtrado del Instituto de Virología de Wuhan.
Sin embargo, no se proporciona evidencia para tal afirmación en los dos artículos, y se cita a la fuente israelí diciendo que “hasta ahora no hay evidencia o indicación” que sugiera que hubo una filtración.
5. “Equipo de espías”
Otra publicación vincula la aparición del virus con la suspensión de una investigadora del Laboratorio Nacional de Microbiología de Canadá.
La viróloga Xiangguo Qiu, su esposo y algunos de sus estudiantes de China fueron suspendidos del laboratorio luego de una posible “violación de la política”, según un reporte de la televisora pública canadiense CBC.
Sin embargo, ninguna de las tres afirmaciones se puede encontrar en los dos reportes de la CBC y los términos “coronavirus” y “espía” no aparecen ni una sola vez. CBC ha informado desde entonces que estas afirmaciones son infundadas.
EEUU usa ‘bioterrorismo’ contra su propia población
Dos sanitarios de EE.UU. vestidos con traje especial de anticontagio del nuevo coronavirus, denominado Covid-19, en las inmediaciones del Capitolio en Washington.
EE.UU. es un experto en “bioterrorismo” al usar plagas infectadas con su programa de armas biológicas contra sus adversarios e incluso sobre su población civil.
Las armas biológicas incluyen cualquier tipo de microorganismo (como bacterias, virus u hongos) o toxinas (compuestos tóxicos producidos por microorganismos) que se encuentran en la naturaleza y que pueden usarse para matar o dañar a las personas.
La práctica del “bioterrorismo” puede variar desde un simple engaño hasta el uso real de estas armas biológicas contra poblaciones enteras de alguna nación del mundo y el hecho de que varios países no cesan en su empeño de obtener agentes de guerra biológica preocupa mucho a los expertos de que los grupos o individuos terroristas puedan aprovecharse de las tecnologías y la experiencia necesarias para usar estas armas destructivas.
Los agentes biológicos pueden usarse para un asesinato selectivo, así como para matar y atacar a miles; si el medio ambiente está contaminado, puede representar una amenaza a largo plazo para la población.
El historial de este tipo de asesinatos se remonta a los siglos XV y XVI, cuando para tal empresa se añadía algún tipo de veneno a los alimentos de las víctimas, empero, con el avance de la tecnología y los experimentos químicos a principios del siglo XX, estos atentados entraron en una nueva fase.
El portal The Conversation escribió en un informe que el uso generalizado de armas biológicas se remonta a la Primera Guerra Mundial, donde el Estado alemán se benefició de esta práctica de naturaleza destructiva para lograr sus objetivos bélicos.
Otros países han tratado de obtener y probar armas biológicas durante y después de la Segunda Guerra Mundial, siendo el pionero de ellos Estados Unidos que ha estado probando tales armas durante mucho tiempo.
El programa de armas biológicas del país norteamericano se inició durante la Segunda Guerra Mundial, pero la primera prueba real sobre una población en concreto tuvo lugar en 1949, cuando los científicos colocaron bacterias inofensivas en el sistema de aire acondicionado del Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono) para ver qué efectos producía su exposición sobre los humanos.
Un año después, la Marina de Estados Unido realizó una operación de rociado de dos cepas de bacterias Bacillus globi y Serratia marsensis en la costa de San Francisco (California) para comprobar sus secuelas sobre los residentes de esta zona costera, en aquel momento se pensaba que estos gérmenes eran inofensivos, pero luego se comprobó que se trata de unas toxinas peligrosas que debilitan el sistema inmunitario.
Pasados 12 meses de este experimento biológico, 11 personas sufrían de una enfermedad infecciosa que se detectó en un laboratorio de San Francisco al percatarse que estas personas tenían restos de Serratia Marsensis en sus cuerpos.
En 1997, el Consejo de Investigación de EE.UU. (NRCA, por sus siglas en inglés) reveló que el Pentágono también usó productos químicos para probar el potencial de las armas biológicas en la década de 1950 en ciudadanos estadounidenses.
Para tal ensayo, el informe anota que los militares estadounidenses rociaron el cadmio, un elemento químico muy tóxico, desde el aire sobre varias ciudades del país, entre ellas, St. Louis en el estado de Missouri y Minneapolis en el estado de Minnesota; estas urbes fueron elegidas por la similitud que poseía su tipología de tierra, clima y población con Moscú, la capital de Rusia.
En su escrito, el NRCA concluyó que la prueba no atañía peligro alguno para los habitantes de St. Louis y Minneapolis, empero en 2012 una doctora llamada Lisa Martino-Taylor reveló que había una alta incidencia de cáncer en estas dos ciudades mencionadas a causa de sustancias radiactivas.
Además de las pruebas al aire libre, el Ejército de EE.UU. tiene un historial de uso de insectos infectados en sus armas; como ejemplo, en 1954 estas fuerzas hicieron uso de bombas contagiadas con estos insectos durante la Guerra de Corea.
Unos años después del experimento, las autoridades de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) acusaron a los estadounidenses de utilizar estas bombas y lanzarlas contra China y Corea durante dicha guerra.
Un tiempo después y más concretamente en 1962, la Casa Blanca se planteó poner en marcha una serie de pruebas de armas biológicas en Estados Unidos y el entonces Secretario de Defensa, Robert McNamara, aprobó un proyecto llamado “Proyecto 112” que fue el preámbulo de los extensos ensayos en este país norteamericano.
En esa tesitura, los científicos en 1966 realizaron un experimento en el metro de la ciudad de Nueva York al rellenar las bombillas que iluminaban la red subterránea con la bacteria Bacillus globi con objetivo de librar y exponer a los usuarios de este transporte público con estos elementos tóxicos.
En 2008, la Oficina de Responsabilidad de Gobierno (GAO, por sus siglas en inglés) de EE.UU. reconoció que decenas de miles de civiles pueden haber estado expuestos a agentes biológicos debido al “Proyecto 112” y otras pruebas, no obstante, el Pentágono negó que hubiera infectado a la población al respecto.
Mientras el Ejército estadounidense se lava las manos en admitir su parte de responsabilidad en este contagio colectivo, resulta que muchas de las pruebas de individuos muestran que algunos de estos que sufren de enfermedades infecciosas han estado expuestos a agentes biológicos durante años.
Estas revelaciones publicadas dejan en evidencia que EE.UU. ha realizado muchos experimentos biológicos para sus propios fines de ámbito tecnológico-militar, y mientras que otros tantos ensayos de este tipo se han estado desarrollándose en secreto o en el caso de que fueran descubiertos, las autoridades estadounidenses lo han ido negando, son muchos los expertos que consideran que el nuevo brote del coronavirus, denominado COVID-19, que por primera vez apareció en un mercado de mariscos de la ciudad china de Wuhan a finales de diciembre de 2019 contagiando a miles de residentes de esta bulliciosa urbe, podría haber sido creado en un laboratorio científico de Estados Unidos.
De hecho, los analistas recurren al largo historial de crímenes biológicos que pesa sobre EE.UU. para sostener que es muy probable que el primer contagio con la cepa del letal virus se produjera durante los Juegos Mundiales Militares de 2019 que se celebraron en Wuhan entre los días 18 y 27 de octubre, en los cuales participaron una amplia delegación estadounidense.
Estos entendidos, recuerdan como ejemplo uno de los ataques biológicos de EE.UU. más connotados contra Cuba, cuando el Instituto de Medicina Veterinaria de la isla diagnosticó en mayo de 1971 la presencia de la fiebre porcina africana en un cebadero del municipio de Boyeros, en La Habana (capital), del cual se alimentaban una piara de cerdos.
Un total de 500 de esta especie animal murió a causa del contagio registrado y tras las oportunas pesquisas del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado cubano se pudo confirmar la veracidad de que el ataque biológico se perpetró intelectual y materialmente por la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés) cuando el 9 de enero de 1977 un cable de la agencia cablegráfica UPI, en Washington, informó que una fuente no identificada de la CIA reveló al diario Newsday que a principios de 1971 se le entregó un recipiente que contenía este virus en Fuerte Gulick, base del Ejército de Estados Unidos en la zona del Canal de Panamá, también utilizada por la CIA, y que este fue llevado en un pesquero a agentes que operaban clandestinamente en Cuba.
Muchos de estos expertos opinan que la derrota de Estados Unidos en sus guerras de cuarta fase contra sus adversarios, como China o Rusia, principalmente, ha provocado que este país norteamericano se lanzara a una cruzada de quinta generación, como lo fue su reciente disputa económica-comercial que apuntaba en una primera instancia al gigante asiático, y al verse fracasado en este nuevo intento de imponerse a sus contrapartes, a Washington se le ocurrió recurrir a sus armas biológicas en busca de materializar sus objetivos e iniciando, de este modo, el escenario de una confrontación de sexta generación.
El conocido analista político palestino Abdel Bari Atwan, asegura al respecto que los estadounidenses deben responder y aclarar su papel en la propagación del COVID -19 en China, que hasta el momento ha dejado tras de sí a más de 80 500 infectados, de los cuales han fallecido unos 3199 ciudadanos chinos.
Desde que las autoridades chinas informaron a fines de diciembre de los primeros contagios del nuevo coronavirus en Wuhan ya han transcurrido dos meses y medio y en este tiempo se han confirmado más de 157 000 casos infectados por esta plaga en más de 140 países de todo el mundo y convirtiéndose así en una pandemia mundial, según ha declarado recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una emergencia sanitaria que hasta este momento ha matado a más de 5800 personas infectadas.
Los chinos han venido advirtiendo que el origen de este patógeno mortal no emana desde dentro de sus fronteras, sino que proviene de otro lugar que podría ser fácilmente desde EE.UU., y es por ello que exigen explicaciones a Washington.
En este contexto, Atwan dice que la pregunta planteada recientemente por un portavoz chino a EE.UU. al respecto parece legítima y debe considerarse, especialmente porque dice: “¿Cuándo comenzó el caso cero (primer caso) en los Estados Unidos? ¿Cuántos han sido afectados? y ¿Cuál es el nombre de los hospitales donde están recibiendo tratamiento los infectados? ¡Sé transparente! ¡Haz públicos tus datos! Washington nos debe una explicación”.
El mundo entero está esperando que estas preguntas sean respondidas, y más cuando Estados Unidos, con una población de más de 300 millones, ha sufrido el menor daño por el contagio del COVID-19, con el presidente Donald Trump viendo a China como su principal enemigo y declarando una guerra comercial para destruir su economía, y los ancestros de Trump haciendo uso en su día de la plaga de la peste para exterminar a la comunidad indígena que habitaba en el territorio estadounidense, anota el periodista.
Desde la Segunda Guerra Mundial, la economía de China ha estado a la vanguardia de la economía mundial, minando la economía de los Estados Unidos. El liderazgo chino se ha reforzado con su proyecto de la Ruta de la Seda y la creación de un sistema financiero alternativo para terminar con la dominación del dólar en los próximos cinco años, escribe el experto palestino para luego resaltar que todos estos factores pueden haber llevado al mandatario imprudente como Trump a cometer tal crimen de guerra.
China ha demostrado ser realmente una superpotencia global; logró contener el coronavirus en cuestión de semanas al reducir el número de víctimas mortales por el brote coronario que alcanzó los 3199 casos, y curó con éxito a 80 500 personas. El epicentro del contagio, la ciudad de Wuhan ahora está completamente libre de la enfermedad.
Atwan sentencia que Estados Unidos es el único país en la historia de la humanidad que ha usado bombas nucleares en Japón, y no es nada extraño que sea el primero en el mundo en usar la cepa del nuevo coronavirus y armas biológicas.
Desde Rusia, varios políticos y expertos advierten de que el nuevo coronavirus, denominado COVID-19, es un arma biológica creada por Estados Unidos.
Uno de estos políticos es el líder del Partido Liberal Demócrata ruso (LDPR, por sus siglas en inglés), Vladimir Zhirinovski, quien ha dicho que EE.UU. cuenta con varios laboratorios secretos cerca de China y Rusia, incluidos en Georgia, Kazajistán y Ucrania, uno de cuyos productos fue la gripe porcina H1N1, según recogieron el viernes los medios locales en un informe respecto al brote del coronavirus.
Zhirinovski también ha señalado que los estadounidenses desde hace 20 años intentaban crear un arma biológica contra los rusos, sin embargo, no tuvieron éxito y lo hicieron contra los chinos, ya que, desde el punto de vista económico, el gigante asiático es invencible.
China tiene armas atómicas y no se puede entrar en una guerra con este país, ha indicado para luego agregar que tampoco se puede hacer fracasar a Pekín mediante algo como la revolución naranja —que consistió en una serie de protestas y acontecimientos políticos que tuvieron lugar en Ucrania, desde finales de noviembre de 2004 hasta enero de 2005—.
Por lo tanto, ha sostenido Zhirinovski, los estadounidenses eligieron la tercera opción, que es la creación y la propagación del coronavirus.
A su vez, Igor Nikulin, el biólogo ruso y exmiembro de la Comisión de Armas Químicas y Biológicas de las Naciones Unidas, ha dicho que el coronavirus es el arma biológica de Washington para utilizarse contra sus enemigos, es decir China e Irán.
El nuevo coronavirus ya ha dejado más de 145 000 casos de contagio en más de un centenar de países del mundo, la inmensa mayoría (cerca de 81 000) en China —epicentro de la epidemia— donde se han registrado 3189 muertes por esta causa. La cifra global de decesos supera los 5400.
Pekín ha anunciado este martes que ha producido “con éxito” una vacuna contra el coronavirus y que ya está lista para ensayos clínicos.
En China, el Ministerio de Defensa asegura haber desarrollado “exitosamente” la vacuna contra el coronavirus, al tiempo que confirma que comenzarán su producción “a gran escala” en los próximos días.
Dicha vacuna ha sido desarrollada por la epidemióloga china Chen Wei e investigadores afiliados a la Academia de Ciencias Médicas Militares de China. La nueva vacuna recombinante contra el COVID-19 ha sido aprobada para los primeros ensayos clínicos en humanos, informa el Diario del Pueblo, periódico del Partido Comunista chino.
Algunas universidades y colegios también han logrado aislar los anticuerpos neutralizadores contra COVID-19 de la sangre de los pacientes recuperados, lo que puede proporcionar una inmunidad de tres semanas de duración.
Según información de la base de registro de datos de ensayos clínicos de China, para una prueba de Fase 1 se planea reclutar a 108 personas sanas que participarán en el proceso entre el 16 de marzo y el 31 de diciembre.
Desde el Ministerio de Defensa informaron también que la próxima etapa consistirá en iniciar los estudios clínicos sobre humanos, una vez aprobada su reglamentación internacional.
Recombinant #COVID19 vaccine developed by medical team led by top PLA epidemiologist Chen Wei was approved to launch clinical trials in #China on Monday, China Central Television reports
Por otra parte, está previsto que otras vacunas contra la neumonía Covid-19 desarrolladas por instituciones de educación superior de China estén listas en breve para ensayos clínicos,informó la agencia de noticias china Xinhua.
Lei Chaozi, funcionario del Ministerio de Educación, dijo en una conferencia de prensa quela vacuna basada en vectores virales de la gripe se encuentra actualmente en experimentación con animales para pruebas de seguridad y eficacia, mientras que la presentación de solicitudes para realizar ensayos clínicos está programada para finales de abril.
El funcionario explicó que había pedido a las universidades de alto nivel, centros de investigación y empresas que aceleren el desarrollo de la vacuna contra el coronavirus.
El 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió como pandemia la enfermedad COVID-19, causada por un nuevo coronavirus que empezó a propagarse desde la ciudad china de Wuhan a finales de 2019, pero la enfermedad se ha esparcido más allá de la China continental, y hoy alcanza a 164 países con 197 467 casos confirmados y 7953 muertes.
Médicos iraníes: Que se destruyan los laboratorios biológicos de EEUU en toda la región.-
Mientras crece la hipótesis de que el COVID-19 es de origen estadounidense, los médicos iraníes piden la destrucción de laboratorios biológicos de EE.UU.
En momentos en que aumenta la hipótesis de que el nuevo coronavirus denominado COVID-19 es fruto de una guerra biológica de EE.UU., un grupo de médicos iraníes, a través de una carta dirigida a los presidentes regionales, han pedido la destrucción total de los laboratorios biológicos estadounidenses en toda la región.
Como es de conocimiento público, la rápida propagación del nuevo coronavirus (COVID-19) ha afectado gravemente a casi todos los países del mundo. Nosotros, un grupo de médicos iraníes, expertos en enfermedades infecciosas, neumología, asma y alergia, estamos siendo testigos de cómo muchos de nuestros compatriotas van contrayendo el temible virus, y estamos haciendo, día y noche, todo lo que esté a nuestro alcance para salvar a los enfermos, tal y como lo están haciendo todos los médicos en otros países.
Pero se han publicado numerosas evidencias y noticias tanto en reconocidos artículos científicos en el mundo, como en los medios, citando a expertos en genética y biología, al igual que en documentos de WikiLeaks, que fortalecen la hipótesis de la manipulación genética de COVID-19 en laboratorios biológicos y ataque biológico estadounidense a través de este virus.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China dijo el lunes en su posición más seria, que hay pruebas para creer que el nuevo coronavirus (COVID-19) fue producido y propagado por científicos estadounidenses en 2015. Estados Unidos puso a China en el proceso de recopilar información sobre el nuevo coronavirus, y los científicos chinos encontraron en su archivo un artículo publicado en 2015 por la revista Nature Medicine cual indica que los científicos estadounidenses pudieron identificar un nuevo tipo de coronavirus que tiene un impacto directo en humanos.
Dada la controversia planteada sobre el papel de Estados Unidos en la producción del nuevo coronavirus, resulta imprescindible tener en cuenta el negro historial de Washington en el uso de las armas biológicas, para llegar a una decisión correcta e integral en esta situación y con el fin de preservar las vidas humanas y evitar que las personas del futuro no nos culpen ni a nosotros ni a ustedes por el posible silencio e ignorancia ante este gran crimen en la historia de la humanidad.
El historial de Estados Unidos en la aplicación de los ataques biológicos data en un proyecto de investigación y el desarrollo de armas biológicas, dirigido por una la organización civil (el Servicio de Reserva de Guerra) en 1942 bajo la orden de Franklin D. Roosevelt, el entonces presidente de EE.UU., en el campo de Frederick (Maryland). Esta estrategia de guerra se ha puesto en la agenda (norteamericana) contra los países que ponen en riesgo los intereses de este país.
Estados Unidos ha realizado varios ataques en diferentes partes del mundo, produciendo armas biológicas como la bacteria de Bacillus anthracis, causa del carbunco; la bacteria Francisella tularensis, causa de tularemia o la fiebre de los conejos; Brucella, la bacteria causante de la fiebre de Malta; la bacteria de Coxiella burnetii, la causa de fiebre Q; el virus de la encefalitis equina venezolana; la toxina botulínica, la causa del botulismo y enterotoxina B estafilocócica; así como el virus de Ébola. A estos casos también se suma el ataque químico contra Hiroshima y Nagasaki.
Lo lamentable es que este país ha puesto en peligro la vida de sus propios ciudadanos para probar sus armas biológicas. Solo como un ejemplo en 2008, la oficina del Gobierno de EE.UU. confirmó que decenas de miles de los civiles podrían haber sido expuestos a agentes biológicos, a causa de varios experimentos, entre ellos, los del llamado “Proyecto 112” que había sido realizado en 1962. El Ejército de este país negó cualquier contaminación de la gente, no obstante, las pruebas hechas sobres esas personas demostró que varias de ellas sufrían enfermedades infecciosas durante años.
Damas y caballeros;
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, por sus siglas en inglés) han categorizado los agentes microbianos utilizados en las armas biológicas en tres grupos de A, B y C, a base del alcance de su riesgo; y ha puesto los virus como el de la influenza H1N1, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y el síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés), que causa una infección respiratoria grave, en la categoría C. Esta categoría incluye los microorganismos emergentes y altamente patógenos que, dada su disponibilidad y la reproducción y propagación fáciles, pueden cambiar según las biotecnologías, de tal manera que, como los organismos mortales, sean utilizados en las armas biológicas.
Una de las razones por la que se puede considerar el COVID-19 como una producción de los laboratorios biológicos es su extraña similitud a la enfermedad de SARS. El SARS es una enfermedad grave respiratoria, originada en China, que contagió a más de 8000 personas y mató a otras 774 en todo el mundo en el año 2002. El SARS figura entre las enfermedades que se demostró que fue causada por la manipulación genética. Esta enfermedad es un síndrome respiratorio grave que comienza con fiebre alta, escalofrío, dolor de cabeza, cansancio y mialgia. Más tarde, el enfermo sufre tos seca que puede agravarse hasta causar problemas respiratorios y falta de oxígeno en la sangre. En el laboratorio, la radiografía de tórax muestra la neumonía y el análisis de sangre muestra la disminución de las plaquetas y glóbulos blancos. Nuestras observaciones en los hospitales muestran que el coronavirus, en la forma más común, causa el resfriado, si bien en algunos casos causa el síndrome respiratorio grave, es decir SARS.
Por otra parte, EE.UU. tiene un negro historial en la falta de compromiso con los acuerdos internacionales. Hoy, nuestros conciudadanos están experimentando un ejemplo obvio (de tales infracciones) en carne propia; esto mientras, según estipula el Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC o JCPOA, por sus siglas inglés) —como es conocido el acuerdo nuclear con Irán— EE.UU. se comprometió a levantar las sanciones brutales contra nuestro país, en particular las sanciones inhumanas a los medicamentos, pero no quedó comprometido a ninguno de sus compromisos en ese pacto internacional, saliendo de manera unilateral del PIAC; y ahora nuestros compatriotas han de aguantar el dolor de las sanciones a las medicinas en estos momentos difíciles del brote de la enfermedad.
Por lo tanto, no es difícil de creer que (Washington) no quiera estar comprometido a los acuerdos internacionales que buscan controlar el desarrollo de armas biológicas como el protocolo de 1925 de Ginebra y la convención de 1972 sobre la prohibición del desarrollo, la prohibición y el almacenamiento de armas bacteriológicas y toxinas. Ellos, del mismo modo, han rechazado hasta el momento firmar el protocolo de proliferación microbiana.
Pero...
¿Dónde se producen estas armas biológicas?
Los principales laboratorios biológicos militares de EE.UU. que tienen la capacidad de producir virus son “laboratorios de nivel 4”. El uso de herramientas biológicas es de tan importancia para los estadounidenses que algunas estimaciones cifran el número de estos laboratorios biológicos en más de 200 en todo el mundo, incluidos los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI). Igor Nikulin es un científico y biólogo ruso que afirma que el coronavirus es un arma biológica estadounidense que utiliza (Washington) para eliminar a sus enemigos, entre ellos China e Irán. “Cerca de las fronteras de China, están activos 25 laboratorios biológicos estadounidenses, en Kazajstán, Kirguistán, Laos, Vietnam, Taiwán, Corea del Sur, Filipinas, Tailandia y Malasia, e incluso Afganistán y Pakistán. En todos los países que rodean China existen laboratorios biológicos estadounidenses. Los estadounidenses parecen estar comprometidos a una serie de acuerdos, pero han trasladado esos laboratorios al extranjero con el fin de prevenir catástrofes en su propio país. Sabemos que eventos como la propagación del virus del carbunco en 2001 comenzó desde el instituto de investigación de enfermedades infecciosas del Ejército de EE.UU. en Washington D.C.”, dijo.
Como señala la última noticia publicada en este sentido, “el Ministerio de Defensa de Rusia reveló los resultados de estudios y análisis sobre las actividades de un equipo especializado en la producción de armas biológicas, según los cuales, EE.UU. ha establecido y activado varios laboratorios en Georgia para producir una variedad de virus con el fin de matar a personas y propagar diferentes tipos de enfermedades. El Ministerio de Defensa de Rusia, asimismo, reveló que Estados Unidos ha recogido las muestras de ciudadanos rusos en 300 laboratorios para utilizarlas en la producción de armas biológicas cerca de las fronteras de Rusia. El país euroasiático ha considerado esa medida de EE.UU. en la producción de los laboratorios de armas biológicas en Georgia como una violación de todas las convenciones internacionales y una amenaza contra Moscú y Pekín”.
Damas y caballeros;
Teniendo en cuenta los lazos estrechos de sus países con EE.UU. y la presencia de tropas estadounidenses en sus territorios, ya es hora de tomar una decisión duradera que haga historia; una decisión basada en la humanidad, el altruismo y la justicia; una decisión que registre sus nombres en la historia como los héroes del camino hacia la seguridad, salud, paz y justicia global; una decisión definitiva para destruir todos los laboratorios biológicos de EE.UU. en la región (de Asia Occidental) y los países bajo su administración; una decisión para la salida de las tropas estadounidenses de sus países de la región de todos nosotros.
Sin duda, esa es la cuestión importante de los gobiernos del mundo de hoy; estar del lado de EE.UU. o estar del lado de la gente oprimido y sufrientes; estar del lado de la crueldad y violencia o estar del lado de la paz, justicia y amistad. !La elección es suya!
Desde Rusia, varios políticos y expertos advierten de que el nuevo coronavirus, denominado COVID-19, es un arma biológica creada por Estados Unidos.
Uno de estos políticos es el líder del Partido Liberal Demócrata ruso (LDPR, por sus siglas en inglés), Vladimir Zhirinovski, quien ha dicho que EE.UU. cuenta con varios laboratorios secretos cerca de China y Rusia, incluidos en Georgia, Kazajistán y Ucrania, uno de cuyos productos fue la gripe porcina H1N1, según recogieron el viernes los medios locales en un informe respecto al brote del coronavirus.
Zhirinovski también ha señalado que los estadounidenses desde hace 20 años intentaban crear un arma biológica contra los rusos, sin embargo, no tuvieron éxito y lo hicieron contra los chinos, ya que, desde el punto de vista económico, el gigante asiático es invencible.
China tiene armas atómicas y no se puede entrar en una guerra con este país, ha indicado para luego agregar que tampoco se puede hacer fracasar a Pekín mediante algo como la revolución naranja —que consistió en una serie de protestas y acontecimientos políticos que tuvieron lugar en Ucrania, desde finales de noviembre de 2004 hasta enero de 2005—.
Por lo tanto, ha sostenido Zhirinovski, los estadounidenses eligieron la tercera opción, que es la creación y la propagación del coronavirus.
A su vez, Igor Nikulin, el biólogo ruso y exmiembro de la Comisión de Armas Químicas y Biológicas de las Naciones Unidas, ha dicho que el coronavirus es el arma biológica de Washington para utilizarse contra sus enemigos, es decir China e Irán.
El nuevo coronavirus ya ha dejado más de 145 000 casos de contagio en más de un centenar de países del mundo, la inmensa mayoría (cerca de 81 000) en China —epicentro de la epidemia— donde se han registrado 3189 muertes por esta causa. La cifra global de decesos supera los 5400.
Estados Unidos encabeza la lista de países que investigan sobre armas biológicas y las usan contra la humanidad, sugiere el portal canadiense Global Research.
“Mientras no hay evidencias tangibles, el nuevo coronavirus, algo en línea de muchos que podría haber sido producido por el hombre en los laboratorios, está afectando casi exclusivamente a los chinos en este momento. Aparentemente, esto ha abierto las puertas a especulaciones sobre su origen exacto”, escribió Gary D. Barnett en un artículo publicado el lunes por Global Research.
El escritor se ha referido al nuevo coronavirus, denominado “Covid-19” por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que apareció por vez primera en la ciudad china de Wuhan en diciembre de 2019.
La epidemia de neumonía viral se aceleró el lunes en todo el mundo, con nuevos países afectados, una situación que puso en alerta a los mercados financieros y llevó a la OMS a advertir sobre el riesgo de una pandemia.
En el mundo, la cifra de muertes se aproxima a los 2700 y la de contagios a 80 000 en más de 30 países. Este martes, China reportó 71 nuevos pacientes muertos por la epidemia, y de esa forma el total de víctimas fatales en el país ya asciende a 2663.
Este virus, sostuvo Global Research, mantiene únicas características muy similares a las epidemias del SARS y el MERS, y “tiene material genético nunca antes identificado y que no está vinculado a ningún virus animal o humano conocido”.
“Es algo problemático para todos, porque si se trata de algo hecho por el hombre, entonces será un arma de guerra. ¿Quién es el responsable de su surgimiento en China?”, cuestiona el autor, para después rechazar la posibilidad de que este virus se haya creado por China y se haya liberado “accidentalmente” entre la población por el propio Gobierno de Pekín.
“¿Quién pensaría que el Gobierno chino crearía un virus específico para la raza china y lo lanzaría en su país? Curiosamente, en el pasado, las universidades y las oenegés de EE.UU. llegaron a China para realizar experimentos biológicos ilegales, y esto fue tan atroz para los funcionarios chinos que esas personas fueron expulsadas forzosamente”, agregó.
Según el medio, “la Universidad de Harvard, uno de los principales actores en este escándalo, robó las muestras de ADN de cientos de miles de ciudadanos chinos, salió de China con estas y continuó la bioinvestigación ilegal en EE.UU.”.
También desde Rusia se ha planteado la posibilidad de que el nuevo coronavirus sea un arma biológica. El primer vicepresidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara Baja (Duma) del Parlamento de Rusia, Dmitri Novikov, anunciaba que “no es ningún secreto que varios países hayan desarrollado armas biológicas”.
Irán condena la alegría de EEUU por brote de coronavirus
Enfermeros de un hospital en Teherán, capital iraní, atienden a pacientes infectados por el nuevo coronavirus, 25 de febrero de 2020. (Foto: YJC)
Publicada: miércoles, 26 de febrero de 2020 11:11
Actualizada: jueves, 27 de febrero de 2020 9:36
El vicecanciller de Irán para Asuntos Políticos, Abás Araqchi, tacha de inhumana y vergonzosa la alegría del director de FDD por el brote de coronavirus en Irán.
“Es vergonzoso y francamente inhumano alegrarse por ver propagarse un virus mortal, y disfrutar viendo a la gente sufrir por ello”, ha declarado el vicecanciller iraní el miércoles en su cuenta de Twitter.
Su mensaje alude a un tuit de Mark Dubowitz, el director de la llamada Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD) de EE.UU., en el que expresó su alegría por el hecho de que el coronavirus ha podido poner fin a las exportaciones no petroleras de Irán, lo que no pudieron lograr por las duras sanciones, y publicó una foto del cierre de la frontera de Irán con Turquía.
Sin embargo, Araqchi ha mencionado que “al menos, Dubowitzs ha entendido que las sanciones económicas estadounidenses no fueron, y no serán, tan efectivas como un virus Covid-19”.
Por otra parte, el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, en un acto injerencista acusó a Irán de no haber informado a su pueblo sobre el nuevo coronavirus, y cuestionó las labores que ha llevado a cabo el país persa para combatir la epidemia e informar a la nación.
No obstante Irán, pese a las sanciones ilegales de EE.UU., está adoptando medidas adecuadas para luchar contra el virus mortal, denominado COVID-19, que hasta el momento ha dejado 19 muertos y 139 afectados.
Según algunas analistas, EE.UU. al acusar a Irán de mal gestión del brote de coronavirus, pretende difamar la imagen del país persa y fomentar la iranofobia en la región y en el mundo.
Entretanto, desde el brote del nuevo coronavirus en Irán el 19 de febrero, algunos medios de comunicación de otros países han exagerado la gravedad de la situación en el país persa para suscitar miedo y desconfianza entre los iraníes.